Despertar de la tierra

Despertar de la tierra      

La realidad y la ficción, dos aristas, un mismo fin.

Las profecías son temas emocionantes, muchos queremos conocer el futuro, con la intención de sentirnos redentores o sabedores de lo que sucederá, para tener cierta fama. No es con la idea de salvar al mundo, ni con la idea salvarse uno mismo, porqué generalmente no pensamos en salvar a nadie, ni en salvarnos. Aceptamos al destino como el único evento ineludible, con una memoria indescifrable, y morimos con esa idea, así que sabedores del destino, solo seremos el alma de las reuniones por nuestro tema de conversación, y tendremos seguidores deseosos de suspenso en sus vidas, si atinamos algún evento diremos sabiondamente: “te lo dije”, como si con ello eleváramos a otro nivel nuestra propia existencia.

 No todos los profetas tienen el don maduro, ni es dado por una entidad espiritual no científica. Hay algunos profetas que usan los medios llamados “estadística”, otros siguen patrones que es un indicador también usado por la estadística, otros usan únicamente la filosofía basada en ambos sistemas estadísticos. Los tres tienen sus razones y sus aciertos son muy similares, eso nos da cierto margen de actuar cuando se vaticina eventos funestos, aunque muchos de sus trabajos terminan en la carpeta de los imponderables que no deben difundirse a la población en general, porqué la política no gusta de sembrar el miedo. No con esa información que no está cien por ciento certificada, es subjetiva como todas las resultantes de la estadística.

 Otras predicciones se hunden en la literatura de ficción y las vemos aparecer en series como los Simpson o películas fantásticas, algunas más se pierden en las teorías de la conspiración, que cuando suceden se destapan, señalando que antes ya había sido vaticinado y los más suertudos, que logran difundir más su mensaje, las muestran en películas taquilleras. Por algo vemos como abundan este tipo de películas a cada final de siglo o a la llegada de cada fecha apocalíptica. Sucedió a finales del siglo XX y con la llegada del 2012, fecha clave en la mitología Maya. En ambas edades el fin del mundo parecía cercano y posible. Recuerdo, a manera de mofa, que muchos de nosotros despertamos el día primero de enero del año 2000, con el temor de que algo extraordinario habría pasado en la noche y que éramos los únicos seres vivos sobre la tierra.

 Evidentemente no fue así y seguíamos vivos la mayoría, se murieron los que normalmente mueren día con día, pero nada extraordinario pasó y la vida siguió, ni la tierra se murió, ni la humanidad desapareció de golpe. Algunos entendimos tempranamente que la tierra no sería la primera que terminara o muriera, entendimos que el fin del mundo se refiere únicamente el fin de la raza humana, al menos, así como la conocemos, y esperamos a la siguiente fecha que sería diciembre de 2011, la esperada llegada del fatídico 2012, y llegó, y pasó sin pena ni gloria. Respiramos aliviados de que las profecías fallaran. Desde luego estábamos equivocados, al menos en la interpretación.

Debemos reconocer de principio que la tierra y el hombre tienen calendarios y vidas distintas, la edad de la tierra se mide de otra manera. El calendario del hombre es distinto, un día para el hombre puede ser un nano segundo para la tierra, y las formas de interpretar las profecías no la sabemos literalmente, muchos de los mensajes están escritos en alegorías o en lenguaje críptico o simplemente un leguaje propio del argot de los sabios de su tiempo, por ejemplo, las edades de los Mayas eran medidas en catunes, tendríamos que identificar cual es la correlación de ese calendario con el nuestro para identificar la fecha precisa del inicio del fin de la raza. También deberíamos de entender que el cambio no necesariamente es de mortal necesidad en la fecha descrita, puede ser el inicio de una era distinta a la anterior que muere en 2011 y nace en 2012, fecha del nacimiento del hombre nuevo, mientras muere con la era anterior el hombre viejo, y creemos que no tenemos aun la capacidad de identificar ni la era, ni al hombre nuevo.

 Lo que, si podemos identificar y estudiar en la historia reciente, es la serie de sucesos que pueden ser medibles, a partir de 2012. Si tomamos como base eso, se ha notado una aceleración del tiempo, no solo en percepción, sino en la practicidad. En 2012 los días parecía que corrían lentos, los cumpleaños se programaban con tiempo, las bodas se programaban con tiempo, las fiestas de fin de año se esperaban con ansias. Hoy no. En nuestros días los cumpleaños nos toman por sorpresa, los años nuevos parecen muy cercanos al anterior, aun no nos adaptamos al ciclo del año anterior, cuando nos llega el nuevo. Junto con esa velocidad inmoderada del tiempo, que ya lo había predicho Schuman, se vinieron en cascada los acontecimientos que estamos viviendo ahora, y que pareciera que nos toman desprevenidos, aun cuando estamos advertidos.

