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Despertar de la tierra

Despertar de la tierra

20 años de decadencia en espiral de la tierra


Cuando nos enfocamos en crear acciones dramáticas nos perdemos de lo verdaderamente importante, cuando desarrollamos resistencias a los acontecimientos de la vida, nos perdemos de la belleza. Es común que vayamos por el mundo perdidos en nuestros problemas, que ni son problemas, pero que sí nos pierden, el pelear, el discutir, el consumir, el creer todo el oropel de las relaciones nos obnubilan la mente, y la mente nos juega pesado, es la única que puede ser engañada, el cuerpo no, el cuerpo si pide comida, se le debe dar comida, el engaño está en la mente del sujeto que le da otra cosa en sustitución de la comida, y el drama se enfoca ahora en la forma en que el cuerpo reacciona ante el desequilibrio que eso le provoca.
Todos los desequilibrios se notan a la larga, miles de enfermedades lo aseguran, que no es otra cosa que darle un nombre al desequilibrio de todos los cuerpos que tiene un ser humano y que provocan todo tipo de reacciones, porque las enfermedades no son sólo somáticas, son también del alma. Así vemos que muchas personas que dependen de algo o alguien para vivir, mueren cuando esa dependencia no existe. Si curamos la raíz, el árbol tiende a revivir, así nosotros mismos, debemos curar todos los desequilibrios desde la raíz y la raíz está en nuestra propia historia de alimentación, evidentemente una de las enfermedades más extendidas en este mundo es creada por nuestra propia ignorancia, el creer que los alimentos deben ser procesados para ser comidos, eso nos trae un desequilibrio enorme, enfermedades enormes.
De esa misma manera, la tierra está sufriendo un enorme desequilibrio, por los años de negligencia que el hombre ha tenido para con ella. Si bien hemos comentado que los sucesos que la tierra está sufriendo no son exclusivos del cambio climático, al menos sabemos que el cambio climático influye en demasía en nuestra propia decadencia, pusimos veinte años, solo como referencia, pues desde hace veinte años se han venido registrando en la estadística los sucesos. Hemos visto, por ejemplo, que en los últimos veinte años las catástrofes naturales se han duplicado, para la tierra es un evento natural, propio de su propio devenir, pero para el hombre es algo catastrófico, que solo presagia muerte y dolor, salvo para aquellos que están preparados para navegar con viento en popa, para aquellos que saben de antemano que estamos entrando en una etapa donde la tierra circula cerca de planetas, meteoritos, rocas vagabundas en el espacio sideral y que tenemos muchos riesgos, no solo por el riesgo propio de una colisión, sino por las anomalías que le provoca entrar en las orbitas y los espacios magnéticos de otras entidades.
Eso es lo más peligroso para la humanidad, es como si pusieras agua en una cubeta y la lanzaras en círculos con tu mano manteniendo el equilibrio y de pronto alguien te empezara a empujar en distintas direcciones, ese equilibrio que mantenías girando la cubeta se pierde y corres el riesgo de tirarla, más no son tan fuertes como para tirarla toda, pero si para derramar algo. Ese algo, es lo que está pasando ahora, ese precario equilibrio está siendo trastocado y los que saben que pasará están tranquilos, pero no el común, no la muchedumbre, no el pueblo llano, no la gente ordinaria. Esas personas se han creado un mundo al que presumen con alegría, las frases que se escuchan son bastante ramplonas, el decir “esta suerte nos tocó”, “todos somos imperfectos”, “puedo equivocarme, soy humano”, como si ser humano fuese esa imperfección y equivocación continua, ello, arrastrados por la ignorancia tienden al sufrimiento.
No saben que el sufrimiento es sólo percepción y está en sus mentes, el dolor interior es más fuerte que el exterior y crean sus propios dramas, dejando de lado el drama cósmico que se está viviendo.
Regresando al concepto de que el cambio climático nos está afectando, señalamos que sí, efectivamente es una variante de nuestra propia decadencia disfrazada de progreso, conceptos bastante sobrados ya. Esta decadencia humana está creando una espiran de muerte, porque nuestra ignorancia de lo que pueden provocar los sucesos nos tapa los ojos. Tan solo en estos veinte años del registro de las consecuencias atribuidas al cambio climático la ONU señala que mataron a más de 1.20 millones de personas, en estos veinte años. Del año dos mil al dos mil veinte, se han registrado siete mil 348 desastres naturales en el mundo, cerca de dos veces los sucedidos entre mil novecientos ochenta y mil novecientos noventa y nueve, según datos de la oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres.
