Comer o no comer… Ese es el dilema (Despertar de la tierra)

Comer o no comer… Ese es el dilema

La tierra está sufriendo una gran presión para producir alimentos. El hombre, en su afán moral de alimentar a la enorme cantidad de personas que habitan la tierra, está usando cada vez más áreas antes llamadas improductivas, modificando para ello los ecosistemas, quemando o deforestando para volver las tierras “productivas”. Con la productividad propia del hombre, o sea usando técnicas no amables para el ambiente, con tal de proveer de alimentos a la gran mancha voraz de humanos que se extiende cada vez más sobre la faz de la tierra. No usa la técnica propia que utiliza la tierra para producir alimentos, es muy lenta y el hombre los necesita de inmediato.

Así ha logrado modificar por completo el paisaje, volviéndolo amable y propio para la subsistencia. El hombre ataca su voracidad de alimentos naturalizando cultivos en tierras no apropiadas para ello. Decimos no apropiados, por decir que américa no debería estar sembrando arroz, trigo, cebada o soja, porque la capacidad del suelo y los ecosistemas no están adaptados para ello, están adaptados para el maíz, chile, calabaza o jitomate o aguacate. Al implementar otros cultivos modifica los patrones alimenticios del suelo, y al ecosistema, pues los nuevos cultivos atraen otro tipo de animales, hongos y erradican a plantas endémicas debido a los nutrientes que fijan al suelo, y se tiene que ayudar al suelo y a las plantas para mantener la “nueva salud de los alimentos” mediante fertilizantes, herbicidas y fungicidas, arrastrando al final una gran catástrofe ambiental y alimentaria que ya nos está cobrando factura.

Vemos miles de hectáreas consumidas por el monocultivo, vemos ríos y lagos contaminados por los desperdicios de nutrientes que la tierra y las plantas no logran consumir. Así de primera instancia solventa el hombre la problemática de comer y dar de comer a millones de bocas, cada vez más voraces, la pregunta es: ¿A qué costo?, ¿Al costo de su propia supervivencia? El costo es muy alto. El hombre apenas se está enterando que el cáncer, la hipertensión, la diabetes, la obesidad, los problemas hormonales y desordenes mentales son efecto de la alimentación que llevamos, producto de la alimentación industrial.

Hemos escuchado más de una vez que las alarmas se prenden en seguridad alimentaria, y lo único que hacemos es utilizar más recursos para seguir alimentando a la mancha voraz de hombres, que se escudan en el mal interpretado “progreso”. Las alarmas se encienden con la intención de que el hombre voltee a ver el grado de destrucción que está dejando a su paso. El problema se vuelve cada vez más irresoluble, pues estamos muy al fondo de la espiral de consumo, bien metidos y hasta el cuello. Es difícil que de un día a otro nos tengamos que salir de este sistema tan maduro, no podríamos modificar el patrón de consumo, pues es muy caro hacerlo, y requiere mucho esfuerzo, no cualquiera en esta etapa de la vida se atrevería.

El uso intensivo de toda suerte de artilugios y sustancias químicas ha provocado ya la primera crisis de salud, los gobiernos no se han mostrados preocupados porque la sociedad ha tomado esto como algo natural, pero no es natural que los alimentos te enfermen, debería ser natural que te nutran y alimenten. Es tanta la demanda, que la oferta tiene que ir corriendo detrás. Aunque para solventar los volúmenes se tenga que presionar a la tierra de más, usando aguas subterráneas, muchas de las cuales aún no han sido suavizadas por la naturaleza, aún no han sido purificadas por la naturaleza; usando aguas contaminadas que aún no han sido tratadas siquiera como sucede en el Valle del Mezquital en Hidalgo, México, provocando que las plantas reciban nutrientes modificados, que comeremos modificando nuestro patrón nutrimental, dañando nuestro cuerpo.