 En 2017, por ejemplo, fue un año con sucesos anormales. En ese año aumentan de intensidad los sismos en todo el mundo, reviven algunos volcanes, aparecen mega ciclones, aparecen las inundaciones extremas y los incendios enormes, aparecen los socavones alrededor del mundo y comienzan a caer muchos meteoritos. Después se sumarían el movimiento del eje magnético de la tierra, granizadas extremas, fríos extremos, calores extremos, lluvias de arena, proliferación de sargazo, nacimiento de zonas muertas en mares, aparición de animales que se creían extintos, movimiento de ecosistemas completos, aparición de animales de climas tropicales en zonas frías, aparición de virus, descongelamiento de polos y de cordilleras, desaparición del agua en lagos, grietas en varias partes del mundo, la aparición de platillos voladores, aparición de peces que habitan en profundidades del océano muertos en las playas, mareas de espuma, alejamiento de las costas, y ahora el posible cambio de las corriente marítimas. Todo eso lo han predicho los personajes considerados como conspiracionistas, basándose solamente en patrones de comportamiento de los ciclos naturales.

Ahora entendemos que la tierra tiene unos ciclos que aún no entendemos de manera científica y que se están sumando a los ciclos que hemos vivido durante nuestra vida y uno de esos ciclos nuevos y extraños es el que empezamos a vivir ahora, y que, como dijimos, ya había sido vaticinado por algunos progresistas de la filosofía o conocedores del futuro, camuflados de conspiracionistas. Hace veinte años se hablaba de una posibilidad muy lejana de que con el calentamiento global los hielos de los polos se derritieran, con el ello el aumento del nivel del agua en los mares y desaparecerían muchas costas con sus ciudades incluidas, y se hicieron maquetas de ese fenómeno, señalando cuales ciudades desaparecerían, cambiando la geografía del planeta de manera drástica. Eso está en el tintero, aún no se ve que aumente el nivel de las aguas a pesar de las noticias que nos narran la desaparición de miles de metros cúbicos de hielo en los polos.

 Otros hablaban de que con la desaparición de la capa de ozono pereceríamos presa de cáncer, presas de la exposición a la luz ultravioleta. Al desaparecer la capa de ozono quedaríamos desprotegidos y moriríamos. Otras teorías señalaban que podría existir una nueva glaciación, cuando la tierra se congelara de manera brusca y muriéramos por montones. Eso al parecer podría acercarse pronto, las ciudades del norte de Estados Unidos, en pocos días se congelaron en el invierno pasado. Otras teorías señalaban que pereceríamos bajo el peso de una enorme roca venida del espacio, Bruce Willis debió de habernos salvado, y esa posibilidad es factible aún, está la tierra entrando en un área llena de piedras espaciales en su viaje por el espacio.

  Algunos más avezados aventuraron la teoría de que el término de la raza humana sería gracias a una invasión extraterrestre, esa no ha pasado y creo que no pasará, pues si los extraterrestres nos han visitado y nos visitan, ya deberían de haberse dado cuenta de que no tenemos ninguna posibilidad de salvarnos si usan su tecnología. Al parecer ninguna de estas teorías mencionadas o premoniciones dichas ha sucedido. Efectivamente, no así tan literal. Pero el camino que están marcando los acontecimientos actuales señalan que todas pueden suceder en determinado momento. Esta semana hemos visto que la ficción no se compara en lo absoluto con la realidad, esta última está superando a la primera de manera brutal, podemos decir que el tiempo que requiere la tierra es otro y que le está llegando, pues ya no nos es extraño ver noticias de inundaciones en zonas atípicas, como en Yemen, una zona desértica con pocas precipitaciones pluviales anuales.

 No nos es extraño ver las noticias de incendios enormes en California, Estados Unidos, o Grecia o Turquía, ni que nos informen del deshielo y pérdida de cuerpos de agua en Argentina o México, de socavones o sismos en todo el mundo. En escasos cuatro años ha modificado la tierra su comportamiento de manera brutal, y no creo que sea gratuito, consideramos que es parte de un ciclo desconocido para nosotros, pero que ya ha sucedido antes, quizá hace unos 800 años en las edades oscuras, o unos 2300 años, o en la época de la Atlántida, por lo que tendremos que buscar información en los mitos de las culturas perdidas, como la Maya, Egipcia, Asiria, Hebrea o alguna otra con datos que nos ayuden a desentrañar este intríngulis en el que nos metimos nosotros solos.

 Mientras buscamos el patrón de este nuevo ciclo para protegernos y saber a dónde correr, debemos identificar como se está desarrollando la nueva edad de la tierra y las posibles consecuencias a corto plazo que vamos a tener, por ejemplo, el movimiento paulatino, lento pero constante del eje magnético de la tierra hacia Siberia seguramente modificará la topografía actual de la tierra, todo el toroide que confluye en los ejes se modificará, pero el equilibrio persistirá en la tierra, influenciado por el exterior, eso quiere decir que su antípodas también se moverán, y con ellos todos sus sistemas anejos, los científicos ya están identificando estos cambios y los ven con bastante preocupación, y como la muchedumbre sí atiende a las recomendaciones de los científicos, podrán tomar previsiones. Quizá valga la pena ver nuevamente las películas del apocalipsis, todas las posibilidades de salvación deben ser estudiadas, allí la política o peleas por territorios salen sobrando, la vida estará por encima de las posesiones o banderas.

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