​Despertar Poético 

Autor:​​​​​José Luis Valencia Castañeda

Lo que sueñan los locos

Oprimido he vivido desde que entendí la magnificencia del universo, me sentí empequeñecido, opacado. Me sentí insignificante cuando entendí la existencia de varios macro universos, en total siete. Somos seres tan insignificantes en tamaño y presencia, a pesar de eso nos sentimos con todo el poder de crear.Aunque no todos nos sentimos imponentes, algunos nos sentimos despreciables, miserables seres, en grupo, nos sentimos omnipotentes, sin pensar siquiera que solo somos una fracción de mota de polvo ante el tamaño del universo, ni siquiera una humilde mota de polvo.

Somos pequeños fractales, invisibles para cualquier ser que viva más allá de las fronteras. Salvo para aquellos que están en dimensiones altas, que pueden moverse a través de ellas a discreción y pueden vernos a placer en energía. Pero para el común de los mortales que vivimos en esta tierra, el poder nos hace sentir que podemos comernos al mundo y cuando estamos postrados ante la enfermedad o muerte, entendemos que somos solo un peón más de esta carrera llamada vida, en esta tierra, y que moriremos sin siquiera saber el destino real de nuestra existencia. 

¿Y podemos saber el destino de nuestra existencia después de la muerte? Considero que sí, que todos tenemos la capacidad de saber de dónde venimos y a donde vamos, en cuál dimensión estamos y a cuáldimensión vamos, en cual plano estamos y a cuál plano vamos. Esa información ya está siendo develada, para que muchos más puedan saberlo, pero no todos están dispuestos a vivir esa experiencia, aún siguen viajando en esta nave llamada tierra con los dones velados, con los sentidos despiertos, atrapados en una nube oscura llamada ignorancia del mí mismo.

Allí es donde se puede lograr la magnificencia, donde se puede descubrir la verdadera esencia, el hombre en todo su esplendor. Recuerdo una historia que me llegó de no sé dónde, ni recuerdo quién me la contó, se refiere a un encuentro de miles de seres en un lugar amplio, rodeado de edificaciones de rocas rosadas. El que contó la historia, señaló que él estaba en la parte alta de un edificio piramidal, junto a él, un pequeño grupo de exploradores lo rodeaban, se acomodaron en un semicírculo, observando el hermoso paisaje frente a ellos. 

El edificio estaba justo frente a un lago, que se extendía entre oriente y poniente, se quedaron maravillados por unos instantes, el hombre sintió la presencia de seres a su lado, volteó sorprendido, entendía que en los lugares con misticismo o con vestigios históricos suceden fenómenos paranormales, pero no lo había experimentado. Les pidió a sus compañeros que se sentaran en posición de meditación y cerraran los ojos, al cerrar él los ojos vio algo impresionante, era una ciudad antigua, de dimensiones modestas, una ciudad mediana. 

Se vio subiendo a un edificio enorme, pintado de colores ocres y rojos, eran cuatro basamentos decorados con figuras llamadas geometría sagrada, unas espirales con circulación izquierda, unos diamantes dobles con líneas perfectamente alineadas. Cuando subió a la parte alta, donde estaba un pequeño templo que sus acompañantes adornaron con flores, un poco de maíz y encendieron un incienso fuerte, que soltaba un humo negro, pero un olor tranquilizante. Cuando el olor le llegó, lo identificó como copal.

Al cinto llevaba dos lanzas de cristal blanco, con una empuñadura de hueso de venado, delicadamente adornado, con grecas y relieves, cuando volteó, vio a una enorme multitud de guerreros en la plaza de enfrente y en las plazas aledañas, eran miles de seres que brillaban con una luz azul y amarilla, estaban eufóricos. Dice mi interlocutor -me veían con respeto, me paré al filo de la pirámide, frente a la escalinata, ante mi venían siente personajes altos, con musculaturas recias y fuertes, sus miradas transmitían poder y magnificencia, el del centro lo identifiqué de inmediato, era un emperador Mexica, a su lado izquierdo tres guerreros y a su lado derecho otros tres guerreros, todos con insignias. 

Sus bastones, demostraban que tenían el don de mando, a uno de la derecha lo reconocí como Cuitláhuac, hermano del emperador, quería retirarme, sentía que mi lugar no era allí, no me sentía con la jerarquía para que ellos se acercaran a mí. El emperador me saludó con cortesía, los guerreros hicieron lo mismo, me saludaron con familiaridad, como si me conocieran. El emperador me pidió que ungiera a sus guerreros y a él, con la espada de luz azul, traía dos, vacilé en decidir cuálde ellas tenía luz azul, pues no sabía que las espadas tuvieran luz. 

