Despertar de la tierra

Los rituales a la diosa madre: la tierra.

Vivimos en un planeta poderoso, un ser viviente, una conciencia cósmica, que alberga en su faz al hombre. Los griegos la denominaron Gaia, Gaya o Gea, que se traduce en “tierra”. Gaia es la deidad primordial, la madre tierra, aunque los romanos tenían a otra diosa de nombre Ceres, dedicada al grano, las identificaban con el mismo valor. La madre tierra es la progenitora fecunda, en ella se establece toda la creación que conocemos, todos los reinos, mineral, vegetal, animal y humano. En ella se establecen los cuatro elementos conocidos y la energía vital que no se ve a simple vista, pero que es la generadora de la vida, la física y la espiritual, y la espiritual es la menos estudiada, y allí donde menos se estudia es donde cabe la ignorancia, y la ignorancia es generadora de la violencia.

 Las personas aquellas que viven atadas a la tierra, son las más felices, mientras las ataduras sean del amor, de la simbiosis, del mutuo apoyo, sean las de unirse uno al otro, como el alma del campesino, que pide permiso a la tierra para poder horadarla con la intensión de generar vida, y que esa vida nos mantenga a nosotros los humanos. El campesino llora cuando la tierra se molesta y no le regala alimento, llora cuando no llega el agua, llora cuando no sale la semilla, llora de desesperación porque se siente responsable de que la vida no siga su curso. Por ello pide permiso, y agradece, guarda las mejores semillas para la madre, para que la vida se eternice con ello.

 El campesino cuida el agua de los ríos, porque de allí beben los animales que le acompañan, porque de allí bebe él y su familia. El hombre cuida a los árboles, porque de ellos saca el fruto, saca los pilares de su casa, saca el calor al hacerlos leña, de allí saca los muebles, de allí saca los juguetes de los pequeños, por eso los cuida, no los mata, no los tira, les pide un pedazo aquí, un pedazo allá. Pero el campesino no es todos los hombres, el campesino es una ínfima parte del hombre, pero es esa parte que mantiene el cordón umbilical de la vida unido a la tierra.

 Una de las razones por las que la tierra no morirá, continuará su camino por la senda de las elevaciones energéticas, y los que viven en ella subirán si se adaptan a su vibración, no lo contrario, porqué los inadaptados serán retirados para no entorpecer el brinco. Otros hombres, al igual que los campesinos, empiezan a despertar, descubren por fin el engaño en el que los tiene el dogma, descubren que la libertad no existe si no trabajas con la mente. Estos hombres (hombres y mujeres), son los que anclan las energías a la tierra, la cuidan, la protegen en la medida de sus posibilidades, en la medida de su conocimiento, muchos de estos seres, entienden que la tierra necesita ayuda, la ayuda es la conexión espiritual con ella y con las energías que la cubren.

 Esa subjetividad, que aun no entendemos, pero que hemos estado usando por siglos para tratar de comunicarnos con todos los seres que no están en este plano, llámese maestros, ángeles, arcángeles, desencarnados, cuyos mensajes descifrados o no, entendidos o no, nos hacen pensar en que efectivamente la vida del alma es eterna, mientras que la vida del cuerpo es temporal. Así intentan rituales de comunicación, intentan ser canales receptores de energía e información que ayudará a la tierra en su camino hacia la eternidad.

 En estos tiempos tan confusos, cuando los fenómenos naturales y las pandemias provocan desazón y desconcierto en las almas, las energías mueven los hilos de la desesperación y se mueven en la búsqueda de soluciones, buscan en todos los rincones las señales perdidas que los ayuden a equilibrar la vida en el planeta, con la firme intención de que la tierra prospere, y no es malo, el objetivo es justo, más no es necesariamente lo correcto. La tierra en su devenir, en el propio ciclo de reencarnaciones o en el propio ciclo de primaveras del tiempo, se deshace de aquellas energías que no están en comunión con ella, los desintegra, y estas energías saben, una vez desencarnadas, que su caminar no fue el óptimo y que tendrán que sufrir las consecuencias de sus propios actos, empezarán a vagar en el limbo buscando un portal dimensional que los lleve a la zona donde las almas se acumulan, a la espera de una nueva oportunidad de bajar a la tierra a culminar el aprendizaje que la mente les bloqueó.

 Es una tarea interesante, allí se prueban a las almas en su más baja debilidad, allí sale la fortaleza que se necesita para ascender nuevamente y convertirte en un ser de luz, alejado de la simple chispa divina con la que llegaste. Allí la memoria debe retornar los pasos y dejar de ser una carga emocional a ser una carga de poder y unidad, por ello el hombre, desvela uno a uno los misterios ingenitos, los que solo la divinidad va dejando entrever conforme avanzas en tu elevación o despertar. No te da la información de golpe, no la soportarías, o te aburrirías por no saber como desentrañar todo el intríngulis de conceptos. Así el hombre, en la búsqueda de la gran verdad, una vez metido en la veracidad, empieza a sondear los rituales, pone a la tierra y al hombre como bases, uno de recepción, el otro de antena o canal, y se inventa palabras, se inventa conceptos, se inventa frases, se inventa oraciones, de inventa rezos, se inventa plegarias.

