Las mujeres son agentes de paz

A lo largo de la historia, el concepto de paz ha permeado la las relaciones humanas de las personas de todos los tiempos y ha marcado una pauta de acción entre las civilizaciones. Cuando pensamos en este concepto, nos lleva a descubrir una serie de acciones, procesos y conceptos que se relacionan, por ejemplo: la justicia: que en una manera de expresión lo relacionamos con las leyes, con los jueces, las fuerzas armadas y los centros de readaptación social. Por otro lado, los académicos se centran en crear proyectos de paz, a través de los procesos de la política. Los grandes economistas miran la paz a través de procesos de desarrollo en las grandes economías.

Sin embargo, muchos de estos procesos de paz, no refrescan la insaciable frustración de los que padecen esa sed y esa hambre de paz en sus ambientes familiares.

Desde la década de los noventas, los procesos de reconstrucción de la paz abrieron las posibilidades, para que se involucraran diversos actores y sectores de la sociedad. Las instituciones han jugado un papel muy importante, puesto que si se purifican en recta intención, todos los servicios que se prestan desde esa instancia, ahí se crea un ambiente de paz y los que acuden a ese lugar serán instruidos en la promoción de la paz.

El cambio de paradigma llevo a que las mujeres pasaran a que fueran receptoras pasivas de la paz y desarrollo, a ser agentes fundamentales. Este reconocimiento llevo a que se diera un cambio de enfoque en los procesos, en las instituciones, en las doctrinas y las corrientes de pensamiento. Ahora la mujer también puede ser un actor promotor de la paz y en un sentido positivo se unen más manos a favor del bien para la humanidad. La presencia de las mujeres, siempre ha sido muy importante, ya que eran las más vulnerables siempre en las zonas de conflicto, y las más violentadas en sus derechos. El que el género femenino, se le reconozca su participación en estos procesos abrió un sin fin de reflexiones sobre las carencias en la que vive las mujeres y la necesidad de que se reconozcan sus derechos y que se le valore su participación en la familia, como una promotora de la paz en la promoción y formación de los valores. A la mujer se lea tribuía la educación de los hijos como algo inherente de la esposa, porque era el hombre que salía a trabajar y llevar todo lo necesario para la familia, sin embargo, con estos avances tecnológicos y procesos actuales de desarrollo, La mujer ahora puede ejercer su colaboración como un agente de paz desde el hogar, de una oficina o desde una institución. Hay una relación intrínseca en estos tiempos entre la mujer y los procesos de paz, una relación tan importante que no se puede pensar la paz, olvidando que las mujeres son tan responsables, como merecedoras de la paz.

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