LAS MODIFICACIONES REALIZADAS AL ESCAPARATE HAN LLEVADO RECONSIDERAR EL FORMATO DEL JAZZTIVAL

Incertidumbre presupuestal y en la toma de decisiones, disgregación en el tiempo de los conciertos, reducción de las sedes al interior de la entidad, ausencia de pagos a los participantes locales, eliminación de actividades alternas y calidad de agrupaciones por debajo de la proyectada para el evento caracterizaron la edición 2016 del Jazztival, reconoció Juan Alzate, músico y fundador del escaparate; la modificación de la propuesta original por parte de las autoridades de la Secretaría de Cultura (Secum) y la baja asignación de recursos para su concreción, los principales motivos de los resultados grises arrojados por el encuentro.

Si bien el jazzista refirió que cada administración imprime características especiales a los eventos que se realizan bajo su auspicio, las que no necesariamente generan acuerdos entre la autoridad y la comunidad artística, “siempre se había respetado la idea original” del Jazztival, excepto en la última edición, donde se destacó el convenio entre la Secum y el Centro Nacional de las Artes para la inclusión de participantes del Eurojazz, lo que resultó en la presentación de bandas que no interpretan este género.

“Lo único que se me dejó fue la atención de los grupos locales, los que fueron una grata sorpresa, ya que presentaron las mejores propuestas, fueron los más representativos de la escena local y estuvieron a la altura de lo que el público espera del Jazztival, no así las bandas extranjeras, donde se observaron músicos que no tocan jazz, y eso es muy delicado”, expresó Juan Alzate.

Fueron los casos del trío de José Gutiérrez, procedente de España, y el trío Mopo, de Finlandia, los que expusieron un performance más que un discurso musical de jazz, agradable a la vista, pero que quedó a deber en contenido, en contraste con la solidez de las propuestas de Rodrigo Neftalí o Fernando Mendoza, intérpretes locales.

“No sé qué tan bueno o malo para el jazz local fue la inclusión del Eurojazz, porque no sé quién hace la curaduría, pero sí vimos bandas con un  nivel por debajo de lo que los asistentes esperaban del Jazztival”, lamentó Juan Alzate.

PRESUPUESTO Y PAGOS PENDIENTES

Pese a que la anterior administración estatal dejó asignados 500 mil pesos en apoyo al Jazztival, la Secum mencionó que este recurso no existía, por lo que debió recurrir a programas alternos para otorgar alrededor de 400 mil pesos para su realización, por debajo de los 700 mil pesos que ha logrado captar el encuentro, así como a 120 mil pesos que no se gastaron en la anterior edición.

Esta incertidumbre se tradujo en la ausencia del pago a las bandas locales, las que percibieron quince mil pesos por presentación, en tanto que los extranjeros, con 18 mil pesos por evento, lograron obtener su pago a tiempo. Un total de 150 mil pesos por diez presentaciones locales sigue pendiente de pago, frente a 126 mil pesos por siete presentaciones de bandas foráneas ya liquidadas.

Asimismo, destacó la extensión del encuentro, que se disgregó durante marzo y sólo contó con tres extensiones al interior del estado, contra siete que se tuvieron en 2015, lo que, aunado a la elección del teatro al aire libre de la Casa de la Cultura, un escenario reducido que no permitió albergar más de 600 personas, generó que la asistencia total no superara de forma significativa la afluencia de años anteriores, una media de cuatro mil personas en tres días de presentaciones.

AUSENCIAS

Clases magistrales, conferencias, presentaciones de discos y libros, así como el concurso de bandas estudiantiles, fueron suspendidos en la edición catorce del Jazztival, a pesar de disponer de un mayor período de tiempo, una ausencia lamentable al disminuir los espacios de vinculación, crecimiento e intercambio entre músicos consolidados y estudiantes de jazz.

“Sólo el concurso, al que arribaban estudiantes de todo el país, permitía ver el estado del jazz nacional, pero este año no se llevó a cabo”, precisó el fundador del Jazztival.

Las modificaciones realizadas al escaparate han llevado reconsiderar el formato del Jazztival, inclusive la relación con la Secum, ya que “ha sido muy difícil hacerles entender la magnitud del festival, manifestó Juan Alzate, un cambio del que espera consecuencias positivas que, al menos de inicio, podrían no parecer “muy buenas”.

Con información de Capital Michoacán

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