Despertar de la tierra

 

Autor:​​​​​José Luis Valencia Castañeda

El poder del miedo

El miedo es una sensación de angustia, provocado por algo real o por algo imaginario. Es el sentido de desconfianza que te impulsa a creer en la existencia de un peligro. El hombre ha vivido con miedos, los miedos son los culpables de que seamos esclavos, porqué la esclavitud no es solo carecer de libertad física y depender de un amo, es el sometimiento absoluto del ser a toda clase de incentivos. 

Estamos siendo sometidos por toda clase de engaños mentales, que nuestra esclavitud es consensuada, o consentida, pareciera que gustamos de ser esclavos, del amor, del odio, de la ira, de la tristeza, de todas las emociones provocadas por un entorno hostil como las redes sociales, y nos dejamos atar por las cadenas de una manera fácil, y cuando menos esperamos, el sistema que tiene ese fin; el de esclavizarnos, abusa de nosotros y cuando deseamos defendernos, no tenemos las herramientas para ello.

El día de hoy, en junio de 2023, la masa crítica de personas libres no llega ni al 4 por ciento. Somos o son pocos aquellos que aspiran y luchan por la verdadera libertad, son pocos los que se atreven a ponerle cara al sistema, son pocos los que entienden que el engaño está en todo aquello que toca el sistema. 

La tierra está moderando, moldeando y acomodándose a estas energías, sabe del miedo y mediante el uso de su corteza podemos descargar mucha de esa energía limitante, pero el sistema te tiene atrapado. Si quieres salir a caminar, las películas, las series, los reels, los videos, las caricaturas y los memes te detienen, no te detiene algún documental o algún libro de Séneca, te detiene la información de fácil consumo, la que no te exige pensar, te haces esclavo de la pereza, uno de los demonios que deben ser expulsados de tu templo, de tu cuerpo, de tu ser.

Lo mismo pasa si quieres descargar las emociones negativas, solo tienes que caminar descalzo por la tierra, pero el sistema te pone trabas, te señala que si caminas descalzo podrías enfermarte o lastimarte. Algo que no sufren los campesinos pobres, que viven su vida descalzos trabajando la tierra sin sufrir enfermedades. Te esclavizan con el miedo a la enfermedad por caminar descalzo, y adoptas el miedo como medicamento usando calzado, ese temor debe ser retirado de ti hoy mismo. Si fuese dañino caminar descalzo, habrían muerto miles de civilizaciones que nos antecedieron, habrían muerto todas las especies de animales pedestres.

Cuando llegó la modernidad a tu vida y te hicieron creer que todo aquello que tocaba la mano humana estaba contaminado, dejaste de comer los alimentos que llevan la energía de los seres buenos, para comer alimentos que tienen oscuridad. Las manos de una madre alimentan mejor que una máquina que bate todo hasta dejarlo homogéneo en textura y sabor.

La naturaleza con la madre tierra y toda la sabiduría que tienen te provee de lo necesario para vivir, pero el hombre con su ciencia lo destruye hasta hacerlo simple carroña sin nutrientes, carnes preservadas de manera artificial, saborizadas de manera artificial sustituyeron al calor de las manos humanas, metiéndonos el miedo de que cualquier alimento que toque el hombre se contamina automáticamente.

He visto a miles de personas en el campo comer libremente y con exceso de confianza y sin lavar las frutas de sus huertos, saben que no tienen fertilizantes, saben que no tienen herbicidas, ni fungicidas, saben que son sanos, un poco de tierra no nos hace daño dicen los viejos, -hemos tragado tierra por años y seguimos vivos-, y es cierto, no he visto enfermarse más allá de un malestar que con un té de epazote no se cure.

Lo que no se cura son los males producidos por la ingesta de comida “sana”, de comida no tocada por el hombre. Esas enfermedades paso a pasito se te van enquistando hasta provocarte una muerte lenta y dolorosa, aparte de cara, diabetes, hipertensión, bulimia, anorexia, Alzheimer, osteoporosis y un largo etcétera de variantes de lo mismo.

