Opinión

CUARTO PODER. ¿MOTOR DE MÉXICO?

*Etelberto Cruz Loeza.
A MÍ NO ME DEN. NO’MÁS PÓNGAME DONDE HAY. DE LO DEMÁS YO ME ENCARGO. TLACUACHE GARRIZURIETA.
EL GRADO ACADÉMICO NO QUITA LO PENDEJO, NI LO RATERO. DOMINIO POPULAR.
Citaré una expresión común: Los dispositivos de comunicación electrónica – individuales, particularmente, más las computadoras y el universo de la computación y la informática – son total maravilla de este mundo contemporáneo y el mundo y sus protagonistas – todos – no serían como es y/o como somos y seremos, y si, como dijo Francisco Hernández Juárez, sempiterno líder del sindicato de telefonistas -: si va a decir algo, no lo diga por teléfono y, como complemento, aprenda de Luis Téllez Krauze: se fue de Picos Pardos y dijo, e hizo cosas, que después lamentó: lo grabaron y ventanearon. Debió renunciar. Si va a hacer cosas agradables, pero “poco=mucho” recomendables, ¡hágalas lejos de los teléfonos celulares de/con grabadoras y cámaras!
A mi celular me llegó una información que me pareció interesante, mas por torpezas lo borré, sin embargo puse cara de tonto arrepentido y le rogué a mi amigo Domingo Bautista me lo reenviara; lo hizo y aquí están – parte del mensaje y mis comentarios sobre su espíritu -.
Evento: Quinto Consejo Nacional Universitario.
Consejo Nuevo León para la Planeación Estratégica.
Presentación del libro: Mérito.
Idea Base: ¿Qué define a un buen político?
Presentador: Arturo Franco Hernández.
“Vengo aquí porque me invitaron a platicarles de un libro, un libro que se llama Mérito y que básicamente contesta la pregunta ¿Qué define a un buen político?… Hace unos meses antes de salir de su presidencia, Barack Obama hizo una reflexión – que se me hace muy relevante -: Cuando uno va al doctor, uno se fija mucho en las cualidades, en los certificados, en la experiencia, porque estás poniendo tu vida en sus manos. Si tú te vas a subir a un avión, tú quieres saber que el capitán de ese avión tiene diez mil o veinte mil horas de vuelo, porque estás poniendo tu vida en sus manos. Y en política, cuando escoges a un candidato, ¿qué criterios usamos? Y ésta era la reflexión de Obama para escoger a un buen político.
La meritocracia es precisamente el gobierno de los mejores. No de los menos peores. No de los peores como tenemos ahorita. Si no el gobierno realmente de los mejores.
En este país, la clase política, a los buenos los ignora; a los malos los glorifica.
La clase política a los preparados los aísla y a los que no tienen preparación, los hace diputados, porque en este país todavía importa más, lamentablemente, a quien conoces, que lo que conoces.
Lamentablemente en México, el mercado laboral, solamente 16% tiene educación superior.
Y aquí estamos y tenemos una seria responsabilidad con el país, porque somos los privilegiados, independientemente de cómo llegamos aquí.
El congreso federal, los diputados y diputadas que nos representan, tienen un nivel educativo en donde el 21% solamente terminó la preparatoria. La mayoría de los diputados federales, las 500 personas, que toman algunas de las decisiones más importantes del país, no podrían ser profesores de su facultad.
Éste es el tipo de representantes que tenemos.
¿Éste es el tipo de representación que queremos?
¡El Congreso representa el rezago educativo que hay en el país!
No, queremos que represente distintas valores, distintas visiones, distintos México, para que concluyan en uno compartido.
No queremos que represente nuestros males.
¿Qué nivel educativo debería tener el próximo presidente de México?
En las últimas cinco elecciones presidenciales y en los tres (pre)candidatos que están arriba en las encuestas en la próxima elección, el día de hoy, el nivel promedio de estudios ha caído, de 22 años a 16 años: tenemos candidatos con seis años menos de educación, de lo que teníamos hace seis elecciones.
Experiencia sin resultados no es mérito.
