Cultura

EL RÍO BALSAS: AUTOPISTA DE LA CULTURA MESOAMERICANA

Ángel Ramírez Ortuño    /     Cronista de Huetamo

           Como en todos los lugares del mundo, los pueblos se identifican por sus legados, por sus historias, por sus tradiciones y costumbres, su música, gastronomía y   muchas cosas más, y en otros casos, por su ubicación geográfica o su clima, y en el caso de nuestro trabajo, nos centramos en algo que identifica a los pueblos de las tierras calientes de Michoacán y Guerrero, y eso no es otra cosa que el legendario y caudaloso Río Balsas, el mismo que en la antigüedad tuvo otros nombres, como el río Huiwuiluma,  o también el río Mezcala.

          Ser originarios de esta región ribereña de Tierra Caliente, la de Huetamo, Pungarabato y Zirándaro, nos permitió conocer desde niños estas indescriptibles corrientes de agua que cruzan por sus  valles, lentas y transparentes en tiempos de secas, pero descomunales y peligrosas en tiempos de lluvias, en las que infinidad de pueblos por donde cruza esta hermosa serpiente plateada, de los primeros  meses del año, lo mismo que del color rojo, de sus aguas revueltas por las crecientes de los meses de mayo y junio,  que asemejan  el peligroso  -coralillo- , hace que sus habitantes se mantengan sigilosos, cuando tal fenómeno sucede; lo que en términos coloquiales de los ribereños, esto significa que; “ El río se salió de madre”.

   Esa es la percepción que nos llevó desde siempre a conocer el río, aprender a  cruzarlo a nado, a retar sus corrientes, o más cauteloso, a cruzarlo en barcos de madera una y mil veces en el Embarcadero de Zirándaro para  viajar a Huetamo, cruzarlo también sobre puentes de concreto que fueron apareciendo, además del río Balsas, el Cutzamala y el Carácuaro, y escuchar en mi materia favorita en la escuela, datos importantes de este río, que nos vio crecer y nos enseñó a conocer mejor la vida.

   Y así, después de empaparnos de conocimientos sobre este padre río, supimos datos tan importantes,  como una frase  que se nos quedó un día en la memoria, y que fue  pronunciada por el  Doctor en Historia por la UMSH;  nuestro paisano y amigo Alejo Maldonado Gallardo; “El Río Balsas, Autopista de la Cultura Mesoamericana”. 

 Los testimonios de presencia de antiguas culturas sobre el curso de unos 800 kilómetros del río Balsas, con origen en la zona volcánica del Altiplano hasta su desembocadura hasta el mar en Zacatula, se encuentran en la parte alta del Balsas, donde surgió siglos atrás la cultura Mezcala, con fuerte presencia Olmeca y con extensiones hasta la Tierra Caliente de Huetamo, pero también la presencia de la cultura Maya que en pleno florecimiento alcanzó su poderío en esta zona, y por ejemplo en una yacata de Huetamo se localizaron figurillas con cabezas de Palenque, y aparecieron manifestaciones chichimecas, nahuas, purépechas y matlazincas. 

 Sobre este tema, a Huetamo se le considera como raíz del pueblo Matlatzinco, y que una de sus ramas, la Pirinda, afínales del siglo XV se extendió más allá de Zinapecuaro, Charo,  Acuitzio y Tzitzio, y  llegó a Huetamo, donde floreció, pero, sin explicación  conocida, pronto desapareció, pero ahí quedan pueblos como Purechucho y Cutzio, con Huetamo en medio,  como testimonios de su paso.  

    En historias orales escuchadas en la infancia,  en  charlas de mi abuela materna Catalina Ortuño, tanto como de mi tía Dolores “Lola” Ortuño, allá en la cuadrilla de Ciriquicho, Gro; escuchamos por primera vez la palabra “Mexiquito”, y que no era otra cosa que una propiedad de la familia Ortuño, justo sobre un promontorio en la margen izquierda del río, que para el año de 1967 dejó al descubierto un cementerio prehispánico, que por desgracia para la arqueología regional, fue saqueada por varios años y al final  de “Mexiquito” solo quedaron ruinas, pero acuciosos rancheros de la región se hicieron ricos, y entre otras cosas, dejaba como una nueva aportación para los estudiosos las “Tumbas de Tiro”, con orígenes en la cultura Incaica, pero que bien pudieron haber tenido alguna relación con este punto del Balsas.