Los alimentos procesados no tienen la clásica mugre del taquero, ni el sudor del panadero, ni los cabellos de doña pelos, no tiene el calor de la energía de amor de una madre, que puede traer las uñas algo sucias de fregar, pero no son suficientemente sucias como para despreciar la sazón de su comida. Nos metieron miedo de la contaminación y ahora sufrimos porqué grandes lotes de alimentos vienen contaminados desde la planta, entre conservadores, colorantes, saborizantes, endulzantes vienen los fungicidas, los herbicidas y la muerte total de la biota que deberían reforzar.

El miedo a enfermarnos nos está enfermando por ignorancia, el progreso del mundo es la destrucción de la vida humana, por todos lados nos meten miedo para poder medrar. Lo mismo pasa con el agua, nos metieron miedo que el agua de la llave no es apta para consumirla simple, y nos venden agua en botellitas. Los viejos tomamos agua directamente de los ríos, de los canales, de las acequias, de los manantiales, hoy tenemos miedo de enfermarnos si lo hacemos de la misma manera, y en cierta parte hay razón.

La razón es que contaminamos nuestras fuentes de agua por un deseo desmedido de dinero rápido, es cierto que en ciertas ciudades el agua que les llega es de muy baja calidad y la potabilización es deficiente, pero en la mayoría del mundo rural todavía existen manantiales que les pueden proveer de agua saludable y sana, la mierda y orines de los peces no son problema para tu estómago, muchos de los peces son los encargados de limpiar el agua para que pueda ser potable y no te enfermes por bacterias dañinas.

Te meten miedo de enfermarte por beber agua de los manantiales, por “no saber” que trae consigo el agua desde donde viene, te recomiendan “purificarla”. Eso me recuerda a una persona que destruyó una roca para sustituirla por tierra suelta pero plana para construir su casa, sobre la roca el sismo no la movería, y con la tierra la casa se destruyó. La ignorancia es el peor de los males, esa acarrea el miedo.

Después te metieron miedo con la salud, te dijeron que las plantas eran arcaicas, que estaba fuera de lugar, que lo mejor para tu salud era consumir medicamentos industriales, las farmacéuticas se hincharon de dinero con tu miedo a morir si usabas“remedios”, en sustitución de medicinas. Mientras en los poblados más conscientes curaban el virus del Covid con plantas, frutas y raíces, curaban la hepatitis con el tronco de la Panicua, sin miedo a morir, sabedores de la sabiduría de la tierra, que provee todo lo necesario para estar sano, pero ya te tienen medido.

Los diabéticos sueñan que están controlados si llevan su mochila de medicamentos por el mundo y se los toman meticulosamente, no saben que solo están medicados, no controlados. El control se hace sin usar medicamentos, pero eso no es negocio, hay que usar el miedo y mantenerlos vivos mucho tiempo invirtiendo en medicamentos que no los curarán, pero los mantendrán vivos, con mala calidad de vida, pero vivos, saben que las familias son apegadas y no dejarán morir a nadie, primero se quedan sin recursos antes de dejar morir a alguien de su familia.

Pero tampoco cambiarán el sistema de alimentación alterado, ni el consumo de líquidos alterado, ni la sustitución de los medicamentos, el miedo es la forma de control y esclavitud moderna, así nos mantienen en trabajos durante toda la vida, esclavos del consumo de todo, de la religión ya ni conviene hablar, ya se le está perdiendo el miedo y el respeto, el infierno ya no funciona como medida de control, la muerte todavía, por eso el Covid19 vendió muchas vacunas y se dejaron morir muchos personas.

La siguiente pandemia está planificada, si no trabajas en el control de tus miedos perecerás o serás controlado, ser esclavo o muerto no sé cuál sea la mejor opción. 

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