México necesita una meritocracia. México necesita líderes bien preparados, no solo para tener un mejor gobierno, sino para tener mejor país, un país más desarrollado, porque no hay ningún país, en los últimos 30 años, que haya cruzado la barrera de los $ 10 mil dólares por persona, o de los $ 30 mil dólares por persona, como lo han hecho algunos países, sin tener una meritocracia.
Una meritocracia en educación; una meritocracia en el sector privado, una meritocracia en el sector público.
Simplemente, México necesita al gobierno de los mejores.
Coincido, en letra y espíritu, con el señor Franco Hernández en un 50% y discrepo en el resto. Necesitamos mejores hombres y mujeres para gobernar este país, México, pero ¿cuáles son los mejores? ¿Dónde están? ¿Cómo se identifican? ¿Cuáles son los indicadores?
El grado académico=escolaridad, ni ayer ni hoy, ni mañana, aquí, ni en Norteamérica, ni en la Comunidad Europea, no es, ni será, sinónimo de honestidad, competencia y suficiencia; uno y otro no son sucesivos, ni consecutivos, ni resultantes. El grado académico= escolaridad no es ni garantía ni seguridad de habilidad, competencia y honestidad. Si así fuera… ¡Imagínese!
Si se tomara en cuenta lo anterior, desde 1940 – un poco antes del inicio del llamado “civilismo”, hace 77 años, el presidente de la República más malo e incompetente sería Don Adolfo Ruiz Cortines, quien no acreditó un grado escolar semejante al bachillerato y sin embargo, para muchos analistas, investigadores, estudiosos de la política y de la historia nacional así comentaristas políticos, ha sido el mejor presidente de la República, y en la misma frecuencia Don Adolfo López Mateos.
Refiriéndose a los últimos cinco presidentes república, ciertamente Miguel de la Madrid Hurtado tuvo posgrados en áreas de la administración, planeación y finanzas; Carlos Salinas de Gortari conquistó Maestrías y doctorados en casi las mismas áreas que su antecesor y Ernesto Zedillo Ponce de León era considerado una eminencia de “10”, igualmente con Maestrías y Doctorado, pero mire ¡cómo dejaron el país!
Miguel de la Madrid, sin consultar a la sociedad nacional, realizó el cambio de timón del modelo de desarrollo hacia el neoliberalismo e hizo a un lado al Estado de la revolución por ineficiente, obeso, lento y caro; Carlos salinas de Gortari continuó con el proceso de privatización y adelgazamiento del Estado y ofreció-prometió entrar en el Primer Mundo y colocó las condiciones para una devaluación, la más grande que hemos sufrido: de tres dígitos y Ernesto Zedillo Ponce de León, casi terminó de entregar el Estado al sector privado – nacional y/o extranjero -, condujo la devaluación de 1995 – por los llamados errores de diciembre de 1994 – y preparó la alternancia en el poder Ejecutivo Federal, ayudando-favoreciendo la llegada de la oposición – PAN para consolidar el cambio de modelo económico.
Los tres con Maestrías y Doctorados, a más de diplomados, con más de 22/25 años de escolaridad, dejaron al país con una sociedad empobrecida y en caos: mayor ineficiencia administrativa, obesidad cuantitativa en plantilla laboral, lentitud operativa y más mucho más caro, con el agregado de mayor corrupción, inaceptable impunidad e imparable inseguridad, comparativa y relativamente con ese pasado de presidentes de la República “políticos” y una modesta profesión universitaria, cursada y aprobada en el país, no en el extranjero.
Vicente Fox alcanzó la licenciatura – en Administración de Empresas- siendo presidente de la República y realizó – unido a Martha Sahagún – una administración anecdótica, corrupta y para el olvido y, extralegalmente ayudó a que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la federación legalizara el triunfo de Luis Felipe Calderón Hinojosa – con 22 o más años de estudios -, que lo más recordable fue la “Estela de Luz” y los contratos petroleros, por la corrupción que los rodeó.

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