Despertar de la tierra

Una mota de polvo. Un pequeño cascarón.

Tesla decía que para entender al universo tendríamos que pensar en vibración y energía. Esa es solo una de las maneras que tenemos para entenderlo. El universo es vibración, porque es lo único constante; es energía, por qué es eterna, no muere, solo se transforma, lo único que cambia es la forma, no el sujeto. La energía es la eternidad. Expresada en palabras simples, los bucles del conocimiento nos llevan en espirales infinitas al autoconocimiento, a manera chusca. Los científicos explican estas teorías de una manera sencilla, la energía y la vibración se unen en un cuerpo humano, tal y como se unen en el universo, el cuerpo humano se regula de manera perfecta y lo entiendes mejor cuando soplas haciendo ¡fu!, tu cuerpo manda aire frío, si soplas ¡Ah!, tu cuerpo lanza aire caliente.

 ¿Cómo podrías entender esto si no aceptas las teorías de la eterna energía y la eterna vibración?

 Sería difícil con la razón encapsulada en la ciencia, para entenderla tendrás que hacer todo un sistema científico que lo explique, solo así todos seríamos unos entes superiores, lejos de la jactancia, lejos de los egos. Es solo falta de apreciación de la dimensión en la que el hombre vive, porque el hombre se ha sentido un ser superior, muy por encima de toda la creación, que no logra visualizarse en su justa dimensión. Si supiera tan siquiera que es solo un pequeño, pequeñísimo cascaron que viaja sobre una roca que tiene unos pequeños depósitos de agua y vaga por el universo, atada irremediablemente a un foco de luz, porque lo necesita para mantener cierta comodidad en su viaje.

Ese ser, infinitamente pequeño en su hábitat, tiene aspiraciones de enormidad. El equilibrio lo logra cuando alcanza la sabiduría, cuando se vuelve maestro y reconoce su papel en el mundo y en el universo.

 ¿Cómo podríamos decir que somos la inteligencia superior del universo?, sí somos una pequeña partícula, apenas flotando sobre una mota de polvo en el universo. La tierra es apenas un punto insignificante en la inmensidad, la inteligencia del universo es infinitamente superior a la humana, pues debe de ordenar el caos o el caos es el orden natural del mismo. No me imagino como un ser tan insignificante puede sentirse grande o superior, si no ha podido dar dos pasos más allá de la puerta de su casa, sí, hay una estación espacial, sí podrían haber ido a la luna y regresado con vida, pero hasta allí, nada más. Los confines del universo nos son vedados aún, al igual que los confines de nuestro propio planeta, si no hemos sido capaces de conocernos o reconocernos ¿Cómo seríamos capaces de decirnos que somos inteligentes o superiores?

 Efectivamente tenemos habilidades distintas a los demás animales, y eso nos hace únicamente distintos. Somos importantes como lo son cualesquiera de los seres vivos en la tierra, conocidos o no, porque pertenecemos a la misma madre, a la fuente universal de vida, de donde procede toda la creación, pueden llamarla Dios, pueden llamarla origen y destino, pueden llamarla el alfa y el omega, pueden llamarle Big Bang, pueden llamarla como quieran, lo que nos define es nuestra composición biológica y energética, la biológica nos unifica al universo como materia, pero la energía vital nos unifica con el universo con la vibración y la luz, bueno, la luz e vibración según Tesla, así que somos uno con toda la creación, y no uno superior, solo uno diferente, con un destino y misión distintas.

Esa pequeña mota de polvo que rodea al sol una vez cada 365 días, que da una vuelta sobre su eje cada 24 horas ¿Es la propietaria de toda la inteligencia superior? Habiendo miles de millones de posibilidades de que existen motas de polvo en condiciones similares rondando soles ¿En la misma galaxia o en las galaxias que orbitan la vía láctea o el universo en general? Sería iluso y hasta arriesgado creerlo. Seríamos sí el planeta elegido por la vida para permanecer, entonces no tendría caso que hubiese sufrimiento y muerte, no tendría caso que peleáramos por nada, no tendría caso la existencia de la enfermedad o muerte, seríamos al non plus ultra del universo, estaríamos vagando por el espacio sideral visitando todas las tierras posibles, pues seríamos sus gobernantes supremos, el ego habría desaparecido si fuésemos la única raza universal, estaríamos ocupados cuidando las tierras y no expoliándola para alimentar nuestra necesidad de aceptación.