    Ya mayor, tuve la oportunidad de conocer y tratar al Doctor en Historia, Alejo Maldonado Gallardo, autor de varios libros sobre la región de Huetamo, personaje que nos inspiró a seguir adelante con nuevos estudios sobre el río Balsas y la región,  a iniciar investigaciones propias y empezar a coleccionar cuanto libro sobre historia sobre el Balsas llegaba a nuestras manos,  tanto como piezas prehispánicas que con frecuencia ofrecen excavadores y saqueadores de yacatas ribereñas sobre el curso del milenario río. 

       Y desde entonces empezó nuestra curiosidad por entender mejor que significaba aquella opinión, y justamente con Maldonado Gallardo visitamos puntos estratégicos de ese río, como una yacata astronómica junto al río Balsas por el lado michoacano en el rancho El Guayacán, conocí también con la Historiadora de Huetamo,  Ma. Gpe. Martínez en el año 2000 las famosas Minas del Espíritu Santo y la yacata de  “La Loma del Encanto”, en Charácuaro,  y para el año del 2002 pude acompañar a las antropólogas francesas Brigitte Faugere y Veronique Darras,  para observar sus trabajos estratigráficos dentro de la milenaria  “Cueva de las Manitas”, en el “Gran Cañón del Kuru Guarimio”,  unos cuantos kilómetros de Huetamorumbo al pueblo del “Chigüero”.

  Sobre el tema, tuvimos la suerte de conocer también en Huetamo al investigador extranjero  Nicolás PizzutoWochatz allá por los años 90, y este acucioso personaje, hijo de padre austriaco y de madre cosaca nos proporcionó datos de otro prestigiado investigador y lingüística, GutierreTibón, nacido en 1905 en Milán, Italia y personaje que inventó la máquina de escribir “Olivetti”, además el diseño de lo que hoy se conoce como la “Lap Top”,  -máquina chiquita-y quien invitado por el diplomático mexicano Isidro Fabela llegó a 1940 México. 

    Gutierre Tibón se enamoró de México y aquí se quedó hasta su muerte en 1998, pero uno de  los lugares que atrajeron su atención en aquellos tiempos, fue justamente los escurrideros del Río Balsas, y para tal fin visitó Huetamo, donde inició la búsqueda de ubicación de las desconocidas cuevas de Guarimio y Chigüero, que él relacionaba con investigaciones relacionadas con los orígenes de la Cultura Meso Americana, tarea que no logró coronar, pero que dada su amistad con Pizzuto, a finales del siglo veinte, justamente fue este personaje el que se llevó la gloria de ubicar una serie de 80 cuevas, entre ellas, una que en su entrada tienen pintadas unas “Manitas”, las que desde entonces se sabe que son parecidas a otras “Manitas” que aparecen en una cueva de Altamira, en España, otras en Francia, Australia y Argentina. 

  En Michoacán, y en base a sus investigaciones sobre la historia purépecha, recibió el Doctorado Honoris Causa el 11 de octubre de 1946, y sus visitas a Huetamo lo ubican otra vez en 1970, donde entrevistó a una “comadrona”  que afirmó ser  descendiente real de uno de los reyes tarascos de Michoacán y dueña de  vastos conocimientos de medicina ancestral, en la que el “ombligo” representaba una conexión divina en el parto, por tal razón, el “ombligo siempre termina enterrado en el suelo, o colocado en el tronco de un árbol”.   

   Otro personaje que tuvimos la suerte de conocer, tratar y entrevistar, lo fue el Científico mexicano Jerjes Pantoja Allor, quien a medados del siglo veinte ya lo ubicamos en Huetamo y San Lucas, centrado en sus estudios paleontológicos que lo llevaron a descubrir una nueva especie  de molusco  en Tierra Caliente,  el que ya clasificado  recibió el nombre científico  de “Pantojaloria”. 