Y en este año, los gobiernos tuvieron que parar su marcha forzada hacía una caída estrepitosa de la población, que nos hundía en una espiral decadente sin punto de retorno. Ahora que los gobiernos pararon debido al covid19, supieron, entendieron, notaron, se mentalizaron de que los pueblos tienen opinión, de que son vulnerables y que podrían unirse y no necesitarlos, pues no han podido detener esta espiral de muerte, y no es que puedan, porque no podrán hacerlo, el trabajo para el equilibrio poblacional, ni siquiera es un trabajo de los dueños de las decisiones mundiales, de los conspiradores, es un trabajo propio del universo en la tierra. Se tiene que recortar el crecimiento de la población a toda costa, pues cualquier suceso por muy insignificante que sea su consecuencia, es merma poblacional.
Sabemos que la muerte ronda todos los rincones del mundo, se mueren muchos por causas muchas veces desconocidas y que al cumplir patrones comunes se pueden aducir a las pestes actuales, Covid19, dengue, influenza o cualquier otra mutación. El covid19 al menos sensibilizó a los gobiernos y a la opinión pública sobre el tema ambiental, sabemos que de no haber parado un poco, la emergencia climática en curso sería desastrosa, más de lo que ya es, pues todo está ligado.
Señalábamos que muchos virus o mutaciones de virus están circulando en la tierra, algunos porque sobrevivieron a las glaciaciones y con el cambio climático reviven o porque están mutando en nuevas cepas, porque quieren como todo ser vivo “sobrevivir”. La ONU señala que los desastres naturales también traen consigo riesgos epidemiológicos, como el covid19, todo está relacionado: la progresión de desastres naturales, con el aumento de las catástrofes climáticas, entre 1980 y 2000 hubo 3656 catástrofes, mientras que del 2000 al 2019 ha habido 6681 catástrofes. Eso sin contar con aquellos eventos que no se registran, como son los que suceden en países comunistas, socialistas o con regímenes totalitarios, principalmente Asía y África, que no se abren a compartir mucha información.
Esto podría aumentar sustancialmente, podríamos decir que estamos a tiempo y que podemos revertir el reloj del fin del mundo, el cual está a punto de llegar a su fin, pero creo que no está en nuestras manos salvarlo, pero sí está en nuestras manos salvarnos en lo individual, porqué cambiar la mentalidad de millones de personas no sólo es una acción titánica, es hasta antinatural. Debemos dejar que los acontecimientos se sucedan, que la tierra llegue a su clímax de muerte, y los que entiendan y atiendan las señales que se salven, esa sería la nueva oportunidad que la tierra necesita, la llegada de un nuevo orden y la señal ya está en nuestra puerta, bastará notar el bamboleo que sufre la tierra desde hace poco más de un lustro.
¿Cómo lo apreciamos a simple vista? Es simple: con sólo su teléfono móvil, elija una ubicación de referencia, siempre la misma y tome una foto a la misma hora al ocaso y a la aurora, después analice o sobreponga las fotos y notará, en tan solo una semana, que el sol o la luna, lo que prefiera, sale y se mete en lugares distintos. Eso señala que la tierra está sufriendo movimientos energéticos muy fuertes, una energía más fuerte la está sacando de su eje. También podrán notarlo en los cambios hormonales que la población está sufriendo, con los cambios de actitud o sensación de inestabilidad emocional sin tener a algún agente externo como detonante, subidas y bajadas de ánimo, todo influye y es consecuencia de esos acelerones de la tierra que se quiere desprender de la presión sideral.
Así que preparémonos, que vienen cosas buenas para el hombre, malas para la humanidad, ya empiezan las señales, invitándonos a prepararnos para futuras eventualidades, como armar grupos de apoyo que puedan tener sus propios recursos para la sobrevivencia, aprender a cultivar sus alimentos, aprender a no depender de nadie, no está por demás analizar esas opciones y buscar espíritus afines, al fin, el mundo rodará más y más fuerte cada día, tanto que los días no nos alcanzarán ni para vivir, y menos si vivimos del drama.

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