Job Rodríguez Lara

Zitácuaro, Mich.- Filarmónico de oficio, el señor Job Rodríguez Lara, de 72 años de edad, se la pasa recorriendo y alegrando las calles de Zitácuaro, se gana un peso para poder solventar sus necesidades básicas, como alimentación y salud.

Diariamente se le ha visto en las calles del primero, segundo y tercer cuadro de la ciudad, ya sea afuera de un banco, un supermercado o simplemente por algún espacio público, donde con su silbato y su güiro toca algunas alegres melodías para deleitar a los transeúntes.

“Me apoya la gente, me apoya con su cooperación, me siento bien a gusto, a pesar de que ya tengo mis añitos, tengo ganas todavía de colaborar con mi trabajo”, indicó Job Rodríguez.

Explicó el músico que tiene más familia pero no viven con él, como sus hijos o hermanos, que no se encuentran con él. Relató que es nativo del municipio de Tuzantla y aquí en Zitácuaro ya tiene años viviendo.

Se convirtió en músico por circunstancias de la vida, recuerda que tuvo en sus años vivencias de pobreza, siendo él el mayor de los hermanos que tiene. “Mi mamá cocinaba allá en Tuzantla con leña de carbón y ya nos estaba haciendo daño, entonces le dije yo a mi mamá, jefa cuando yo trabaje te voy ayudar para sacarte de aquí, de esta cosa de leña de carbón, para que no cocines más con leña y si, llegó el día en que yo me enseñé a la cosa de la musiquita, porque aparte de mi silbato yo toco la batería”, subrayó Rodríguez Lara.

“Yo empecé con mi batería, con mi güiro, con mi silbato, pero yo le ayudé a mi mamá a sacar adelante a mis hermanos para que fueran a la escuela, siguieran en su escuela y no les mochamos su escuela. Aquí me traje a mi mamá y aquí los pusimos a la escuela. Ya mis hermanos, los que quisieron seguir estudiando, estudiaron y los que no, se fueron a trabajar. Yo les ayudé a mis hermanos hasta la secundaria”, señaló Job Rodríguez.

“Anteriormente había posibilidad de agarrar placitas de maestros en el Conafe y a mi hermana por parte del Conafe le dieron trabajo, consiguió su trabajo por sí misma. Ya luego me casé, mis hermanos ya habían salido de la escuela, yo los dejé, les ayudé hasta donde pude en su escuela”, relató parte de su vida.

Fue integrante activo de Los Hermanos Gil. “Yo antes tocaba con unos señores anteriormente formaban una orquesta y se llamaban Los Hermanos Gil, los grandes y luego ya después se acabó la orquesta, seguimos con uno de los retoños de Los Hermanos Gil, de uno de los hijos, él formó su conjunto de La Nueva Generación de Los Hermanos Gil y ahí participé con la batería también, con los nuevos Hermanos Gil, con La Nueva Generación. Nada más que a mí ya no me ocupan, porque ya no veo bien, pero yo era baterista de ellos”, apuntó.

Job Rodríguez con los pesos que le da la gente compra medicamentos, gotas que le recetó el especialista, ya que le operaron un ojo, entre otras cosas. “Yo pago mi luz, mis alimentos, que me laven mi ropa y pagó mis impuestos cuando se viene la cosa de pagar contribución”, añadió.

“Yo le eché muchas ganas a trabajar cuando estuve muchacho, cuando tocaba con mis compañeros músicos, yo compré mi terreno, luego aquí con lo que trabajaba en la calle, porque yo tocaba la batería anteriormente, con eso saqué para hacer mi casita, porque yo no quería vivir mal”, expresó.

Job recuerda que cuando tocaba con sus compañeros, en la orquesta de Los Hermanos Gil, en la comunidad de Taracatío, perteneciente a Tuzantla, deleitaban al público con varios géneros de música, como danzones, mambos, chachas, entre otras.

Toda la música la memorizó y ahora en las calles deleita al público con su silbato y su güiro. No falta alguien que le deposite una moneda para hacer esta actividad todos los días. Así es la vida del señor Job Rodríguez Lara, alegrando las calles de la ciudad.

 

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