En mi mente surgieron las imágenes de las espadas flamígeras de los ángeles, intuí que las dos podían serlo, sin embargo, una tenía un diamante dibujado en la punta. Esa tomé como la espada flamígera y empecé a imponer la espada a cada uno de los guerreros y al emperador, mis palabras eran -Te honro y te bendigo hermano, que la unión de nuestras almas haga una sola enorme, porqué yo soy uno contigo, y tú eres uno conmigo- así fui, uno tras uno. Cuando me acerqué a Cuitláhuac, mi cuerpo empezó a balancearse, como si su energía y la mía se reconocieran, sonreí, quizá estaba bromeando conmigo y yo sin entender. 

Realicé la imposición y regresé al centro de la escalinata, me pidió el emperador que levantara la espada, que a partir de ese día era el encargado de dirigir la batalla contra la oscuridad, que sus dones serían integrados a mí. Los seres en la explanada y en las plazas al ver la espada en lo alto gritaron eufóricos, diciendo que esperaban la señal para atacar. Me sentía invadido por una emoción fuerte, no entendía nada de la guerra, pero también entendía que estaba en una ensoñación. Mi mente trabajaba fuertemente para identificar los patrones de cada imagen. 

El emperador me dijo que debería dar las instrucciones a los guerreros para iniciar la batalla, quedaba al mando de los ejércitos, que sus poderes eran míos ahora. No entendí exactamente a qué se refería, si eran poderes sobrenaturales o solo poderes para dar órdenes, como si fuese yo el sucesor del emperador, les agradecí y me pidieron levantarlos, o elevarlos, que es un simbolismo de extender las palmas de las manos y hacer como si tomaras un rabo de nube y con las manos lo fueras elevando. Así, con ese pequeño ejercicio, miles de seres se fueron elevando al cielo, perdiéndose entre las nubes. 

Me vi sorprendido, no entendía por completo, pero sé que siempre hay algo de verdad en todas las mentiras y siempre hay algo de realidad en lo irreal, todos los planos trabajan en comunión. Antes de la elevación de los seres, una vez terminada la imposición de la espada de luz a los guerreros, se acercaron siete maestros ascendidos, a los cuales también se las impuse. Se me informó que la estrategia sería usar de manera estratégica a las fuerzas de los siete jefes y sus guerreros, y cada grupo estaría acompañado por un maestro ascendido, las razas o tribus que estuvieron en la reunión fueron: Mexica, Zapoteca, Chichimeca, guerreros nobles, Mayas, Otomíes pluma roja y Otomíes pluma azul, seres que habían habitado hacía el año cero y el mil quinientos. 

Cuando me obligué a despertarme, vi a mis compañeros concentrados en la meditación, vi hacía el lago, vi la explanada vacía, la plaza vacía, solo nosotros en el pináculo de la pirámide. Todo me había parecido tan real, que sentía que lo había vivido. La razón me decía que no había vivido más que una ensoñación, pues aquí estaban mis compañeros sentados en posición de meditación, algo que sí estaba seguro que existía. 

Recordé a mi abuelo que me decía en cada situación anómala, que usara el discernimiento, y basándome en ello, sacara una conclusión o tomara una decisión. Recordé con ello que, en esta tierra, en este plano no estamos solos, que existen seres viajando en esta nave, en otro plano, o en otra dimensión, pero en esta misma nave. Me imaginé a una nave con dobles fondos, con áreas ocultas, donde viajan seres que no conocemos, yo en mi ejercicio solo vi a personajes que podía identificar a través de la historia, pero todos los pueblos tienen una historia propia. 

¿Habrá alguien soñando o imaginando a sus guerreros prestos a pelear en su plano por la paz de la tierra?, es muy probable, si todos compartimos la misma composición física y la energía es la misma que le llega a uno o a otro, solo dependerá de nuestros destino, cada uno caminará por la ruta elegida, y usando el discernimiento identificará el camino correcto, mis compañeros despertaron y voltearon sorprendidos, decían que habían viajado en el tiempo, en otra tierra, que era la misma, pero en otra dimensión, les pregunté ¿Vieron al emperador?, algunos sonrieron, pensando que era broma, los otros dijeron que habían visto los inicios de una cruenta guerra, me sentí tranquilo, la locura era compartida.

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