Opinión

¿A quién culpar? (Despertar Poético)

¿A quién culpar?

Cuando se nos acaban las excusas, sólo quedamos nosotros, cuando no tenemos a quien culpar, tenemos siempre al destino, a dios; cuando se nos acaba eso, sólo quedamos nosotros, y cuando nos vemos al espejo, esperamos encontrar a alguien con cara de malvado, que merezca todos los males que nos suceden, pero no, somos nosotros, con cara de sorpresa, sólo somos nosotros con cara de ansiedad, desesperados, porque todo lo que sucede a nuestro alrededor, sólo depende de las acciones que hagamos. Es la energía karmica.

Decía William Shakespeare, que el destino es quien baraja las cartas, pero nosotros somos lo que jugamos, así que no podríamos culpar al destino del final del juego, ni de lo que hayamos perdido, o ganado, sólo dependerá de la habilidad que cada uno de nosotros tenga para ganar el juego y sólo se gana en base a la razón, a la intuición, a la experiencia y conocimiento. Así que apodérate del destino, tómalo por el cuello, que no te domine. Según Beethoven, eso significa que debemos de crearnos un destino a modo, uno lento, fácil, cómodo, alejado de la maledicencia, y sí, efectivamente depende únicamente de nosotros mismos, porqué depende de nuestras acciones.

 Para ello sólo debemos entender las tres leyes espirituales: la primera señala que la persona que llega, es la persona correcta, es la ley de la no casualidad, ninguna persona llega a nuestras vidas por casualidad, llegan porque nos van a ayudar a avanzar, nos van a ayudar a aprender, en cada persona independientemente de la condición, raza, credo, edad, llega para dejarnos una enseñanza. Lo mismo que nosotros, debemos llegar a la vida de los demás, para ser maestros. Siempre tendremos las dos ópticas para aplicar, o aprendemos de las personas que están a nuestro alrededor, o la vida nos golpeará duramente hasta que hayamos aprendido la lección.

Mientras tanto, la enseñanza ya la hemos adquirido y no tendremos a quien culpar, porque todo esto dependerá de nosotros mismo y de la forma en que recibamos la enseñanza, con avidez del sediento, o con rechazo, debemos entender que a todo lo que te opones te limita, no limita al vecino, te limita a ti mismo. Toda resistencia que pongamos a alguna situación, esa situación persistirá, hasta que aprendamos la lección. Así que la vida nos mandará el mismo tipo de personas de las cuales no soportamos algunas acciones hasta que aprendamos y estas se retiren, es como una graduación, si hay una materia en la que no logras comprender el mensaje: repruebas, una vez que lo entiendas, podrás aprobar, y seguir avanzando, si entiendes el sentido o mensaje de esta ley, podrás entonces sin resistencia encontrar personas que se convertirán en tus guías, serán la lucerna que iluminará tu camino y nos indicarán con suavidad por donde caminar, hacia donde dirigir nuestros pasos, porqué nuestras creencias podrían llevarnos a caminar por caminos escabrosos.

 Así las personas que crees que son molestas, son las mejores maestras, te enseñan el reflejo de faz, eso que te molesta de ellas, es lo que debes de trabajar en tu vida, así la enseñanza también es la sabiduría que nos dejan, al lograr identificar qué es lo que debemos aprender. Una de las mejores maneras de romper la resistencia al cambio, que no afecta a nadie más que a uno mismo, es dar, siempre dar, más de lo que recibes. Los demás también están en las mismas circunstancias de aprendizaje, si te dan piedras, regala flores. La enseñanza que des, debe ser superior a la que recibes.

