CURTO PODER. CERTEZAS.

*Etelberto Cruz Loeza.

EL PODER SE EXTRAVÍA EN SU PROPIO SOFISMA Y SE CONTAMINA CON LA DEFORMADA IMAGEN QUE SE TIENE DE SÍ MISMO. PARA EL POLÍTICO, SÓLO EXISTE UNA VERDAD, CONSTITUIDA POOR LA REALIDAD. TODO LO INSTALADO EN EL TERRENO DE LO IMAGINARIO NO ES VERDADERO. SU VISIÓN DEL MUNDO Y DE LA VIDA ESTÁ DETERMINADO POR UNA MATERIA RÍGIDA, FINITA Y COMPACTA. NO TIENE LAS CARACTERÍSTICAS DEL ENSUEÑO, SIEMPRE DÚCTIL, SIEMPRE INFINITO Y SIEMPRE DIFUSO…QUIZÁ NO SABÍA (ERNESTO ZEDILLO) QUE, EN LAS DEMOCRACIAS MODERNAS LOS PRESIDENTES TIENEN PARTIDO. LOS REYES NO LO TIENEN NI DEBEN TENERLO. PERO LOS PRESIDENTES SÍ LO TIENEN Y, ADEMÁS, DEBEN TENERLO. EL JEFE DE LA BANDA, DE JOSÉ ELÍAS ROMERO API. PLAZA Y VALDÉS. 1ª. EDIC. OCTUBRE DE 2015.

                Continúo con los juicios de José Elías Romero Apis, contenidos en su obra El jefe de la Banda.             Dice él:

 “En  segundo  término  mencionaría  la  composición   mixta del PRI. Éste ha sido el partido dominante en casi un siglo. Pero, como lo hemos dicho, el PRI no es un partido sino una muy compleja alianza de partidos. Esto determina que no siempre pretenda una finalidad idéntica y ello ha obligado a rectificación y a la realineación.

En tercer lugar mencionaría lo dicho sobre el liderazgo natural o convencional que, sobre su partido, ejercía el presidente.  Esto existía para que los líderes permanentes del partido  encontraran consensos sin rupturas. El presidente no era de los dueños. Estos eran los líderes obreros, campesinos, populares, territoriales y los cuadros distinguidos.

Yo le llamaría el reparto del Congreso. Como consecuencia de lo anterior y para contenerse de manera recíproca, el presidente y el partido se repartían las cámaras congregacionales. Así, la Cámara de Diputados se convirtió en la cámara del partido. Se integraba con los líderes y representantes de los mencionados sectores y era una cámara difícil, estridente, indómita y, en ocasiones, irreverente.

Por el contrario, la Cámara de Senadores era la cámara del presidente. La integraban sus amigos y era una Cámara fácil, callada y muy respetuosa. Pero lo importante es que eso garantizaba el equilibrio de que el presidente no podría hacer todo lo que quisiera ni el partido tampoco.

Como quinta muestra se daba que el gabinete presidencial era, en mucho, un foro en el que estaban representados muchos factores de poder y no tan sólo sirvientes presidenciales. Había una cartera para el partido, para los militares, para los campesinos, para los obreros, para los capitalistas y hasta para los universitarios. Por ejemplo, sobre esto último, un sillón del gabinete lo ocupaba la UNAM. En ocasiones el representante se llamó José Vasconcelos, Alfonso Caso, Javier Barros Sierra, Guillermo Soberón, Jorge Carpizo, Juan Ramón de la Fuente o muchos otros.

Como sexta muestra es que esa composición del gabinete se repetía en las gubernaturas de los estados como en la Suprema Corte de Justicia, la cual en su composición anterior, se integraba por una mitad de ministros de carrera y la otra mitad por los representantes de las mencionadas fuerzas.

Todo esto me dice que el imaginario totalitarismo mexicano dista mucho de ser una realidad”.

Un repaso más detenido de lo anterior, aunado a una seria reflexión nos diría, de manera instantánea, que muy pocos países en el orbe cuentan con un patrimonio de instituciones de mayor avanzada social y nacional. Si pudiéramos imaginar lo que sería no tener lo que en esto hemos logrado los mexicanos, nos daríamos cuenta exacta de que estos años han sido de una extraordinaria ganancia.

