Despertar Poético

 

Nombre del artículo:¡Seré libre al fin!

Autor:​​​​​José Luis Valencia Castañeda

¡Seré libre al fin!

Hoy me levanté con la idea firme de escribir un relato fantástico. Ya lo había soñado, los días parecían eternos, las noches desangeladas, el ánimono me permitía explotar mi imaginación. Al final, los sueños y la realidad provienen de una misma madre: “la mente”, quizá vengan algunos del inconsciente, como los viajes que llaman astrales, que son las salidas del cuerpo que hacemos durante los sueños, cuando recorremos lugares distantes y desconocidos y vemos en ellos a nuestros amigos y a nuestra familia, muerta o no participando de ellos.

Ayer, cuando iba a dormir, le pedí a Morfeo, el dios del sueño, que me permitiera descansar completamente, mi cuerpo necesitaba reposos. Al menos eso es lo que entendía desde mi mente zafia y primitiva, que pretendía ser una máquina defectuosa, que debía reposar para recomponer las fuerzas. Sé que no es así, la máquina que tenemos sigue trabajando durante toda su vida, pero como cualquier sistema es susceptible de ser modificado, para bien o en detrimento de su funcionamiento óptimo, y Morfeo me concedió esa licencia.

Descansé tranquilamente, pero también viajé a tierras extrañas, donde la vida es distinta y los paisajes excepcionales. Iba volando, como si fuese un autómata que pudiese tomar vuelo en cualquier lugar, aunque muchas veces caminara, esa ha sido mi contradicción lógica, y observaba a los personajes del mundo común haciendo sus tareas cotidianas sin atreverme a acercarme, sin interesarme en acercarme, eran unas pequeñas hormigas afanosas, con un carácter muy ríspido, se alteraban por cualquier cosa. 

Sonreía al imaginarme la cantidad de información inútil que se transmitían, me imaginé a la hormiga llenita de la esquina manoteando hacia la otra esquina que la pelea era por un par de bollos que la una le había robado a la otra. Esa otredad, me hacíagracia. Mientras volaba, no veía mis alas, pero si las sentía, eran enormes, me llevaban con facilidad de un lado a otro, ¿Sería un ángel?, ¿Algún arcángel?No lo sé, pero se sentía una brisa agradable durante el viaje.

Mientras continuaba recorriendo tierras desconocidas para mí, la laboriosidad del hombre, allá abajo no cejaba, no importaba la cultura, lengua, color o ubicación, todos los hombres buscaban afanosamente algo. Mucho de eso era alimento, mucho alimento, se movían febrilmente. Los dejé hacer, mientras disfrutaba el viaje. Mehubiese gustado encontrar a Morfeo en esos momentos, para agradecerle la enseñanza, le pedí relajación, y creía que era no soñar nada, no ser molestado en anda y despertar lúcido y entero.

Hoy sé que no me importaría despertar cansado si el viaje que llevo me deja enseñanzas, y vaya que me las estaba dejando

Mientras volaba por una montaña alta, vi a un monje sentado frente a una enorme roca, sistemáticamente, en perfecta sincronía con un pequeño gong, se balanceaba detrás y delante en números precisos, 3, 6 y 9, después permanecía inmerso en su propio mundo, con las manos unidas por los dedos en la parte alta de la cabeza, simulando una antena, para moverse nuevamente al sonido del gong. Me senté a su lado, no pareció verme, le pregunté si estaba logrando algo con ese ejercicio, y me respondió que sí, era una manera de elevarse al cielo, donde mora el ser supremo el gran Buda.

Volví a reír para mis adentros, ese hombre era un ingenuo, no entendería la enseñanza de Buda, de esa manera. Buda no era dios, ni dios era Buda, los dos unidos si lo eran, y ese hombre buscaba la iluminación, mediante la sustracción de su espíritu, dejaba pie a que espíritus de oscuridad lo poseyeran mientras abría esos portales con sus manos. Puse un domo de protección azul, y le pedí a su guardián que lo protegiera para evitar que la oscuridad los atacara, como ya lo ha hecho.