Yo recuerdo que en 1992 tuve un maestro, en aquellos días se me hizo un maestro malvado, me exigía, me ponía pruebas a cada paso, parecía que nada de lo que hacía le agradaba, y cuando se retiró de mi vida, respiré aliviado, me salí diciendo malas palabras, señalaba que era una persona mala, que era una persona que no tenía empatía, que no agradecía el esfuerzo, no tuve agradecimiento, ni buenas palabras para él, y hoy, comprendí, que su enseñanza no era relacionada a la labor que teníamos que hacer en conjunto, su enseñanza era fortalecerme para mi futuro. Estaba equivocado respecto a él y hoy no he tenido la fortuna de encontrármelo para agradecerle, desde aquí le mando mis parabienes, aprendí que quería culparlo de mi mala actitud por lo estresante de sus exigencias, sin embargo, ese hábito creado, me ha llevado a ser lo que soy, a nadie más. Ahora entiendo, que aun las situaciones que considero malas nos dejan una lección de vida.

La segunda ley, señala que lo que sucede, es la única cosa que pudo haber sucedido, pues nada de lo que sucede en nuestras vidas sucede de otra manera, y antes de conocer estas leyes, ya tenía una máxima razonada que dice “todo es destino”, porque el destino es lo que sucede, no lo que podría haber sucedido, el hubiera es sólo la justificación de nuestros errores, lo que sucede, es para que aprendamos la lección y no tendría que ser de ninguna otra manera. Así que las situaciones que nos pasen en la vida son perfectas, tenemos que verlas de esa manera, quién se resiste a estas, se está resistiendo desde las emociones, no desde la sabiduría de la conciencia, así que lo recomendable es aceptar lo que sucede, con aplomo y superarlo, porque la vida toda es aprendizaje, si no aprendes hoy, no podrás culpar mañana a nadie, ni al destino, ni a dios, el único culpable de lo que te suceda o te deje de suceder eres tú.

 La meta que tenemos se debe de superar aprendiendo de las lecciones que nos da la vida, si nos oponemos a los sucesos nos estancaremos, debemos de dejarlos que sucedan y ver cual es la enseñanza, sin amarguras, sin resentimientos, sin arrepentimientos, a lo echo, pecho, pues hecho está. Así, gracias a entender esta ley, podríamos decir que si tropezamos tres veces con la misma piedra es que no hemos elegido el camino correcto y debemos tomar otra senda o hacer una nueva al andar. Si algo no nos sale bien a la primera, lo único que debemos es agradecer a la vida porque nos quiere enseñar algo, nos quiere especializar en algo, lo primero que debemos hacer es detenernos, y preguntarnos ¿Sí me salió mal es porqué la vida quiere que aprenda algo que me va a servir en un futuro? ¿Qué es y por qué lo hace?

Una vez solucionado, podremos decir que hemos avanzado, así que, si te sucede algo, no tienes opción más que aceptarlo, los pasos que la vida te enseña son necesarios, aun cuando creas que no avanzas o que estás dando rodeos, aprende a diferenciar el aprendizaje de la rutina.

 La tercera ley señala, que en cualquier momento que inicies, es el momento correcto, todo inicia en el momento indicado, no antes, no después. Es como la muerte. La muerte no llega ni antes ni después. Así que, si te toca morir algún día, es el día correcto. Si te toca nacer un día, es el día correcto, si te toca iniciar un nuevo derrotero un día, es el día correcto; si te sientes preparado para que algo nuevo entre en tu vida, ese comienzo será el correcto, entonces comenzará. Esto nos indicará que todo lo que te ha pasado en la vida te ha fortalecido, te ha preparado para este nuevo comienzo.

 Así podemos identificar que el universo, la vida, la energía creadora o dios nos sorprenderán con algo sensacional, y nos prepararán para subir un escalón más en la escalera de la sabiduría, todo lo que nos sucede, es lo que atraemos, seamos conscientes o no, si algo se sigue manifestando en nuestras vidas es porqué tenemos que aprender, todos los sucesos son pasos, son experiencias, y pasarán únicamente las que tienen que ser, en el tiempo que debe ser, no antes no después, y el único beneficiado o perjudicado eres tú, el único culpable de estancarte o de avanzar eres tú, nadie más, las demás personas o circunstancias son la escuela de la vida, la mejor maestra.

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