Opinión

Alejandro Iñigo (Despertar de la tierra)

Alejandro Iñigo

 

  • ¿Cómo están los tiempos de funestos?
  • –Ahora se antojan demasiado aciagos, los días de la gran tribulación se está acercando.
  • Todos los años, en cuanto los siglos se terminan, cuando los ciclos establecidos por los antiguos llegan a su término, son tiempos aciagos, y se acercan al ideal de la gran tribulación, por ello he llegado a la conclusión tácita de que todos los tiempos son aciagos. Ya ves, los ciclos de cincuenta y dos años los llevaban con precisión loas aztecas y los mayas.
  • ¡Eit!
  • ¿No tienes miedo?
  • ¿A qué?
  • A que se acabe el mundo.
  • No, el mundo no se va a acabar por decreto, ni por señales que para nosotros son nefastas, el mundo girará y girará, hasta morirse con el universo, y esas fechas no las podemos contar aún.
  • Pero ya hay señales, ya sabes: el Huracán Harvey en Estados Unidos, las tormentas en la Ciudad de México con socavón incluido, las inundaciones en La Paz Baja California por Lidia, los puentes que se caen como el de San Sebastián en los Reyes, Michoacán, inundaciones en India, Bangladesh, Nepal y China, ¿No será premonitorio?
  • ¿Premonitorio? Puede ser, ¿sabías que hay libros premonitorios?
  • ¡Claro!, la biblia.
  • ¡Oh!, me imaginé que lo primero que dirías es eso, que mencionarías a la biblia como un libro premonitorio. Soy un augur, te adivino el pensamiento.
  • Ja, claro, augur de pacotilla, sabes bien que vivimos rodeados del miedo que nos meten los religiosos con eso de los siete sellos que desatan las calamidades, y cuando pretendemos leer la biblia, lo primero que queremos aprender es ¿Cómo nos vamos a morir? Por amor al morbo y empezamos a buscar el apocalipsis, para ver si emparejamos las señales alegóricas con nuestra realidad, nada extraño pues en nuestro inconsciente.
  • Cierto, y que pasaría si te dijera que en México existen libros premonitorios.
  • No conozco ninguno, ¿Será que soy neófito y malinchista que no leo a mexicanos?
  • Las dos cosas. Existe un libro poco conocido, que por alguna razón el destino quiso que cayera en mis manos, lo leí en 1993, solo tenía ganas de leer, un librero de viejo tenía ganas de comer algo, me ofreció unos libros de editorial Grijalbo, pactamos el precio, él se fue por unos tacos y yo era el dueño de varios títulos, tres de ellos de un autor para mi desconocido, cómo ya estaba cansado de leer los menús de los comedores, de darle vueltas al Principito y a La Metamorfosis, empecé a leer el primer libro, se llama “Los precaristas”, su Autor Alejandro Iñigo, lo leí en una semana, me emocioné al grado de ponerlo al lado de la biblia.
  • Tienes razón, no lo había escuchado, ¿Es algún autor de esos que tienen sus cuates en las editoriales, les imprimen un libro y jamás se sabe de ellos?
  • Puede ser, lo cierto es que es un autor prácticamente desconocido, nació en el Distrito Federal en 1936, cuando no era Ciudad de México, fue periodista y según diccionario de Catálogo Bibliográfico de la Literatura en México fue jefe de información de Excélsior. Colaborador de El Heraldo de México, Excélsior, INFORMEX, y Últimas Noticias. Galardón Honor al Mérito Periodístico que otorga El Mercurio, Ecuador. Premio Mixcóalt 1979-1980 por Emiliano. Medalla de Oro al Mérito Literario de la Asociación Iberoamericana de Periodistas por Los precaristas.
  • En el paquete que conseguí ese día, tenía en mis manos “Emiliano, Los Precaristas y La Revolución Invisible” y precisamente fue “Los Precaristas” el libro premonitorio y especifico de mal agüero para los que viven en la Ciudad de México el que más me llamó la atención.
  • ¿Premonitorio un libro de mexicanos? Nadie te lo va a creer, si dijeras Mostrádamos, Baba Vanga o Edgar Cayce, seguro te creerían, es más si hablaras del Popol Vu, o las leyendas aztecas o Hopis, pero uno mexicano y del siglo XX, nadie te lo va a creer.