 Mientras asimilamos eso, y nuestra pequeñez, el mundo se parte en dos, los que aceptan pertenecer al universo y los que no se aceptan siquiera, entre ellos se pelea por poseer lo que no es de ellos, quieren tierra, quieren materia, quieren recursos únicamente para alimentar su ego. Algo malvado debe de haber en este mundo, para que el hombre se sienta insatisfecho y vacío, y quiera matar por tener lo que la mente le crea, matar a su propia especie, solo por poseer un papel que en situación de hambre o guerra no tendría ningún valor.

La mota de polvo seguirá impávida recorriendo el espacio, girando alrededor de su estrella, las pugnas entre sus bichos le son hasta cierto punto indiferentes, sabe que todo llega al clímax en la cresta y baja a la sima del valle, sus pequeños e insignificantes bichos deberán ser tasados de la misma manera, medidos con el mismo rasero de la enfermedad y muerte, para que esa mota de polvo no contamine a todas aquellas que pasan cerca de ella. Nada sería del hombre sin la tierra, y nada sería de todas las creaturas sin su propio hábitat, todos los planetas albergan algún tipo de vida, algún tipo de energía, su manifestación puede ser o no percibida por nosotros, pero todos tienen vida, todos vibran, todos se mueven.

 Mientras el universo libra sus propias batallas, manteniéndose en rumbo, en equilibrio, el pequeñísimo ser ególatra ni se entera de que las mismas batallas del universo se libran en menor escala en su planeta, las enormes tormentas de nieve en el norte de Estados Unidos, los enormes incendios en Argentina, las tormentas de espectaculares en los desiertos de Arabia y del Gobi, las erupciones volcánicas, los sismos y los tornados se replican en el universo. Despacio en el tiempo veremos como la información empezará a permear hacia nosotros de que hay tormentas energéticas en el espacio, que tormentas de polvo cubren grandes áreas siderales y que para la tierra son enormes peñascos, que hay espirales o tornados llamados hoyos negros, que hay zonas muy frías, que hay zonas muy calientes, que hay vientos interestelares que pueden trasladarte de galaxia en galaxia, que hay corrientes planetarias universales, que todo está conectado, que aun no descubrimos los confines del universo y que llegará un momento en que el hombre aprenda a viajar con su energía, siendo él su propia nave.

 No es extraño que los mitos señales a los atlantes como viajeros en sus bimanas energéticos que, con solo poner su mano podrían dirigirse a discreción, muy similar a la conexión energética entre animales y los pseudo humanos de la película Avatar. Quizá no esté tan lejos esa forma de manejo de la energía, ya se ven los albores de una nueva era. La era de la violencia y el poder por el poder en el hombre muere, ya empezará a tomar su justa dimensión, comprenderá que es una partícula pequeña adherida a una mota de polvo llamada tierra, que ronda el universo alrededor de una estrella minúscula que gira alrededor de otra estrella más grande y que los grandes peñascos de la tierra son las pequeñas partículas de arena desprendidas del peñasco llamado universo, aunque haya detractores, el hombre es insignificante ante la inmensidad del cosmos.

 Aunque haya quienes todavía sienten esa conexión con la materia y que creen que con las posesiones que tienen, tienen ganada una vida; la tierra se encargará de colocarlos en el pedestal de la experiencia que deben experimentar para pasar a pisar otros planetas en otros estadios de vida, serán chispas de energía emergiendo de la fragua terrestre, vagando por carreteras energéticas, desplazándose de mundo en mundo, de plano en plano, de galaxia en galaxia, hasta llegar al ain o la fuente de todas las energías que nos hacen ser uno solo con el todo, la triada y la multiplicidad unidas, como unidos los órganos del cuerpo con la mente hacen trabajar a la par mente y materia, espíritu y materia, así la tierra se tendrá que encontrar con su espíritu, el sistema solar se encontrará con el suya, nuestra galaxia con el suyo, que será inmensamente grande y será el mismo que el del hombre, posiblemente, el universo sea la mota de polvo de universos alternos, donde circulen motas de polvo con vida como la nuestra, siempre habrá esa duda, esperemos poder verla para contarla.

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