Capitán IXI. El Camino Final (Despertar poético )

Capitán IX.  ¡El Camino Final!

Kukulcán recibe a los elegido, han llegado a la barca que los llevará a buen puerto, donde la sabiduría y amor los espera, han llegado a la morada del gran anciano de los días, han llegado al cielo tanto explicada y poco comprendido, se reiniciará el nuevo ciclo con una nueva raza, más avanzada espiritualmente, se han deshecho de sus ataduras terrenales, son uno mismo con los dioses, nuevamente son solo en la creación, donde solo agua y cielo se ven, así dice el mito, así es el destino. Los Itzaes desaparecen de la tierra, nacen los nuevos mayas, los que consideran extranjero a quien no habla su jerga, a quienes son de tierra adentro, fuera de su península.

 

  1. El camino final

 

Dioses eternos, ¡vayamos! Unidos es armonía,

Desfacimos el  apego a esta tierra

Desfacimos egos y corramos esta vía

A la unión con El Iluminado que espera

 

Fijemos la llegada a nuestra estrella

La casa inmortal lustrosa de energía

De fulgores fastuosos multicolores brilla

Vamos prestos, es nuestra le elegía

 

Adiós casa, adiós tierra, adiós ego

Nos espera la resurrección de lo perfecto

Hemos terminado la tarea, partir ruego

Volar sobre universos sin defecto

 

Es alcanzar la gloria en vida, ¡Corramos!

Aunque la vida no sea igual a lo conocido

Porque regresamos a la madre ¡Vamos!

El origen mismo que de la creación ha sido

 

¡Hermanos! Busquemos sabiduría

Embébanse en su hálito, seamos uno

El mundo que conocen moriría

El universo reclama de materia ayuno.

 

¡Adiós! Todo lo conocido,

Adiós el mundo que todo habita,

Adiós de ti me despido,

Sin pesar, corriendo, el destino cita.

 

Hemos librado la última batalla,

La del despedirnos sin ojos agüita,

Decimos adioses al canalla,

Manos tomamos, alma eremita.

 

El azur espera ansiada,

Ligeros de espíritu volteamos testuz,

Ojos altos, seamos línea en riada,

Caigamos alto con la sombra a trasluz.

 

Alas angelinas níveas brotan,

Los dioses se alegran de su abolengo,

Espaldas prestas a la carga fuerza denotan,

Salgamos cual luz solar en faz sostengo.

 

La faz de nuestra esencia llama,

Otorga dones cual áurea flama,

A las almas que renuevan votos,

Renacerán en cuerpo otro.

 

¡Oh, Espíritu del gran padre!

Has perdonado nuestro desliz,

Llamado paso por el mundo de vida odre,

Tu egregia figura en posición de Liz.

 

Lanza destellos de cognición,

Presta al ojo frente del neófito,

Ilumina caminos con fastuosa canción,

Llamas fulgurantes lanzan gritos.

 

¡Adiós mundo conocido!

¡Adiós hermanos de sangre!

¡Adiós vida y cuerpo me despido!

De sabiduría muero de hambre.

 

¡Itzaes, hoy se pierde el mundo!

¡Itzaes, renuevan vida!,

¡Itzaes mueren en dolor profundo!

¡Itzaes, la línea del tiempo termina!

 

Tepeu y Gucumatz regresan,

¡Ah, destino! Se cumple letra al pie,

Morir, trascender y morir pesan,

Vida, deja que la estrella Ek-Balam te guie.

 

La barca ahíta de almas velas pliega,

Desprende piélago del ego,

Al hombre solicito señales envía en brega,

Son adioses para un nuevo derrotero.

 

Los Itzaes regresan a casa,

La tierra fue morada de paso,

Sabiduría y excelencia de la tierra saca,

Cual minero de carbón en ocaso.

 

¡Itzaes gloriosa espera!

Bienvenidos a la madre eterna,

El ciclo termina en la tierra,

El ciclo renace en cielo cual lucerna.

 

 

¡FIN!

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