Los budistas de mayor jerarquía están parasitados de manera brutal, este pequeño monjecito, perdido en las montañas, es solo un peón de todo lo que representa su ideología del espíritu. Este pequeño hombrecito hacía todo lo que estaba en sus manos para trascender, y se lo creía, y seguramente alcanzaría la iluminación en alguna reencarnación, en esta no. Sabemos los que nos movemos entre los sueños, que ninguna religión te va a ayudar a iluminarte, solo te quitaran algo de dinero, algo de lo que produzcas y te darán una bendición, con la que te sentirás satisfecho.

Sentí lástima por el pequeño hombrecillo, lo mejor sería que anduviera por el mundo regalando esperanzas a los hombres, y ayudando a salirse de la mente de esclavos que los mantienen atados a la materia y de la que se aprovechan los amos del mundo, podría estar cultivando alimentos y dando de comer a los hambrientos, pero no, su tiempo lo dedica a rezar, a decir peroratas llenas de dolor.

Me elevé recto, con los pies unidos, el derecho encima del izquierdo, realicé unas espirales y llegué al domo, la parte prohibida para el hombre. Alguien debería estar cuidándolo, es muy fácil acercarse, solo basta elevarse y es sencillo. Eso pensaba, mi mano tocó la superficie del domo, era una malla energética muy fuerte, el calor que sentí al tacto fue tremendo, como si fundiese acero de un solo toque, lo bueno, es que estaba allí, no con mi cuerpo físico, sino un holograma en mis sueños.

Me recosté con la mirada fija hacia arriba y pude ver el gran océano de agua azul encima de mí, los grandes peces modelaban como si fuese una gran pecera, esa retícula, sostenía a una gran pecera, no entendía el porqué, y hoy sigo sin entenderlo, pero sé que algún día me llegará la explicación, mientras tanto me imaginé a mi miso hace años, pensado que el viaje a la luna era una realidad y que el sol era una gran estrella, y hoy descubrí, que no lo son, la luna es un gran plato, enorme, que sirve para mandar energía femenina a la humanidad.

Bueno, no es que la energía tenga sexo, solo que la luna está alineada en frecuencia femenina, así que afecta más a las mujeres, mientras que el sol, que es otro enorme artefacto que produce energía calórica al hombre para su salud física, son dos objetos que fueron puestos allí y que se mueven como si estuviesen colocados en una gran vía con punto de inicio en algún lado y término allí mismo, cada 23 mil años, suena extraño, pero esa es la verdad que veo desde esta condición.

Mientras recorría el domo, que era el firmamento que todos veíamos desde la tierra, como un espacio infinito, vi que más allá había tierras, me preguntaba que eran, intenté volar a través del domo y en cada intento era rechazado, el espacio se curvaba, mi mano no era capaz de penetrar más allá de mi puño, y era rechazada, di la vuelta completa y no distinguí alguna fisura, bajé hasta el nivel donde el domo se unía a la tierra, y lo que vi fue solo hielo, enormes paredes de hielo, sin que se notara que nevara, como si hubiesen estado siempre allí, y más allá  del domo tierras y más acá del domo hielo.

El ambiente parecía hostil, pero no lo era del todo, al igual que en los desiertos hay oasis, entre los hielos había pequeños espacios verdes y cálido, hacia uno de estos me dirigí, vi a varios hombres subsistir con lo que allí había, se habían adaptado al clima y a los alimentos que allí había. No se veían hostiles, tampoco amables, su cara denotaba una total indiferencia, enormes plantas salían del suelo, fundiendo el paisaje en un verdor febril.


Muchas aves reposaban entre los riscos de varios acantilados de roca, eran aves comunes que habitan en lugares conocidos. Me descontrolé, elevé mi vuelo y me dirigí a casa, estoy agradecido con Morfeo, que me permitió realizar un sueño, dentro de mi sueño, volar y ver más allá. Quizá si fuese un sueño lúcido, podría afirmarles que todo eso que vi existe, pero era solo un sueño, pero los hombres vivimos de los sueños y los poetas creamos nuestros paisajes a través de la poesía y la filosófica, tendré que realizarle algún poema y dibujar nuevamente esas líneas en el horizonte en sus siete colores y volver a la cama a descansar el espíritu, tal y como lo hace el cuerpo.

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