Despertar Poético

Despertar Poético

Bien vale la pena morirse
He caminado miles de kilómetros, he conocido miles de personas, he platicado con cientos de ellas, y son pocas, contadas con los dedos de las manos, las que están conformes con la vida que llevan, no la que les ha tocado, pues a nadie nos toca una vida que no hayamos elegido, aún en la infancia podemos elegir vivir una vida tranquila adaptándonos a las reglas o vivir dentro de la presión de no cumplirlas y sufrir las consecuencias. Todo es una elección, la vida misma es una elección, pero no sabemos que elegimos.
Muchos llegamos a esta vida intentando descifrar a qué venimos, sin lograr entenderlo, ni lograr definir un destino, aunque el destino esté por completo de manifiesto, como dice el clásico: “Todo es destino”, porqué todas las consecuencias de nuestras acciones es destino. Así nuestras acciones definen lo que somos y lo que nos depara el destino.
Por eso se dice que somos creadores de nuestro destino, a pesar de los negacionistas que mencionan que sus acciones son causas ajenas a sí mismos y solo son determinadas por las circunstancias, y podría decir que sí, ¿Quién define las circunstancias?, ¿El mismo destino?, es lo mismo, solamente es rodear las acciones, es tomar otro camino, más o menos difícil.
Las personas comúnmente señalan que el destino les es adverso y que la adversidad acompaña su vida y sus acciones, que nada les sale bien, que nada les es favorable. Entendemos que muchas de las expectativas que ponemos frente a nosotros son muy altas, alejadas de nuestra realidad y presionadas por el entorno, bastaría mover nuestro derrotero un grado y salir de ese camino tan fangoso, ya sea cambiar de trabajo, cambiar de mentalidad, cambiar de amistades, cambiar de escuela, cambiar de vivienda, dejar a la familia y sus problemas negacionistas y caminar solos con una nueva familia y nuevos amigos, aquellos que tengan alguna afinidad moral y una perspectiva similar.
Eso quiere decir que cuentan con información a un nivel muy similar y que asumen las mismas metas y responsabilidades por esas metas.
Pero esos son los pocos; los muchos, que son la mayoría, no tienen ni siquiera idea de lo que es una meta. Su objetivo principal es solo sobrevivir. El sistema se los ha tragado por completo, son esclavos que difícilmente podrán salir de su letargo, si la vida no les pone una prueba difícil. Lo más fácil sería para ellos analizar si tienen algún destino o una misión en la vida, porqué todos tenemos una, la principal señalada por los clásicos es la de ayudar a otros:
¿Ayudarlos a qué?, ¿A qué sobrevivan?, lo harán sin nuestra ayuda, las necesidades básicas serán cubiertas a cualquier costo y por cualquier medio. Esos no quieren ser ayudados, esos, valía la pena mejor dejarlos morir o ayudarlos a una muerte más rápida, para que el aprendizaje fuese más rápido.
¿A qué vienes a este mundo si no sabes tu misión?, ¿Vienes solo a vivir?, no tiene sentido, la vida no tiene porqué ser una carga que solo debe ser descargada, vivida y se acabó, eso contradice todos los dogmas y todas las ideologías espirituales, contradice las enseñanzas de todos los sabios, que mencionan una rueda imparable de encarnaciones, en las cuales debes aprender a liberar toda la maldad y convertirte en un ser bueno.
Eso te libera de toda carga y culpabilidad, que sin duda tendrás, porqué no sabemos que contratos o pactos realizaste en otra vida o dimensión, aunque para la mayoría eso solo sea un juego de conspiración. Hasta el mismo Fontanarrosa pensaba que existía un Samsara, en el que todos participamos y que hoy somos hombres, mañana animales.
Decía que “si crees en la reencarnación, no te reirás de la fealdad del sapo”, y tenía razón, porqué ¿Quién de nosotros creyendo en la reencarnación puede juzgar al necio?, si podríamos reencarnar en uno, no solo en sapo, sino en un hombre con sentimientos contrarios a lo que hoy somos. Pero entendemos que no es así, que solo los seres primarios o almas nuevas son las capaces de experimentar el dolor por muchos años y muchas reencarnaciones, porqué no entienden su destino.
