Despertar Poético

Despertar Poético

El héroe.

El río Estige al frente se muestra imponente, frío, oscuro, lúgubre, nauseabundo. Es el destino funesto de un héroe caído, como es el destino de todo mortal que ha dado con sus huesos en el polvo. Los lamentos pululan, las aves de rapiña hacen nidos acogedores ante tanta podredumbre. Se siente una pesadez en el ambiente, las caras son tristes, yuntas y ristras de cuerpos entecos y desdentados lanzan candentes miradas hacia los recién llegados. Los ven y sonríen, tienen la esperanza de que serán reemplazados algún día, tienen la esperanza de que las oraciones de los vivos los lleven al Olimpo, para estar entre nubes rosadas libando el icor tan preciado.
¡Aleluya! Se escucha a lo lejos, pues los pensamientos son alegorías que hacen eco, mientras el héroe derrotado quiere mostrar valentía ante la adversidad, viene molesto porqué su muerte fue inútil, -¡de nada sirve morir, sí solo te recordarán en los libros y tratarán de imitar tus hazañas! -decía para sí el héroe -, y esas hazañas no podrán ser repetidas por lo hombres, ellos no tienen la sangre de los dioses, son solo humanos, como esos que navegan en eternos círculos con sus sonrisas idiotas, mofándose de la suerte del recién llegado, ¡bah, idiotas!- señala el recién llegado-.
Las nubes oscuras, presagio de una tormenta brutal, cruzan los cielos, ensombreciendo todo lo que hay en el paisaje. El héroe otea más allá, perdiendo su vista en el horizonte, nada de luz se observa en lontananza. El Hades, representado por los enormes círculos nauseabundos de sus ríos había sido tema de conversación del héroe cuando tenía vida, era tema cuando maldecía a sus enemigos -¡Qué el Hades te trague, nos vemos en la Estigia- Les decía con furor, ahora caminando cabizbajo empezaba a sonreír -¡Vaya, que bruto soy, los reté a vernos en el Hades, y heme aquí, llegando, no sé sí aquí sientan la ira y rencor de todos los mortales- se lamentaba el héroe, mesándose los cabellos mientras caminaba-.
Los cuerpos descarnados, descuartizados, entecos, hinchados pasaban prestos a lanzarse al primer círculo, de nueve que formaban el pantano estigio. Entre empellones el héroe los dejaba pasar, se veían urgidos de llegar al Hades. Las miradas de miedo se iban perdiendo, pasando a las miradas de resignación. El río del odio los esperaba, allí llegaban todos los muertos a manos del hombre. Más allá, entre fulgores de luz, ardientes llamas señalaban al río Flejetonte. Un poco más alejado estaba el río Lete, el río del olvido, con nostalgia el héroe lo buscaba -bien me vendría una bañada en el Lete, quisiera olvidar la vida, quisiera olvidar la muerte, quisiera olvidar el dolor, que aún rae mis entrañas, quisiera olvidar la cara triste de mi madre.
¡Oh, Tetis, perdóname, por hacerte sufrir! Pequé, me sentía inmortal y heme aquí, arrastrando los pies, con el veneno circulando por mis venas, deseando tener la vida para corregirla. Lástima que solo la aprecié cuando la pierdo, porqué cuando la tuve, me la comí a grandes trancos. veo como los demás muertos pasan junto a mí, famélicos de vida, deseando retornar el tiempo, pero la rueda solo gira hacia adelante, Zeus el inmortal es el único con la fortaleza para regresarla, o tú, madre generosa, pero correrías el riesgo d acompañarme a las profundidades y quedarte aquí para siempre, pues ya no soy un niño, ya no podrías levantarme con tus frágiles manos, la laguna estigia es mi próximo campamento, ¡heme aquí, dioses, y no me escuchen, que les clamaré misericordia! Más yo no la tuve contra mis enemigos.
Patroclo me espera, mi gran amigo, de nada sirvió vengar tu muerte, de nada sirvió mi furia, salvo para amontonar almas a la vera del camino, sino para obstaculizar la llegada al Hades con miles de almas que deseaban vivir, al igual que yo. Pero nuestra escuela de muerte no falla, nos educa para bien morir, y acá abajo, se nos olvidan las clases, se nos olvida que fuimos educados para agradecer a los dioses por una muerte gloriosa y valiente, acá la valentía tiene otra tasa, se mide diferente, aquí los valientes, los cobardes y los muertos de mil maneras se miden igual, se lamentan igual, solo nuestras almas compungidas y arrepentidas se diferencian por el dolor de los etéreos rostros.
¡Dioses inefables, padre, te pediría perdón por no escucharte, pero no lo merezco! Merezco este fin, solo deseo no ser olvidado, no por mis muertes, sino por mis hazañas a favor de los hombres, ¡quizá por eso regresaría, a enmendar la plana!, -Te escucho hijo- sonó una potente voz-, nuestro héroe se plantó con lanza en ristre a la espera de un ataque, lo que menos esperaría es que su padre estuviese en el Hades, y menos que quisiera escuchar los lamentos cobardes de su hijo, de su valiente hijo, despreciador de la vida, pensó el héroe que algún alma poderosa y enemiga de sí lo acechaba, el mundo oscuro es un mundo de engaños -¿Quién eres? -gritó al inexistente viento del antro, -¿Qué quieres escuchar de mí?

