Despertar Poético

Y se hizo la Luz

Hay un elemento indispensable en nuestra vida, es intangible, pero sensorial, es insustituible para el hombre, es necesario para la vida. Es el proceso masculino que se complementa con la tierra, es la luz, es la energía que se propaga mediante fotones y hace que las cosas sean visibles al ojo humano. La luz primigenia para el hombre es el sol, la representación más tangible del despertar una vez ha salido. Helios es la personificación del sol, es el sol, es un Titán, hijo de Hiperión y de Tea, dios hermoso coronado con una brillante aureola que conduce un carro por el cielo, hasta perderse en el Océano que circunda la tierra y que regresa cada vez por el Este, carro tirado por corceles que arrojan fuego, si atendemos a Píndaro. Los caballos de Helios se llamaron Flegonte, Aetón, Pirois y Éco, todos relacionados a la luz, ardiente, resplandeciente, ígneo y amanecer.

 Los hombres adoraban a la luz, representada por Helios el sol o por ígneo el fuego, símbolo del poder ver y del poder conocer, de allí, los hombres del Renacimiento, relacionaron al conocimiento como luz, contrarrestando a la ignorancia como la oscuridad del hombre, el hombre sabio es luz, ante el hombre zafio.

En nuestros días, está empezando a tomar fuerza un nuevo concepto de luz, los hombres de luz ahora son aquellos en que la espiritualidad los acerca a los nuevos valores del bien, contrarrestando a la oscuridad, representada en aquellos que adoran la maldad, la muerte, la violencia, la maledicencia. Se llaman seres de luz, a aquellas personas que irradian paz, que han encontrado en sí mismas la existencia de un ser superior, representado por su conciencia, entes indescriptibles e irreconocibles a la mente común, reconocibles para aquellos en que los conceptos y prácticas de esta nueva ideología, los seres de luz, son fácilmente reconocibles, incluso para aquellos que dudan y no creen, son seres alejados de los conflictos mundanos, son seres alejados de las practicas del mercado, son buenos trabajadores, leales, responsables, porque identifican claramente su posición en esta sociedad y cumplen sus tareas, porque saben que eso les dará energía monetaria para sobrevivir.

Después de ello tienen el deber ser, la esencia propia, lo que ellos son, seres únicos, solitarios, que no sufren por las pérdidas, que no se vanaglorian por los triunfos, que están más allá del bien y del mal, que saben que todo pasa por ser mandato divino, por ser parte de un proceso de gran envergadura, que es parte del ciclo universal, no de su ciclo personal. Los seres de luz irradian paz, sabiduría y confianza, y son odiados por los seres de oscuridad, porque no pueden parecerse a ellos. Los seres de oscuridad no reconocerán que lo son, y no reconocerán al ser de luz, porque este ni siquiera se preocupa por sentirse parte de un gremio, él solo es.

Quizá el concepto esté regido hoy por la moda; pero, lo cierto, es que muchas personas están modificando la percepción de su entorno y de sí mismos, alejándose de lo trivial y mundano, no se enfrascan en la espiral de violencia, no se enganchan en chismes, no se enganchan en las noticias en las que la mayoría está de acuerdo, son lo que cuestionan todo, saben que si la muchedumbre está de acuerdo en algo, ese algo no es lo correcto para él como individuo, y seguirá un camino lateral, contiguo a ellos, no influenciado por ellos. Los egos le son indiferentes, sabe que hay personajes que viven inmersos en la rueda de las reencarnaciones sin lograr el aprendizaje, para ellos la vida es dolor, para él, es aprendizaje, se ríe de sus derrotas, se mofa de sí mismo, de sus fallas, porque sabe que ese no era el camino, no se preocupa por las pérdidas, las agradece como liberación, no sufre si una persona se va de su vida, sabe que ha terminado el ciclo de esa persona, sabe que si una persona llega a su vida es para enseñarle algo, para demostrarle que tiene que dirigir sus pasos hacia otro derrotero, acepta lo que llega, acepta lo que se va, sin lamentaciones, sin diluciones.

 Es un ser libre, podrá estar preso por alguna razón equivocada o no y seguirá libre, como lo describe perfectamente Gibran Jalil, el ser de luz acepta a toda la creación como parte de una totalidad, como indivisos, somos parte de la creación, como todos los seres llamados animados e inanimados, todos cumplimos un propósito, todos somos propensos al crecimiento del espíritu y todos tenemos los dones de un dios. Un ser de luz sabe que si realiza rituales, la magia se apodera de sí y de su entorno, porqué la vida es magia, y los rituales no les son propios a las religiones, le son propios al hombre, desde el ritual de levantarse y asearse, hasta el ritual de pedirle al dios de su fe alguna dádiva o lanzar un agradecimiento, el hombre de la luz, decreta “Mi dios está arriba mío”; Mi Dios está debajo de mío”, “Mi Dios está a mi derecha”, “Mi Dios está a mi izquierda”, “Mi Dios está en mí” y “No hay Dios donde yo estoy”, asegurando que Dos es personal y no tiene polaridad.

 Su Dios personal no le exige pleitesía, le exige unidad, le exige comunión, le exige autoconocimiento, hasta que ese Dios no sea, hasta que ese Dios no exista en el plano mismo del hombre de luz, sino que ese Dios y el hombre de luz sean unidad, allí el hombre se vuelve Dios, y Dios es la luz suprema, representado la ley del Amor, representando toda la gnosis o conocimiento en su cualidad de omnisciente, alumbrando cual sol la ignorancia del ser, del saber y del estar.

Hombre de este día; eres luz,

Luz es saber,

Luz es reconocer,

Esencia de lo supremo. Eres luz.

Y la luz es dios,

Y el hombre es luz,

Y la conciencia en luz,

Dios es el hombre.

En el infinito saber se encuentra Dios,

En el infinito conocer está el hombre,

Dios es infinito,

El hombre es Dios, la dualidad en el infinito son.

La luz, supera a la oscuridad,

La oscuridad necesita a la luz para ser,

La luz necesita a la oscuridad para existir,

Las dos son la esencia de Dios.

Y Dios creo la luz y creo la oscuridad,

La eterna simbiosis,

El eterno equilibrio, el perfecto equilibrio,

El perfecto ser. El Ying y el Yang,

Al padre y la madre,

El eterno femenino y el eterno masculino,

Todo esos somos,

Porque somos eternidad,

Porque somos hombres,

Porque somos Dios,

Porque somos uno.

Y el todo es uno y el uno es todo,

Los dos se reconocen,

Los dos se representan,

Uno al otro se necesita,

Son vórtices inefables del ser.

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