En Inglaterra, en la región rural del sureste del país, se realizaron 15 muestras de contaminantes en ejemplares de gamba de agua dulce, en todas se encontraron rastro de cocaína y en algunas muestras de ketamina, los científicos de la London Kings College junto a los científicos de la Universidad de Suffolk, realizaron este “descubrimiento”, que no es otra cosa que la confirmación de que nuestros hábitos de consumos nos terminarán matando algún día; pues, si bien la presencia de cocaína en animales acuáticos se considera un problema generalizado en Inglaterra, esto podría estar sucediendo alrededor de todo el mundo, con miles de especies y cientos de sustancias dañinas para el hombre si se consumen. Ya hasta nos parece algo sin importancia que los peces, tortugas u otros animales marinos traguen plástico, lo verdaderamente tenebroso es ¿Qué tipo de sustancias estamos lanzando a las aguas que la naturaleza nos las regresa en los alimentos?

En Inglaterra se encontraron rastros de pesticidas, productos farmacéuticos adicional a la cocaína y la ketamina, nuestra costumbre de diluir todos nuestros desechos en agua y verterlos al drenaje. Nuestra costumbre de que toda la basura llegue a los cuerpos de agua provocará, en un futuro no muy lejano, crisis de salud y alimentarias. Las sustancias más comunes que se están encontrando en los alimentos, principalmente en aquellos que se comen crudos, son: mercurio, arsénico, hormonas, dioxinas, pesticidas, bisfenol, plomo, BHA (aditivo alimentario) y BHT (antioxidante sintético diluible en grasa). Estos los encontramos ya no como agregados por la industria de los alimentos, sino como absorbidos en el agua y ambiente y que pasan a ser propios del producto.

El ejemplo de contaminantes encontrados en Inglaterra o los restos de heces encontrados en las verduras en la ciudad de México, en una nota de Milenio habla del Valle del Mezquital y sus cosechas sucias, señala que los cultivos de alimentos que se consumen principalmente en el centro del país se riegan con aguas negras crudas, que son las que no se han tratado. Menciona que, a las presas del Valle del Mezquital, como la Endó, llega de todo: los excrementos de más de 20 millones de personas, el agua usada en regaderas, el agua de sus cocinas, todos los desechos líquidos de las fabricas metalmecánicas, farmacéuticas, cosméticas y de todos los giros industriales que hay en la ciudad de México y área conurbada. Estamos hablando de millones de litros de líquidos y sólidos contaminados con todo tipo de químicos, y estas aguas son las que se usan para “nutrir” a los cultivos del Valle, y efectivamente los nutren, pero todos esos alimentos terminan saturados de las “otras cosas” que ponen en riesgo nuestra salud.

Así que, antes de desperdiciar algún producto, piensa en donde lo vas a depositar, porque si lo haces de la manera incorrecta, terminarás un día tragándote tus desperdicios. Lo más sensato sería regresar a las costumbres milenarias de la milpa, a las tradiciones alimentarias sencillas, pero ese es un trabajo muy difícil y que requiere mucho esfuerzo, el cual no estamos dispuesto a hacer. El dilema actual, es comer o no comer… si la comida actual nos está matando poco a poco.

Desastres naturales.

6 de Mayo de 2019. Un sismo de magnitud 5.8 sucede al sureste de Filipinas.

7 de Mayo de 2019.  Científicos de la Universidad de Melbourne y del Centro de Excelencia para los Extremos Climáticos (ambos en Australia), han desarrollado un método innovador, que utilizó núcleos perforados de corales para producir un primer registro estacional de 400 años de eventos climáticos signados por el fenómeno de El Niño. Previendo catástrofes más fuertes para los próximos años. Se presenta en la costa del caribe mexicano una llegada enorme de sargazo, se estiman 522 mil toneladas, que no sólo afecta costas mexicanas, afecta a 17 países.

8 de Mayo de 2019. Un sismo de 5.8 se registra en la costa sur de Perú. En México se sucedieron 13 sismos mayores a 4 grados.

 

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