  • Ya vas a empezar con tu pesimismo, ¿Ya leíste el libro al menos para poder hablar con razón?
  • ¡No! Ni siquiera lo conocía.
  • Ves, hablas por hablar, ¡mexicano tenías que ser! ¡hablar mal de los paisanos! Denostándolos, empequeñeciéndolos, haciéndolos menos, como si no tuviéramos bastante con que Trump nos embarre su idiosincrasia supremacista.
  • ¡Ya!, está bien, está bien, me retracto, hable sin conocimiento de causa, a ver enséñame ese libro y dime ¿Qué tiene de premonitorio?
  • ¿Recuerdas el mito del nacimiento de México, con la llegada de los aztecas?
  • De los Mexicas si, de los Aztecas no.
  • ¡mmm! Si ya sé, que los aztecas no existieron como tal, fue una invención gringa para poder identificar a los mexicas, gracias a su mala dicción y uso del singular y el plural, eso de no saber cuándo se es Mexica, cuándo se es Mexicano, y cuando se habla de México, era más fácil ponerle azteca que mexica, mexican, vaya trabas y destrabas. ¿Pero has leído el mito de la llegada de los Mexicas al lago de Texcoco?
  • Sí, he leído algo de eso, en los libros de historia, en la página del templo mayor la resumen como: Huitzilopochtli ordenó que fundaran la ciudad donde estuviera «un águila parada sobre un nopal devorando una serpiente». Siguiendo este designio, los mexicas deambularon por varios lugares, siempre en busca de la señal. De acuerdo con la Tira de la Peregrinación, la gente de Cuitláhuac se separó del resto de los calpullis o familias. Más tarde, los mexicas llegaron al Valle de México y pasaron por varios pueblos, hasta que se asentaron en territorio de los tepanecas de Azcapotzalco, a quienes les sirvieron como guerreros mercenarios. Finalmente, encontraron el sitio señalado por Huitzilopochtli en un islote del lago de Texcoco.
  • ¡Ándale! Así más o menos va el relato.
  • ¿Y a qué viene todo esto con Alejandro Iñigo?
  • Qué el Libro “Los Precaristas es una analogía del eterno retorno, el cumplimiento del ciclo de los 52 años, la vuelta al útero de la tierra.
  • ¿Y eso es premonitorio? ¿De qué año es?
  • Sí, es premonitorio, y fue escrito en 1981.
  • ¿Estás seguro?
  • Ya no entendí, hablamos primero de lo aciago, luego de los aztecas, después de Iñigo y su libro premonitorio.
  • Ya sé que te cuesta trabajo entender, cómo a mi explicar y más porqué todo se basa en supuestos y en análisis superficial de la historia, asentada en analogías.
  • ¡No pos sí!
  • Ja, ya ves que estoy preocupado por la salud de la tierra, aunque nada haga por recuperarla, salvo hablar, bueno, la tierra tiene ciclos bien establecidos, ecosistemas bien equilibrados, los cuatro elementos trabajando en perfecta sincronía y simbiosis, la tierra tiene millones de años equilibrándose, modificando ecosistemas conforme necesita, y ha modificado su geografía conforme cambian sus necesidades, y dentro de su geografía ha existido una plaga bastante complicada a la cual ha tenido que desaparecer de áreas bastante grandes, ya sea con eventos propios o mandando energías negativas para que se auto inmolen con guerras o enfermedades. Esa plaga es el hombre, que sabiéndose inteligente, no le ha alcanzado para poder convivir con la tierra en perfecta armonía, y se ha apoderado no empoderado de todo el territorio, perforándolo, dañándolo, modificándolo a su moda estética según el tiempo, mientras la tierra aguanta vara, espera, espera y de pronto, ZAS, la tierra se sacude y cuando se sacude se mueren algunos hombres y aparece la palabra rimbombante “desastre natural”, y la naturaleza no entiende de palabras, no entiende de necesidades del hombre, ni es afecta a las plegarias, solo quiere vivir.
  • ¿Todo eso hace la tierra?