 Con ellas inicia el proceso de conocimiento del sí mismo, con ellas empieza a conocerse en el mundo, empieza a saberse uno con la tierra y la creación. Desconoce que los maestros, los ángeles y demás entidades de luz no quieren boato, parafernalia ni ritual, quieren comunicarse con las palabras de poder, todo el respeto y buena lengua, basados en el agradecimiento y la congruencia del ser. Estos seres o entidades no quieren pleitesía, quieren comunicarse entre iguales, como hermanos. Algunos lo entendemos, otros no tanto, el desvivirse en adulaciones o en maledicencia causa el mismo efecto, los extremos de la dualidad son siempre en negativo, muy y a pesar de que pareciera que suena agradable festejar todos los logros y que estos sean altamente festejados para enaltecer el alma, al contrario, la achican, nos hacen perder el piso y la fe.

 Los seres quieren respeto, confianza y agradecimiento, y la tierra es un ser espiritual, que necesita del agradecimiento y amor, sin caer en la adulación, por ello sigue dando vida, soportando la creación de vida forzada, con tal de mantener a las mejores almas, y las mejores no están en las iglesias, no están en los cultos, ni en los credos, ni en las escuelas de la moral, están regadas, esparcidas por todo el mundo sin dar señales de ser, son y simplemente son, esos hombres perdidos en el anonimato, son los mejores, esos hombres que dan toda su energía, no su vida por la tierra, son los hombres que la vida necesita.

 En épocas perdidas en la historia del hombre, existieron hombres que le rendían culto a la madre tierra, hay esparcidas cientos de figurillas de cerámica de una mujer con una espiga en su vientre, esa representación es la madre tierra siendo pródiga y fértil, la tierra siendo fecundada por el sol. Creemos que son ejemplos rituales, de una simpleza anodina, creemos que eso solo abonaba a la ignorancia de los seres del pasado, más son ejemplos de cómo se entiende a la tierra y su creación, el símil de la mujer canal de vida por donde nacen los seres humanos y la chispa divina se aloja. Existieron otras formas de buscar la comunión entre el hombre y la madre tierra, desde los rituales politeístas del sol, tierra, luna, fuego aire, hasta los animistas donde todos los seres poseen un principio vital.

 Rituales a los que estamos regresando, ahondando en la conciencia ancestral, creemos hoy nuevamente, como se decía del paleolítico, que todos los seres tienen anima, la chispa divina que los conecta ,y que la tierra es un ser animado, contiene dentro de sí miles de ánimas, no sería extraño dentro del universo de las células, que a ellas los proveeríamos de un ánima en su entender y que toda esa energía tuviese influencia en el todo, como la célula enferma puede enfermar a todo un cuerpo, la madre tierra enferma, dañaría al sistema solar, el sistema solar enfermo enfermaría a la Galaxia, y así fractalmente hasta el infinito, y en lo diminuto del ser, sería la misma expresión de vida.

 Otros rituales se combinaron con panteísmo, politeísmo, ideologizados por las modas, como el feminismo, veganismo, yoga y meditación, que son tal y como han sido todos aquellos rituales ancestrales, simples herramientas que evoluciona e involucionan conforme el hombre avanza en el tiempo. No es que el ritual adecuado para la comunión con la tierra haya sido modificado, es simplemente el uso del libre albedrío de las personas y el cumplimiento de los ciclos propios de los planetas en su crecimiento como chacra de su propio sistema solar.

Nuestra madre tierra requiere de la comunión de todas las razas, de todas las conciencias en luz, no importa cómo la llamen: Gea o Gaya por los griegos, Cibeles por los frigios, Tiamat por los sumerios, Ishtar por los Caldos, Astarté por los Asirios, Pachamama en Sudamérica, o simplemente madre tierra, la moda del New Age también trae cierto conocimiento ancestral, lejos del desvirtuamiento que han tenido por el desvío de sus rito enfocados más al negocio que al salvamento de la vida, el New Age concibe a la tierra como el cuerpo de un ser vivo, nada alejado de la realidad, la madre tierra es un ser vivo, con su propia alma cósmica, que cumple su propio devenir y paga su propio karma.

 Creemos que todos los rituales, donde se hacen ofrendas a la madre tierra son innecesarios, la madre solo espera el agradecimiento y la congruencia en sus hijos, que no se utilice la violencia en ella, ni en sus hijos, que el alimento que le da, debe ser tomado solo en su justa medida, nunca más, nunca menos, solo lo que el hombre necesita, el ritual lleno de boato le es insatisfactorio, la fe de las iglesias, no hace publico el ritual hacia la madre tierra, se enfoca en el espíritu del hombre y su salvación mediante la mediación de espíritus superiores, invocados mediante la oración y la plegaria, sin embargo, la tierra es parte de la creación, debe ser tomada en cuenta, las iglesias deben regresar al animismo, alejarse del dogma que los aleja de la espiritualidad, ser una con toda la creación, desalentar la polarización y el miedo, nuestro nuevo ritual será la comunión con la madre, para que esta nos siga sosteniendo en su seno.

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