Si vienen como espíritus conscientes serán fácilmente reconocibles, porqué desde pequeños buscarán la paz dentro de su círculo, tomando decisiones sabiamente, ayudarán a otros a no cometer errores que les puedan dar problemas y causarles dolor, porqué la vida para las mayorías es que a la vida se viene a sufrir, y si esa es su razón, bien vale la pena mejor morir, ¿Para qué quieres una vida de dolor?, si el dolor mismo te matará un día, mejor hoy, no mañana.
Si tu vida está destinada a la felicidad y la encuentras, has llegado al final del juego. De eso se trata la vida, de encontrarle la forma de sustraerse a los acontecimientos y no anclarse a ellos, de manera que la maraña de eventos pase de lado, sin que te afecten. Vivir una vida alejado de los sucesos comunes, como violencia, corrupción, ira, envidia, celos, chismes, lujuria, gula, pereza y demás defectos, es el destino del hombre sabio, que sabiendo que existen y entendiendo que se le ponen pruebas todos los días para caer en tentación, ya no le importa, los mirará como lo que son: “objetos diseñados para el dolor, encubiertos de felicidad”.
Porqué todos los placeres te dan felicidad, pero esa es efímera, son lapsos que pasan muy rápido, pero con consecuencias funestas. Las resacas de todos los egos son duras, siempre destinadas al dolor, y así viven las muchedumbres, buscando afanosamente esos pequeños trofeos que según ellos les dan felicidad, viven de fiesta en fiesta, de persona en persona, de placer en placer, sin sentarse a pensar que su destino está echado y que pronto sucumbirán, como lo hacen todos aquellos que no logran identificar su misión, que bien merecen morir antes, para evitar todo el tiempo dolor.
Si no identifican quienes son y a qué vienen, bien vale la pena morir y enfrentar en otro sistema, o en otra dimensión, esas dudas existenciales y no ejemplificar negativamente en esta.
Decía Le Fanu; “Cuando se abre la vista interior del hombre, es decir, la del espíritu, aparecen las cosas pertenecientes a la otra vida, imposible de hacer visibles a la vista corporal”. Allí entendemos que hay otra vida, de las ¿Siete? Que tenemos. Así que cuando no podemos hacer visible la vida del espíritu, lo mejor es morirnos.
Sé que esto no expresa un deseo de eliminación de seres poco preparados, pero si expresa aun deseo de muerte de todo aquello que te aprisiona. Es el deseo de la nueva vida, de aquella que te descubre, que no te limita y de libera de toda la esclavitud a la que te presiona la vida actual, que es la esclavitud de los deseos, de la que no es fácil salir sin conocimiento, y sin el saber que hacer con ese conocimiento, porqué puedes tener información, que solo son datos, si no tienes conocimiento que son los actos, y sin sabiduría, que es saber qué hacer con ese conocimiento.
Si solo tienes información y no la usas para ayudar a otros, es mejor morir, si crees que la vida es una y te la tienes que acabar, mejor sería morirse hoy, mañana sería tarde, podrías perjudicar a algún alma nueva que busca trascender en esta tierra y que por alguna situación de engaño cayó en la trampa del ego y eligió contratar algunos servicios que le costarán algunas vidas de dolor, que bien le cabrían terminarlas pronto y cerrar ese contrato.
Bien convendría romper esos tratos y contratos de dolor, para encontrar la paz y retornar preparados a la otra vida, la que promete paz, la que algunos llaman cielo y que yo llamo “paz interior”, para mí esa es el mejor ejemplo de lo que es la felicidad, porqué ningún panorama oscuro puede opacar la luz, el poder caminar por la vida sin deber algo, sin renunciar a ti, sin desear nada, sin intentar experimentar más allá de lo que puedes controlar. Sin depender de algo o de alguien para estar en paz, no tiene precio.
Si ya entendimos que ayudar a los demás y a uno mismo es el destino de todo hombre, no vale la pena estar en guerra con nadie, así que conviene conocer nuestro propio espíritu y encaminarse al derrotero de la paz, conéctate contigo, es fácil solo háblate así: “Desde mi mente inferior me conecto con mi mente superior, desde mi consciencia inferior me conecto con mi consciencia superior, y así me reconozco como el yo soy quién soy, porqué yo soy uno contigo y tu eres uno conmigo”.

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