   Él señor  Jerjes nos ilustró sobre el origen de los grandes cambios que se registraron en el México antiguo,   con la llegada de los deshielos en el centro de México, donde surgieron  volcanes como el Popocatépetl y el Iztaccíhuatl,  en la zona alta del altiplano mexicano que ‘ generó grandes escurrimientos que dieron vida al Río Balsas,  mientras que de los escurrideros de lo que  es hoy El Nevado de Toluca,  surgió el río Lerma, ubicado éste,  entre la cordillera fría de los valles de Toluca y las fronteras de lo que será con el tiempo los estados de Michoacán, Guanajuato y Jalisco. 

   No tuvimos la suerte de conocer a otro personaje vinculado con la historia de Huetamo, el ilustre español, Tomás  de Oteyza Iriarte, avecindado en Huetamo a principios del siglo veinte, quien escribe un libro que termina en 1950, sobre la historia de este pueblo titulado  de Huetamo, y que por mil razones no logró publicar, pero dejó un original con la familia  francesa de los Ayllón, mismo que a principios del 2021 me es entregado en custodia  por gentileza de esa honorable familia que terminó por emigrar.

Entre otros datos que ahí localizo son: Que las fronteras que marcaban el territorio de  Mesoamérica,  era la región comprendida entre el río Sinaloa, la sierra Madre Occidental, las cuencas del Balsas, Lerma y Panuco y el límite sur, ya en Centro América, era  la línea entre la desembocadura del río Motagua y el golfo de Nicoya, en Costa Rica; y que los asentamientos más antiguos en la cuenca de río Balsas datan de hace 22.000 años y se concentraba en su parte baja, en la costa del Pacifico.

De esa malograda obra de Oteyza Iriarte,  titulada  “Historia de Huetamo” destacan las siguientes extracciones  que hace sobre el origen y desarrollo de Huetamo en sus diferentes épocas:  

-Etapa Arcaica:

Después de esbozar a grandes rasgos los diversos puntos donde aún subsisten en la zona llamada “Tierra Caliente” verdaderos monumentos de la antigüedad, es posible afirmar que algunos de ellos corresponden a la época arcaica, por las figuras de barro y cerámica y una faz en bajo relieve que se recogió en Santiago Conguripo de Yostio; así como también otros trabajos en piedra. No falta quien afirme que dentro del distrito de Huetamo se desarrolló 400 años antes de Cristo una gran cultura.

Etapa Tolteco -Teotihuacana. 

La llegada de los Toltecas a la altiplanicie del Valle de México y la evolución de su cultura, bastó para que su poderío se dejara sentir en gran parte de la hoy República Mexicana; alcanzando su influencia y dominio a traspasar la Sierra Madre de Guerrero, levantando monumentos en lugares que los baña el Pacífico, cercanos a Zihuatanejo, desde donde se admira la inmensidad del Océano. 

        Por “Tierra Caliente” tenemos demostraciones de cultura en el lugar llamado “Mexiquito” cercano a Santiago Conguripo, cuya zona arqueológica fue estudiada por Donald G. Brand, a principios de este siglo; posteriormente por Don Pedro Armillas del Instituto Nacional de Antropología e Historia y por el Lic. Don Antonio Arriaga, hoy diputado al Congreso de la Unión.

El señor Don Pedro Armillas define la ciudad arqueológica de Mexiquito así: “La distribución y proporciones de los monumentos de Mexiquito son inusitados en el centro de México, dificultándose la comparación; sin embargo por la existencia de talud y tablero cerrado ( se refiere a un monolito) y el glifo Teotihuacano “Ojo Estelar” y las figurillas de barro parece marcar una transición de Teotihuacán a Mazapán, por lo que me inclino a creer para considerar la cultura de Mexiquito ligeramente posterior a Teotihuacán, habiéndose recibido influencias de aquella cultura posiblemente con Xochicalco como intermedia y podría fecharse hipotéticamente entre los años 800 a 1000 de nuestra era”.

