Opinión

De la ilegalidad a la cultura

Criticado y rechazado por un amplio sector de la población, incluso prohibido en ciertas zonas del país, el llamado narcocorrido se ha mantenido desde hace varios años en la polémica, por su presunta relación con los fenómenos de violencia, sobre todo en estados como Michoacán, donde esta representa uno de sus mayores problemas; pero aun así, en la entidad se le ha premiado y ya es calificada como “cultura”.

El corrido y narcocorrido

Los orígenes del corrido se remontan hasta el siglo XVIII (1700), donde se trataba de composiciones relativas sobre todo a amores desgraciados o sublimados, así como a temas religiosos. Éstos, que incluyen (entre otros) «La Martina» y «La Delgadina».

En Michoacán también se cuenta con un género musical de narrativa, que se caracteriza por letras con un ácido sentido del humor, sobre todo referido al erotismo (que llega a ser explícitamente sexual) y preocupaciones sociales.

La época de la Guerra de Independencia (1810 – 1821) y sobre todo la de la Revolución Mexicana (1910 – 1920), vieron consolidarse a uno de los géneros musicales populares más difundidos de la nación. Muchas de estas composiciones que se dedicaban a narrar o enaltecer hechos, giraban en torno a la figura de Francisco “Pancho” Villa, así como la de Emiliano Zapata.

Pero además, en la década de la Revolución se tienen los primeros visos del llamado narco corrido, pero hasta la década de los treintas se compusieron corridos que hablaban explícitamente de tráfico de drogas y narcotraficantes.

El narcocorrido se popularizaría entre los setentas y ochentas, incluso se ha mencionado entre aficionados al género que  «Contrabando y traición», también conocido como el corrido de “Camelia la Tejana”, es el primer narcocorrido

En la década actual una variante que ha adquirido popularidad es el llamado “corrido alterado”, donde las letras refieren de manera explícita a la vida de sicarios. Torturas, armas, secuestros, drogas, venganza, lealtad, entre otras cosas son parte de sus letras y la mayor parte de su éxito y difusión se debe a las redes sociales, más que a los medios tradicionales.

La prohibición

La apología al narcotráfico y su violencia, ha hecho acreedor al narcocorrido de prohibición de su emisión en diferentes entidades del país. El caso más reciente fue en Sinaloa, donde tras una balacera que dejó cinco muertos durante un concierto de este género musical, el gobierno estatal decidió que se restringiría la interpretación de esta música en eventos masivos.

En 2014 en Cuernavaca se vetó la actuación de uno de los más famosos bardos del gatillo, el sinaloense Alfredo Ríos “El Komander”. Cuando le comunicaron que no podría cantar en Cuernavaca, el autor de temas como Trato de muerte, Cuernito Armani o Descansa mi amor, protestó por Twitter: “La censura es la característica de un régimen autoritario”.

También en Chihuahua, desde 2015, se decidió imponer incluso sanciones económicas y cárcel para quienes interpreten narcocorridos.

Pero la restricción más importante al género se dio a nivel nacional, desde 2001, cuando se estableció en el artículo 63 de la Ley Federal de Radio y Televisión que señala la prohibición de “las transmisiones que causen la corrupción del lenguaje y las contrarias a las buenas costumbres, ya sea mediante expresiones maliciosas, palabras o imágenes procaces, frases y escenas de doble sentido, apología de la violencia o del crimen”.

En los primeros 10 años de esta disposición, la dirección de Radio, Televisión y Cinematografía (RTC) ha impuesto 76 acciones legales (sanciones o extrañamientos) a concesionarios por la transmisión de narcocorridos.

Doble cara

En febrero de 2014 Michoacán tuvo una vergonzosa proyección a nivel nacional, apenas 48 horas antes de que el presidente de la república, Enrique Peña Nieto, visitara la capital del estado para la presentación del llamado Plan Michoacán, agrupaciones que interpretan narcocorridos se presentaron en el Pabellón Don Vasco, el centro de espectáculos y charrería propiedad de la Dirección de Patrimonio del gobierno del estado, en ese entonces encabezado por Fausto Vallejo Figueroa.

El plan que presentaría el mandatario se trataba de una serie de acciones enfocadas a intentar mitigar efectos que ha tenido en la entidad la llamada “guerra contra el narco”, que para esos momentos estaba inmerso en la pugna entre autodefensas y Caballeros Templarios.

También en ese entonces habían pasado escasas dos semanas del arribo a la entidad de Alfredo Castillo Cervantes, en calidad de Comisionado para la Seguridad y el Desarrollo Integral de Michoacán.

Pero aún bajo ese contexto, el gobierno de Vallejo Figueroa permitió el uso de un recinto de su propiedad para la presentación de las agrupaciones Calibre 50 y El Komander, que hacen referencias explicitas a ejecuciones, narcotráfico y consumo de drogas. Pero además les acompañó el grupo “Los de la A”, quienes se presentaron vestidos con chalecos y uniformes similares a los del Ejército y manifestaron su apoyo a la organización delictiva  Caballeros Templarios.

