Dar un sentido positivo al sufrimiento

Todos tenemos experiencias especiales a lo largo de la vida, el dolor y la angustia, la alegría y la paz. Situaciones que parecen contraponerse en la vida de las personas. Porque para el que sufre, la alegría de otro le parece una ofensa.

Cuántas veces hemos escuchado reflexiones de superación personal, reflexiones que a muchas personas les ayudan a amortiguar sus dificultades. Sin embargo, nunca terminan por arreglase, o superarse.

No olvidemos que el ser humano es tan complejo, que el único que lo entiende, comprende y sabe cómo ayudarlo es su Creador. Pensemos en un ejemplo: un psicólogo que es terapeuta familiar, y aunque tiene todo el conocimiento, eso no le garantiza que tenga una relación estable en su matrimonio, es más, que él sea capaz de vivir su paternidad responsable. Así también en la vida de las personas, siempre hay mucho por conocer y aprender, porque “cada cabeza es un mundo”.

Entonces a quien sufre en el cuerpo y en el espíritu ¿Cómo se les podría ayudar?. Dios ha creado todo para el amor y la felicidad, pero también ha establecido que cada creatura llegue a ello por un camino libre, no obligado. La alegría, la felicidad, la paz y la libertad son derechos inalienables, que se llevan grabados en el ADN de cada ser humano.

En la vida de todos los días nos vemos sometidos a la prueba de fidelidad a los valores y la fidelidad a Dios. Esto lo vemos más claramente en el tiempo de sufrimiento, que como sabemos es una prueba que no le falta a nadie. En esos momentos de sufrimiento, descubrimos que la pena más grave es la muerte y que es una posibilidad para nuestra vida; pero también es una pena grave, ver como nuestro cuerpo se va deteriorando cuando no se tiene la salud y se padecen las enfermedades.

En esos momentos de sufrimiento, ni las palabras, ni los gestos de cariño, ni las atenciones nos quitan el sufrimiento, aunque ayudan, nos alienan y motivan a ver la misma situación con buenos ojos. Las palabras nos recuerdan el llamado a ser felices, a buscar la libertad aun en el dolor, a conservar la paz sin renegar y a ser un guerrero en la debilidad y ver con esperanza los desafíos de la vida.

La muerte, es algo a lo que la misma naturaleza humana, nos tiene encadenados y de los que todos tenemos que participar, pero el sufrimiento por la enfermedad, si podemos aprender a sobrellevarlo y debe ser una tarea de todos, darle un sentido positivo al sufrimiento.

Hay males que se padecen y son más graves porque no se curan con la medicina, me refiero a las enfermedades espirituales que encuentran el antídoto en el amor. “el amor, con amor se paga”. El amor no busca razones, no busca ventajas, su ventaja está en el existir. Entonces estamos llamados a amar a Dios, a creer en Él en las fatigas de la vida, pero también en seguir amando al prójimo, sobre las cosas materiales y temporales de la existencia humana.

Debemos aprender a darle un sentido positivo al sufrimiento, vivir con esperanza a pesar de las dificultades, emprender nuestros proyectos con madurez y tomar decisiones con libertad en el amor.

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