Apostasía que se hace ley en un país Guadalupano

P. Agustín Celis

Empecemos definiendo la palabra apostasía (del latín apostasĭa, a su vez del griego antiguo ἀπoστασία: απο (apo), «fuera de», y στασις (stasis), «colocarse») es la negación, la renuncia o la abjuración de la fe, en una religión. Esta misma palabra “apostasía”, puede aplicarse a una serie de actividades que cuando la persona no cumple con sus obligaciones también cae en apostasía, aunque atenúa la pena de su acción por la ignorancia. Este término es más común utilizarlo en relación con la religión.

En nuestra sociedad, la religión es parte muy importante de la vida de las personas, ya que muchos de los eventos o fiestas que celebramos en la familia están muy unidas a algún sacramento que se realiza por la Iglesia; de tal manera, que nuestra vida es religiosa y es parte de la historia de los mexicanos.

En estos días surgen ríos de gente que se consideran guadalupanos y que buscan acercarse a la Iglesia para ofrecer un culto de veneración a la Santísima Virgen María de Guadalupe, para agradecerle por su intercesión en la vida de su familia. También para que Ella siga intercediendo más en el mañana de la vida de los suyos.

Es cierto que la fiesta nacional de la Virgen de Guadalupe nos motiva a todos los mexicanos a fortalecer nuestra fe, a volver nuestra mirada al Dios Altísimo y, aunque muchos no se consideren muy religiosos o muy unidos a la religión, si se unen a esta fiesta, aunque sea como tradición o por las actividades culturales que se desprenden del 12 de diciembre.

Hoy podemos preguntarnos, si es un pueblo guadalupano ¿Por qué cae fácilmente en la apostasía negando las verdades de fe? ¿Por qué se opone a los valores naturales universales? Es contradictorio la fe de muchas personas, apostatan sobre los mandamientos y las verdades de fe y se creen totalmente guadalupanos, dicen amar a la Virgen de Guadalupe, pero detestan la fe y la religión.

Detrás de estas actitudes, podemos encontrar la inmadurez racional de tantas personas, que bajo la influencia de ideologías subjetivas, con otros intereses personales e incluso comerciales, se oponen a los valores que defiende la religión y terminan por obligar a una gran cantidad de personas, que por ignorancia son utilizados y arrastrados a situaciones donde son víctimas de las leyes del comercio, las leyes civiles, etc.

Seguramente entre tantos que veneran y quieren a la Santísima Virgen de Guadalupe, no están dispuestos a encarnar los valores y defenderlos en la vida. Aman a la Virgen de Guadalupe, pero no están a favor de la vida, promueven el aborto. Le tienen un altar en casa a la Lupita, pero no defienden el matrimonio y la familia.

Hay una contradicción, entre lo que vivimos y lo que creemos, entre lo que amamos y lo que hacemos. Practicamos una fe sin obras que correspondan a la religión que profesamos. Apostatamos de la fe que celebramos. Somos un pueblo Guadalupano que celebra fiestas religiosas, pero no practica los valores que esa fe promueve.   

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