Culturas Tolteco—Teotihuacanas:

        Por su parte el Sr. Lic. Don Antonio Arriaga, director del Museo de Morelia confirma al asegurar la existencia de las culturas Tolteco—Teotihuacanas en Mexiquito y otros lugares del Distrito de Huetamo, al obtener un monolito de dos metros y medio con el grabado del dios Tlaloc, características de las culturas teotihuacanas y un sahumador con escultura de Huehueteotl que corresponde a la cultura Tolteca. El sahumador con la escultura de Huehueteotl fue hallada en el rancho de Santa María y recogida gracias a la intervención oportuna del Sr. Gregorio Echenique que pudo salvarla a tiempo porque iba a ser destruida a causa de pleitos que suscitó su hallazgo.

Por estas manifestaciones se tiene la seguridad de que la cultura Tolteco-Teotihuacana floreció en la región de Huetamo, siendo la ciudad de Mexiquito asiento principal.

Etapa Chichimeca: –

Es sabido de todos, que la desintegración del Imperio Tolteca fue debida a la invasión de los chichimecas en la Mesa Central con Xolot el Grande a la cabeza como jefe y Rey. Irrumpieron los chichimecas por todas partes destruyendo centros de cultura y rompiendo el orden de cosas existente, todo lazo de unión entre las grandes ciudades y estas con otros pueblos de menor importancia.

Tollán, Teotihuacán, Mazapán, Xochicalco, fueron arrasadas por la barbarie chichimeca y consecuentemente la ciudad de Mexiquito, centro de cultura de Tierra Caliente en aquellos tiempos, para quedar sin cohesión alguna, formándose cacicazgos que regían pequeños territorios que se mantuvieron en un ambiente de poca o ninguna evolución. Puede denominarse esta época como La Edad Media de México. Hasta aquí el valioso documento de Oteyza Iriarte que escribió en una serie de capítulos.

CONTEXTO:   tras publicar este documento en el periódico “Cambio de Michoacán”  en el 2010, me hizo llegar al respecto su particular punto de vista  la Historiadora huetamense  Ma. Guadalupe Martínez; cuando dice: 

    “Amigo Ángel, de entrada te comento que la publicación que hiciera don Tomas Oteyza en ese momento debió sorprender a muchos, tanto estudiosos como amantes de la historia local.

          —A mi parecer, me da la impresión de que en esos años la cuestión de arqueología despertó mucho interés dado los hallazgos que se estaban presentando y esto trajo como consecuencia la venida de personas dedicadas a este tema.

      –Debemos respetar los puntos de vistas que aseveran de los monumentos de la antigüedad y de las suposiciones que hacen respecto a Mexiquito, pues don Antonio Arriaga se atrevió en confirmar que los legados o vestigios arqueológicos localizados en Mexiquito y otros lugares del distrito de  Huetamo si forman parte de la cultura tolteca-teotihuacano.

      –En resumen, me gusto el hecho de las cosas con que describe Tomas Oteyza los hallazgos arqueológicos, además del intento de acercamiento de la época a que posiblemente pudo pertenecer y de la descendencia cultural, esto tan solo abrió una ventana más a la riqueza histórica que tenemos en nuestro municipio.  

   Hasta a aquí el extracto de la obra de Oteyza Iriarte, trabajo que sigue en espera de que una empresa editorial, algún ayuntamiento de Tierra Caliente, o tal vez algún gobierno estatal lo rescate y lo publique. 

HISTORIAL:

     En 1520 se iniciaron  expediciones encabezadas por el Adelantado español  Antonio de Carbajal para ubicar los recursos mineros  disponibles en el territorio que seguía las corrientes del descubierto río Balsas hasta alcanzar su desembocadura en Zacatula, y corriente de agua que atrajo la atención del conquistador Cortez    justo a su  paso por Tlaxcala y Puebla, que lo llevó incluso a enviar exploradores alpinistas para escalar el volcán del Popocatépetl, tarea que se cumplió con éxito.

    Como resultado de aquellos viajes exploratorios, se descubre el poderío minero de Zacatula, y su posición favorable como puerto para construir un astillero y los primeros barcos que desde ahí surcarán los mares del sur en busca de nuevos territorios para su conquista. 