Entre su repertorio “Los de la A” dedican uno de sus temas a Dionicio Loya Plancarte, El Tío Nicho, uno de los líderes de los Caballeros Templarios, detenido el 27 de enero de ese 2014 por la Policía Federal Ministerial y miembros del Ejército. “Puro pa´ delante mis templarios”, se escucha decir en la melodía mencionada.

Pese a que la permisión del gobierno del estado para realizar este evento fue denunciada en medios nacionales aun antes de su realización, esta se permitió.

De la ilegalidad a la premiación

“Salen varias camionetas, con rumbo hacia California, de Aguililla y El Aguaje, se van muy de madrugada y llevan un cargamento de goma y de hierba mala”.

“En Coalcoman y Tepeque todos presumen escuadra y sus trocas muy bonitas se ven muy bien arregladas, con sus vidrios muy obscuros para que no se vea nada”.

“(…) Ya con esta me despido, como ustedes lo sabrán, Pa´las muchachas bonitas la región de Apatzingán, el polvo y la hierba mala nunca se va a terminar.”

Esta es parte de la letra de la canción “traficantes michoacanos”, del grupo musical “Los Hermanos Jiménez y su Arpa”, el cual interpreta música tradicional mexicana y narcocorridos que enaltecen a traficantes de Michoacán y a Iván Archivaldo Guzmán, hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán.

A dicha agrupación se le hizo entrega de la presea Melchor Ocampo, que entrega el Congreso del estado. Esta, es el máximo galardón que entrega el Poder Legislativo michoacano mediante decreto aprobado por el pleno.

La entrega se hizo a propuesta del diputado priísta por el distrito de Múgica y presidente de la mesa directiva, Raymundo Arreola Ortega; quien, también se señaló, es amigo de los intérpretes.

Los otros dos postulados para esta presea fueron Marco Antonio Solís ‘El Buki’ y el astronauta michoacano, José Hernández, pero para los legisladores tuvieron más mérito Los Hermanos Jiménez y sus apologías al narcotráfico.

La entrega se hizo en medio de un repunte en violencia por la pugna de carteles en la entidad, donde incluso los homicidios a mujeres, que también han acusado alarma, se han detectado como parte de la ola de narcoviolencia, pues la Secretaría de la Mujer (SeMujer) detectó que en algunos municipios de Michoacán, colindantes con Guerrero y Jalisco, han aumentado los casos de mujeres víctimas de violencia por parte del crimen organizado.

Rechazo

La decisión generó inmediata controversia entre población y comunidad cultural de Michoacán. “Esto te dice cuál es el concepto de cultura que tiene el actual gobierno; si el Congreso le da la presea Melchor Ocampo a un grupo como ese, pues olvídalo, si el gobierno nombró al Buki embajador de la cultura y el turismo en Michoacán y se considera que Juan Gabriel es el mejor compositor que ha existido en toda la historia de Michoacán, pues está bien, son sus gustos, pero a ese nivel se me hace algo muy delicado”, explicó Juan Alzate, reconocido jazzista michoacano.

Por su parte el experto historiador y especialista cultural popular de la Tierra Caliente, Jorge Ramos Ayala, declaró que esta premiación habla más de la cultura de los diputados que aprobaron, que del  recipiendario de la presea, donde se demuestra que la música tradicional está por debajo de aquella que vende discos en la región y que además hace apología de los grupos criminales.

Igualmente el fotógrafo, gestor y locutor de radio, Manolo Espinosa Ayala, pidió que se revoque la entrega de la Presea Melchor Ocampo al grupo de los Hermanos Jiménez, por considerar que hacen apología del crimen y que los efectos de su música son ‘perniciosos’ para los michoacanos.

Incluso el catedrático y doctor en Derecho, Jorge Álvarez Banderas, inició una petición en la plataforma Digital Chance.org para que se revoque la decisión de los legisladores.

La defensa

El cantante de ópera y musicólogo, Salvador Ginori Lozano, actual Secretario de Cultura de Michoacán (Secum), ante medios defendió que: “Todo es cultura, lo que pasa es que también hay cultura popular, hay música que se vende de manera más comercial. Yo pienso que sí tienen un mérito importante artístico, el hecho de que toquen también narcocorridos no quiere decir que ellos sean narcotraficantes, es un fenómeno cultural que se da en todos los sentidos, además es un tema del Congreso”.

Cuando se le cuestionó sobre las referencias explicitas que hace esta agrupación al narco, señaló: “Yo creo que lo tomaron en cuenta. Lo creo, porque no sé cuáles fueron los criterios del Congreso, yo creo que tomaron en cuenta la parte de promoción de música calentana, básicamente, digo, pues es que no es mi tema, yo no los elegí”.

 

Así, mientras por un lado se busca erradicar la violencia en la entidad y sus respectivos efectos, por el otro lado se premia a quienes difunden este fenómeno. Lo que en otras instancias es prohibido, en Michoacán incluso ha sido premiado.

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