Gabriel Camporredondo Ibáñez

Zitácuaro, Mich.- Gabriel Camporredondo Ibáñez fue una persona emprendedora que llegó a crear varias industrias y comercios, principalmente en la industria harinera, donde propició el desarrollo del trigo y que se tradujo en beneficios a la clase campesina y obrera de esta ciudad. Su actitud noble y bondadosa le trajo consigo la estima y valía de los zitacuarenses.

Nació el 10 de septiembre de 1870, en la población de Navajeda, provincia de Cantabria, España. Durante su adolescencia fue soldado del ejército español y durante la guerra de Independencia de Cuba luchó contra los norteamericanos.

Al concluir las acciones bélicas le fue autorizada su baja de las filas del ejército y a principios del siglo XX decidió emigrar a territorio mexicano. A su llegada a la Ciudad de México se empleó por tres años en un almacén general, gracias al apoyo de unos familiares.

Al paso del tiempo contrajo nupcias con Enriqueta de Dios Colín de la ciudad de Zitácuaro, quien fuera hija del señor Ambrosio de Dios, también de origen español y de la señora Guadalupe Colín, quien se caracterizaba por ser activista de la Junta Patriótica Liberal, denominada Benito Juárez.

Camporredondo Ibáñez trabajó como administrador de la hacienda agrícola y ganadera, denominada El Espinal, que fuera propiedad del señor Enedino Colín, teniendo la encomienda de hacer que este negocio fuera próspero y bien administrado.

Teniendo ya una buena solvencia económica se encargó de rentar el molino de trigo de San Pancho y por su capacidad logró incrementar de manera relevante la producción y calidad de harina, con ello generó más empleos a los vecinos de este lugar.

En lo que hoy es la tienda de Super Kompras, que se localiza en la calle de Degollado y doctor Emilio García, anteriormente ese inmueble era el molino llamado San Gabriel, propiedad de Camporredondo Ibáñez, el cual fue fundado por el mismo personaje y en el que se empleó maquinaria moderna.

En julio de 1926 la razón social de la empresa cambio a G. Camporredondo y Cía, gracias a la unión entre varios socios, como Francisco Villaverde, así como Gabriel y Maximino Camporredondo Ibáñez.

Con una visión futurista y emprendedora, el señor Gabriel compró la hacienda llamada Los Lobos, perteneciente al municipio de Tuxpan. En ese lugar experimentaba variedades de trigo para recomendárselas a los agricultores, mejor que los trigos criollos.

Con el tiempo estableció acuerdos con campesinos y agricultores, a quienes convenció de que había un mayor rendimiento con cierto trigo, que les produjera mayor peso y mejor calidad.

Sin cobrarles un peso a los campesinos les otorgaba préstamos, brindándoles el apoyo de cultivar trigo con el compromiso de que vendieran sus cosechas al precio que prevaleciera en el mercado.

Considerado en aquella época un hombre con suficiente trigo para todo el año, tenía también la garantía de entregar oportunamente harina a los comerciantes locales, regionales y de otras partes de la república mexicana.

Nadie ponía en tela de juicio de que era el mayor comprador de trigo, tanto en la región oriente de Michoacán y algunos estados colindantes o circunvecinos por aquellos tiempos.

Teniendo la prosperidad en la mano no dudo en apoyar al pueblo de Zitácuaro; por ejemplo, donó un terreno conocido como Fortaleza Independencia, en lo que hoy es el depósito de agua de La Carolina.

Se encargó también de donar otra fracción en la ex plaza de toros, ubicada al sur de la ciudad, en lo que se conocía como paraje El Calvario. La superficie donada fue de aproximadamente 5 mil metros cuadrados. La donación se hizo a través de su hija María Luisa, quien le entregó al síndico, Víctor Orihuela, según la escritura número 1587, de fecha del 12 de agosto de 1939.

Durante la década de los años veinte, con el fin de atender negocios personales, así como la educación de sus hijos, tomó la decisión de emigrar a la Ciudad de México. Al frente de sus negocios había dejado a su hermano Maximino. Más tarde su hijo Gabriel, ya siendo profesionista, se hizo cargo de los negocios de su padre.

En la capital del país fue miembro distinguido de la mesa directiva de la Sociedad de Beneficencia Española, en esa misma ocupó cargos de carácter honorífico y desde ese mismo puesto realizó acciones de apoyo a la comunidad.

Gabriel Camporredondo Ibáñez falleció en la Ciudad de México, el 8 de febrero de 1947. Sus restos reposan en el Panteón Español.

 

 

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