…estamos viviendo tiempos que nos acercan al riesgo de una inestabilidad política. No digo que a una revolución sino, tan solo, que estamos conviviendo con elementos que pudieran ser muy peligrosos…

Para comenzar se nos ha dicho que las organizaciones delincuenciales mexicanas tienen reclutadas a cientos de miles de personas, casi siempre llamados “sicarios”. Hay quienes afirman que llegan hasta 400 mil individuos, lo que sería una numerosa fuerza armada del país. Éste es un primer factor de inestabilidad.

En seguida nos dicen que esta multitud está muy bien armada. Que sus armas provienen de la permisividad norteamericana para adquirirlas y para traerlas a nuestro país. Que son armas, casi siempre, superiores a las que utilizan las fuerzas policiales ordinarias. Que a cada sicario que se aprehende se les decomisan no una sino varias armas. En una simple multiplicación proporcional esto significa que tienen millones de armas. Esto es un segundo factor de inestabilidad.

Dice nuestro gobierno que son muy crueles y que están dispuestos a todo. Que los miles de muertos de un sexenio, muchos de ellos decapitados o descuartizados, sin una muestra de ello. El asesinato es el verdadero mensaje. La decapitación es tan solo a envoltura del mensaje. Pero todo esto constituye el tercer factor de inestabilidad.

Luego, nos dice que, por si fuera poco, son multimillonarios. Que su incomparable riqueza hasta ha contaminado y desquicia el sistema financiero nacional. Que para contenerlo hay que contener el efectivo. Pero lo grave es que,  a los criminales, todas las prohibiciones les tienen sin cuidado. Este es el cuarto factor de inestabilidad.

Por último, las autoridades nos dicen que los malos tienen un insólito poder de penetración. Que han infiltrado a las instituciones básicas del Estado Mexicano. La policía, el Ejército, los tribunales, los bancos, las empresas y las escuelas. Que hasta se han metido en los procesos electorales. Esperemos que un día no  se quiera, también, prohibir  las elecciones. Este es el quinto factor de inestabilidad.

Así que, ante un enemigo rebelde, numeroso, armado, impetuoso y adinerado y ´penetrante, en sus propias palabras y conclusiones, me preocupa que el gobierno pueda llegar a ser ingenuo, estático y débil. POR ELLO ES URGENTE CUIDAR QUE LA INSENSIBILIDAD POLÍTICA NOS CONVIERTA EN UN GOBIERNO FRÁGIL.

Es en la administración pública donde se aprende a hacer funcionar la cosa pública a como dé lugar. Sin recursos, sin apoyos, sin comprensiones, sin las personas más idóneas, sin tecnología, sin equipamiento y, muchas veces, sin soportes normativos ni apuntalamientos políticos. No es un taller de concesionaria automotriz donde se reparan los automóviles importados, donde se utilizan refacciones de catálogo ineludible, herramientas de p pr4ecisión tecnológica y mecánicos entrenados quien sabe en dónde.

La administración pública es una escuela donde se aprende a trabajar con lo que se tiene y no necesariamente con lo que se quiere. En ella  se aprende a trabajar rápido, a desarrollar capacidad de síntesis, a diagnosticar el fondo de los problemas, a imaginar soluciones múltiples,  a atender a un público numeroso,  guardar secretos, a conservar distancias y a muchas otras aptitudes.

El gobierno de la alternancia adoptó una actitud parecida a la soberbia, que se  desenvuelve en tres facetas. Consideraba que era el mejor gobierno qu7e había tenido México. Afirmaba que todo lo anterior fue pésimo. Creía que ninguno volvería a ser como ése. Sin embargo, un breve recuento ha hecho pensar y expresar a muchos mexicanos que lo grave de un gobierno, no solamente de ése, es que entre en doce crisis en su ejercicio gubernamental: la de gobernabilidad, la de autoridad, la de funcionalidad, la de identidad, la de personalidad, la de ubicuidad, la de seguridad, la de sensibilidad, la de seriedad, la de humildad, la de sinceridad y la de credibilidad.

Por eso, la verdadera ecuación temporal de lo político no reside en la duración del mandato sino en la duración del poder.

 

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