A partir de 1532,  en esta franja ribereña del caudaloso río, ordenaron a los crueles conquistadores españoles organizar  a los indios conquistados para que «eligiesen alcaldes y regidores que administrasen la justicia como en España» lo que se concretó en la elección de un ayuntamiento llamado el común, o también República de Indios, con un gobernador, uno o dos alcaldes; varios regidores y una gama de funcionarios menores como: mayordomo, escribano, fiscal mayor, prioste, maestro de escuela, campanero, músico, catequistas, alguaciles; elección que se celebraba el 24 de diciembre para tomar posesión el gobernador electo, el primero de enero de cada año nuevo.   

Con base en la Cédula Real española de 1548, los indios de cada república comienzan a construir el centro urbano con una plaza de 600 varas, sin faltar la iglesia y el ayuntamiento en alguno de sus lados; por tal motivo, todos los pueblos calentanos, son muy parecidos,  guardando cada quien  sus propias características. Por ejemplo, Huetamo, justamente sobre 600 varas aparece ya como centro urbano en el año de 1553.

En los inicios de 1600, sobre la región ribereña del Balsas se desata una epidemia de viruela negra o “Tabardillo”, que prácticamente barrio de sus contornos la población indígena, según lo relatan las crónicas. 

Para 1803, desde Perú arriba al puerto de Acapulco, vía marítima el científico alemán Barón Alexander Von Humboldt, y ahora por tierra avanzará rumbo a la Ciudad de México, pero en su camino deberá atravesar el milenario Río Balsas, sobre el punto de Mezcala, y llama su atención aquella corriente que se pierde rumbo mar por tierras ignotas, y de paso, escucha con asombro a una mujer indígena, que con el cruza el río y al adentrarse a la corriente cubre la cabeza de su niño y menciona la palabra “Chanequiuri”, y quien al interrogarla el ilustre visitante, explica ella que se trata de “Los Espíritus del Agua”, y así lo documentó Humboldt, quien meses después en su estancia en México  visitara también varios pueblos del estado de Michoacán.    

    Hacia 1810, luego de 300 años de dominio español, a lo largo del territorio de la cuenca  del Balsas se habían establecido ciudades. En los principales centros poblados, los criollos fueron insuflados por las corrientes filosóficas de la época con deseos de independencia.

    A finales del año de 1815, justo en las inmediaciones del Río Mezcala, después Balsas es capturado en un punto llamado Tezmalaca el Gral. José María Morelos.

    En 1848, surge el estado de Guerrero, y por ello pierden buena parte de sus territorios Michoacán, el Estado de México y Puebla.

  En 1852, los gobiernos de Michoacán, Puebla y  Guerrero patrocinan un viaje exploratorio sobre el río Balsas, con la finalidad de comprobar si sus corrientes son navegables, cuestión que al final dejó entrever que tal proyecto resultaba insustentable.

  En 1875, los grandes empresas comerciales de la Tierra Caliente del Balsas con sede en Huetamo y Pungarabato, realizan un segundo estudio sobre el el mismo tema, siendo nuevamente negativo el resultado. El Balsas no podía ser una vía fluvial sustentable que permitiera conectar los intereses comerciales  que a México entraban por el Atlántico,  y se pretendía conectarlos con puertos como Zihuatanejo y Acapulco.

   En el año de 1900, hasta las corrientes del Balsas llega el tendido del ferrocarril y un puente de hierro estilo francés cruza sus corrientes para darle paso al tren, y desde entonces surgirá un nuevo estilo de navegación fluvial, sobre barcos de madera que desde ese punto trasladan diversas mercaderías hasta los pueblos de la Tierra Caliente, como San Miguel Totolápan, Ajuchitlán, Tlapehuala, Pungarabato, Coyuca de Catalán, Huetamo y Zirándaro.

    En 1906, en pleno porfiriato, Michoacán pierde los municipios de Zirándaro y Pungarabato, los que pasan a poder del territorio de Guerrero, y por tal razón, desde Pungarabato y hasta su desembocadura en el mar, el río Balsas sirve de frontera natural entre los estados de Guerrero y Michoacán.

