Arena Suelta

ARENA SUELTA

POR TAYDE GONZÁLEZ ARIAS

FLAMANTES PRESIDENTES

México, hace tiempo que necesita tener a la cabeza a un buen líder, y no es que el presidente en turno o  los presidentes que hemos tenido sean malos, sino todo lo contrario;  muchos han dejado obras perdurables, y sus decisiones han permitido disfrutar de beneficios que su bien han abonado para vivir en el estado cuasi laico o con libertades cuando menos estipuladas en los documentos básicos que nos rigen, aunque el día 12 de diciembre se paren labores y se impida hacer libremente su trabajo a muchos periodistas.

El problema en el liderazgo de esos que ostentan los cargos, puede ser que venga de origen, es decir al ser impuestos por las cúpulas del poder, al responder a favores personales o compra de lugares, cosa que se dá, se permite y se promueve en muchos de los partidos que forman parte del sistema político mexicano y que por lo tanto a lo que llegan a sus curules o cargos de elección es a pagar, como lo hace el que invierte y se cobra con réditos, sin medir el daño que le hacen al pueblo por quedarse su dinero y llevárselo a sus arcas, antes que dotar de servicios básicos como energía eléctrica, alcantarillado o agua potable.

Cuando los mexicanos llegamos al milenio creímos en el partido que se ha distinguido por sus ideales conservadores, que con una figura de un hombre a la cabeza, que parecía más de izquierda que de derecha, pero qué señalado de ser influenciado por señora esposa, tomó malas decisiones he hizo poco o casi nada porque hasta la fecha se le recuerden programas de grande relevancia, dejando a un lado la posibilidad que al parecer había pasado por su mente de tecnificar la educación, con programas de equipamiento computacional a las escuelas, que en la época de la pandemia habría significado mucho o todo.

Luego vino un sexenio que penosamente se recuerda por colocar en el primer sitial de un cargo público del país a un joven apuesto, que con una actriz protagonista de telenovelas, creara una victoriosa campaña, y pasara más con pena que gloria su gobierno, de tal suerte que a la fecha lo único que se sabe de él es que algunos de sus ex colaboradores se encuentran en la cárcel o están siendo investigados, y que además de ser el último inquilino de la mansión de Los Pinos, también tenía un gran gusto por pintar en color blanco sus casas.

Ciertamente, si volviéramos los ojos a la historia patria, y no sólo a lo que permiten éstas pocas líneas y reducido espacio, nos encontraríamos con aquél atroz Presidente que ordenó matar estudiantes, al que entregó los bienes de la nación a los extranjeros, el que nos endeudó, el que nos puso a competir con los gigantes países del norte sin siquiera ponernos a la par en tecnificación del campo o de desarrollo económico, el que vendió los Teléfonos de México en condiciones ventajosas entre muchos otros atropellos a los mexicanos.

Y no hablemos de los que dejaron quitaban y ponían líderes sindicales para mantener a flote sus intereses como lo sucedido en el magisterio que al aceptar una líder vitalicia, los deja en la absoluta vergüenza por firmar para tener prácticamente a una especie de monarca como su guía, cosa que no fue tan lejana entre los mineros que hoy tienen a su líder en el senado o el famosísimo líder del sindicato petrolero y sus gustos excéntricos.

Sin embargo, llegado el 2018, y tras una vida que cuando menos abarca el tiempo que requiere según la ley en México un ciudadano sea mayor de edad, gastado en campaña, llega a la Presidencia, el actual Primer Mandatario de la Nación Mexicana, y que encontramos; dispendios de recursos, en becas o apoyos que como en el pueblo antes decíamos, a billetazo limpio, se entrega  para que los jóvenes sigan sus estudios, aunque no se les pida informes de cómo va ese proceso de enseñanza, y que muchos antes para recibir esos recursos teníamos que mantener un promedio cercano o de diez. Pensión a los adultos mayores, aunque no se les acompañe en sus últimos años de vida a mantenerse activos directamente con espacios en los que viertan toda su experiencia y la puedan compartir con los niños y jóvenes, sino que sólo los lleven a cobrar y no se les incentiva para la inversión o hacer crecer ese dinero que por ley les pertenece y que no es más que un poco de lo mucho que ya le dieron con su labor a nuestro país.

En este sexenio se crearon nuevas universidades, pero no se han fortalecido las que ya teníamos, no se ha invertido más en la ciencia, ni en la tecnología, es más no se pudo sacar a la luz vacuna denominada patria; anti covid, a pesar que países más pequeños si lo lograron, siendo ejemplo Cuba.

Por el momento se puede resumir que tenemos un líder que ha sabido mantenerse con altos índices de popularidad, gracias a que sale diario a los medios a dar sus datos de su gobierno. A que ha sabido manejar bien las redes y demás medios de comunicación, pero, sobre todo, a que prácticamente a todos los sectores vulnerables o las minorías como también se les conoce les entrega dinero periódicamente, y existe este agradecimiento de los que reciben, pero que puede ser como al niño al que se le dan dulces y es feliz pero que pronto terminara en el dentista con los dientes picados.

Algunos seguimos creyendo que es bueno dar, pero es mejor enseñar a ganárselo, tal vez porque a la mayoría nos costó mucho o poco lo que tenemos. Y aunque nuestros viejitos merecen todo el apoyo, vale la pena considerar que hay muchos a los que no les gusta que les den, sino que quieren seguir estando activos y ocupados, de tal manera que lo más importante es que hagan lo que mejor les parezca, pero que ellos como, los jóvenes, mamás solteras o personas con discapacidad tengan bien clarito, que no les da el presidente, sino que entre todos pagamos altos impuestos para que reciban un poco de regreso, es decir no les da nadie, les apoyamos entre todos- 

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