  • Sí, todo eso hace, busca siempre el equilibrio, pero hablando específicamente del libro premonitorio: “los Precaristas”, habla específicamente de la recuperación de lago de Texcoco por parte de la naturaleza o de la tierra misma, aunque su relato se enfoca a la lucha por la supervivencia de los citadinos en una ciudad oscura, sobrepoblada, sucia y con baja calidad de vida, donde cada espacio es peleado a muerte, como si la tierra tuviera dueño y tuviera fronteras con señales de pertenencia del hombre. Para poder limpiar la atmosfera de la ciudad, un ingeniero que no era Heberto Castillo, pero si era su idea, encontró la fórmula para que entraran fuertes vientos y grandes lluvias a la ciudad, lo que provocó una inundación, conformándose nuevamente el lago de Texcoco, quedando pequeños grupos de población a sus orillas, que empezaron nuevamente el ciclo de repoblar y volver a construir la ciudad, el símbolo nacionalista del águila tragándose una serpiente sobre un nopal se convierte en una alegoría de muerte, un zopilote encima de un nopal tragándose las tripas de los precaristas, la nueva señal.
  • Suena congruente, y tienes razón, las inundaciones ahora en la ciudad de México y en el mundo pareciera que están rememorando el diluvio universal.
  • Son señales de que la tierra está buscando su equilibrio, y solo el hombre, cuando ese equilibrio afecta sus obras desespera y eleva plegarias a los dioses culpándolos de sus desgracias, se lamenta, llora, desespera, reza, ora, cree que con eso su suerte cambiará, y la tierra no entiende de religiones, ella solo cumple su función, como el perro, jamás dejará de ser perro, el oso jamás dejará de ser oso, cumplen solamente su función, mientras el hombre cree en su inteligencia superior, cree que esa superioridad le da derecho a destruir, a modificar, a mover, a crear y hacer de la tierra su juguete.
  • Cierto, nos creemos superiores, creemos que la tierra nos debe pertenecer, debe ser dependiente de nuestros egos y necesidades ¿Entonces la tierra está lanzando esos mensajes?
  • No creo, no son mensajes, la tierra solo cumple su función, para que la vida siga su evolución debe mantener el equilibrio dentro de su círculo, pero si un elemento está creciendo en demasía, como lo hace el hombre que ha sobrepoblado la tierra, en ese momento debe actuar, y su actuación es simple, si existe calentamiento global, ¿Cómo te refrescas? Con agua, y si la sed es enorme, hay que mandar cantidades ingentes de agua, así se refresca, si algún animal es parte del equilibrio del ecosistema y desaparece, la tierra mandará otro para equilibrar, si plantas algún árbol fuera de su ecosistema, habrá otra planta que será su plaga que lo equilibre, así que para detener al hombre tiene que mandarle agua, viento y fuego, para provocarle muerte súbita, hambruna y enfermedades.
  • Con razón, quiere decir que ya somos muchos y estamos haciendo mucho daño.
  • Si, y como menciona Iñigo en “Los Precaristas”: si para ver el azul del cielo tiene que desaparecer la ciudad y volver a su estado anterior como lagos, una lluvia intensa es necesaria.
  • ¿Y por qué dices que es una alegoría al mito de la fundación de México?
  • Solo lee la introducción del libro:

 

Allá estaba el tunal sobre la piedra. El sacerdote anunció el fin de la jornada que se había prolongado en ciclos de cincuenta y dos años. En el centro de la laguna estaba el nopal que les recordó leyendas de niños- termita. Y el Zopilote de negras alas y afilado pico devorando en lo que en un principio se creyó era una culebra, al acercarse descubrieron que se trataba de intestinos de antiguos precaristas cuyos sobrevivientes habían instalado señoríos en los alrededores de la laguna. La lucha iba a ser larga y sangrienta. 

Los recién llegados no se preocuparon, tenían tiempo suficiente para conquistar poco a poco aquel espacio en medio de las aguas y levantar su imperio.

 

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