 En el año del 1910, una expedición extranjera patrocinada por Porfirio Díaz, sobre barcos de madera   recorre el río Balsas desde la base del tren en Mezcala, y concluye en Zacatula y quedará de manifiesto la gran riqueza agrícola, ganadera, minera y comercial que encierran tales riberas en sus contornos. 

       En 1937 el gobierno del estado mexicano inició la construcción de las primeras plantas hidroeléctricas en la cuenca alta del río Balsas. Debido a la topografía de la región, la cuenca del Balsas posee un gran potencial para la producción hidroeléctrica. Por ello, en 1940 la Comisión Federal de Electricidad prohibió el aprovechamiento de sus aguas y sus afluentes para cualquier uso diferente a la generación de energía eléctrica.

Para 1950, la visión progresista del Gral. Lázaro Cárdenas puso sus ojos en dos grandes cuencas ribereñas de Michoacán y Guerrero. 

Primero fue la del río  Tepalcatepec, que se ubica en los contornos de Apatzingán, donde logró dar un fuerte impuso al campo agrícola, y para 1960 la visión del General la puso en el Río Balsas, donde fue un activo Vocal Ejecutivo de la Comisión del Río Balsas y se construyeron las presas hidroeléctricas de Morelos, (Infiernillo) y la de La Villita.

 Para 1970 arranca sobre las corrientes del milenario río,  el Primer Maratón Náutico Internacional del Río Balsas, dedicado a preservar el recuerdo de un gran hombre que amó e impulsó esta cuenca, el Gral. Lázaro Cárdenas del Río, y que se corrió por 39 años consecutivos.

Para 1980 surge otra poderosa presa hidroeléctrica sobre las corrientes del Balsas, La Presa El Caracol sobe la cuenca alta ubicada en Guerrero.

  Para el año del 2011, el presidente de México, Felipe Calderón Hinojosa, visita el río Balsas en el municipio de Huetamo y libera sus aguas para servicio dela comunidad, las que antes estaban restringidas para servicio de la Comisión Federal de Electricidad. 

COLOFON:

El  río Balsas se originan alrededor del volcán Popocatépetl y fluye a través de los estados de Puebla, Tlaxcala, Oaxaca, Guerrero, Morelos y Michoacán.

         El río Balsas está ubicado en la región central de México. Con 771 km de longitud es uno de los ríos más largos del país, ya que riega con sus aguas a 8 de los 32 estados mexicanos.

        El cauce del río Balsas ha sido un motor fundamental para el desarrollo de país, ya que abastece un 10% de los requerimientos de energía eléctrica de México.

        El 22 de marzo de 2011 el para entonces presidente de México, Felipe Calderón Hinojosa, levantó la prohibición permitiendo el aprovechamiento de la cuenca del río Balsas para consumo humano.

La cuenca del río Balsas baña 420 municipios de los estados mexicanos de Guerrero, Jalisco, Michoacán, México, Morelos, Oaxaca, Puebla y Tlaxcala. El río recorre de oeste a este la depresión que se conforma entre la cordillera neo volcánica y la Sierra Madre del Sur.

            La cuenca de drenaje del río Balsas comprende el 6% de la masa continental del territorio mexicano y abarca porciones de varias regiones Geoeconómicas del Pacífico, Centro-Occidente y Centro-Sur de la República.

   Representa una superficie administrativa de 123,500 km 2. Su superficie hidrológica total es de 117,406 km 2, distribuida en tres subregiones: Alto Balsas 50,409 km 2, Medio Balsas 31,951 km 2 y Bajo Balsas 35,046 km 2.

         Administrativamente se encuentra constituida por 421 municipios, de los cuales 332 se localizan en el Alto Balsas, 51 en el Medio Balsas y 38 en el Bajo Balsas. La población total estimada en 1995 fue de 9.2 millones de habitantes. 

    El río Balsas es la cuenca hidrológica más importante de la vertiente del Pacífico mexicano.

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