Opinión

ARENA SUELTA

ARENA SUELTA

POR TAYDE GONZÁLEZ ARIAS

ESTRAGOS

En el mundo de los ciegos, se dice que el tuerto es rey. Lo que para algunos puede ser una gran carga o grave problema, para otros representa una oportunidad; sin embargo, no siempre se trata de oportunidades para ayudar al prójimo o erigirse como un lázaro para el ciego, si no de pillos o lobos con piel de cordero que engañan y engatusan a los más débiles o necesitados.
Si bien es cierto que no por ser pobre se es bueno, ni por ser rico se es malo, lo real es que hay sujetos sin escrúpulos alrededor del mundo que ayudándose de la mentira han creado fortunas y engañando se han hecho de bienes y propiedades.
La pandemia que acecha al mundo ha dejado ver la miseria humana, no sólo por los que llegaron a vender el oxígeno medicinal a altísimos costos, a sabiendas que de él dependía la vida de los pacientes, sino que también los hospitales hicieron “su agosto”, elevando sus costos a cuotas estratosféricas o impidiendo el acceso de enfermos a los servicios médicos públicos.
Pero están los peores, esos que no merecen más que un boleto directo al purgatorio, al abusar del dolor ajeno y vender medicinas mágicas o pócimas sin ninguna propiedad curativa o aprobadas por la autoridad sanitaria, prometiendo la cura de forma milagrosa.
México, sigue siendo tan peculiar en su idiosincrasia, que sigue al hombre que, con un tronco en su mano en forma de piel de víbora, le sugiere la cura de todos los males, les hace ronda y circunferencia a las pomadas, los jarabes y demás remedios que un merolico les presenta como el elixir de la eternidad o cura todo.
Es verdad que todos tenemos necesidad, pero muy poco valor materno ha de tener aquella o aquél, que sabe que está engañando y actúa con alevosía y ventaja, timando al pobre de recursos y pensamiento.
Éramos muchos lo que esperábamos que la pandemia pasara pronto, y quienes aún creemos que pueda haber medicina científica o comprobada para acabar con el mal, pero debido a que eso no ha sucedido, siguen apareciendo abusivos y tramposos que se benefician a costa de la desgracia ajena.
¿Dónde están los que en época electoral se preocupan por las noticias falsas?, hoy están como avestruz con la cabeza gacha y no están exigiendo que se impida que siga proliferando por todas las redes sociales supuestos remedios anti Covid, o fórmulas imaginarias, que van desde el limón hasta el café, u otros ingredientes que según son la cura a todas las variantes de la pandemia.
Algunas conductas del hombre avergüenzan al género humano, porque no hay motivo para encontrar placer por beneficiarse de los demás, porque mientras exista una división social, no se puede entender ni acceder a la solidaridad, al bien común.
Si bien es cierto que las cárceles son para los infractores de la ley, hace falta que se señale a los sátrapas que abusan del débil y habrían de existir métodos para evitar ser víctimas de los vividores.
La desinformación por parte de las personas, la mala organización, la crisis económica, están haciendo que esta pandemia termine con las personas más vulnerables y ha derivado en muchos cambios psíquicos que han destruido la conducta humana.
Aunque al parecer, al inicio de la pandemia las personas se sensibilizaron más con los animales, a nivel ambiental nos hemos hecho más generadores de basura y de materiales desechables, como los cubre bocas, comida para llevar, plásticos, comida chatarra y estamos siendo bombardeados de información todo el tiempo en la televisión o en el celular y hemos olvidado que el planeta ocupa un cambio ecológico que compense todo el daño que le hemos ocasionado a la naturaleza. Por lo que, para afrontar la pandemia y lo que nos están dejando, hace falta ser mejor persona, con nosotros mismos, con los demás y con nuestro entorno.

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