  • Te has lamentado mucho, estás dispuesto al perdón, Estoy dispuesto a darte una oportunidad más-
  • No quiero una oportunidad más, quiero la oportunidad de regresar el tiempo y aprovechar la vida, quiero que mi nombre sea lavado de sangre,
  • Tu deseo será concedido, tu nombre permanecerá intacto por siglos, muchos siglos, los hombres que no te conocieron sabrán de ti, serás el héroe eterno, no envejecerás, tu muerte solo será un símbolo.
  • ¿Y la sangre derramada?
  • No te preocupes por ello, la sangre que derramaste solo será un renglón más de tu vida, será menos importante que el valor que los hombres le darán a la acción, vivirán para ti, la sangre será mero accesorio, los muertos de un mano serán meras marionetas, no importarán sus nombres, te adorarán.
  • ¿No me odiarán por mil muertes?
  • No, de hecho, querrán ser como tú, querrán tener en su lanza mil señales y se sentirán gloriosos, se sentirán poderosos, los hombres quieren el poder aun a costa de la vida de los demás, por muerte directa o indirecta, por sus manos o por manos manejadas por ellos cual marionetas, serás inspiración.
  • ¿De muerte?
  • Si, tu vida fue creada para la muerte.
  • Tú no eres mi padre, no soy tu hijo, ¿no pudiste crear a un ser inmortal que fuera todo fiesta y diversión?
  • Está Baco, obsérvalo bien, no tiene la galanura que tienes, no tiene la fuerza que tienes, no tiene el desprecio por la vida que tienes.
  • ¡Pero es feliz!, debiste haberme dado esa tarea, también se libar, tengo dotes de artista,
  • Tu arte es la muerte, serás recordado por ello, y nadie te lo echará en cara, ve al frente, que la Estigia te espera, ya he cambiado la conciencia de los muertos, el río del odio permanecerá tranquilo a tu llegada, los muertos por tus manos te agradecerán la selecta muerte, se sentirán orgullosos de morir a manos de un héroe, solo por le hecho de darles el honor de dejarlos enfrentarlo, con la idea de un golpe de suerte que les diera fama, más su fama no llegará, así que anda y ve, arrópalos con tu propia muerte, se sentirán satisfechos de verte a su lado, y ¿Quién sabe si te acompañen en la batalla por salir del río de las lamentaciones.
  • ¡quiero vivir para enmendarme!, no quiero la fama con la muerte.
  • Lo hecho, hecho está, solo te doy una mejor muerte, la mejor que puedan tener los mortales, ese deseo solo se le concede a los hijos de dioses, disfruta tu eterna estancia, de aquí nadie sale si no es por sus acciones, y las tuyas fueron buenas, la muerte que ronda en este reino te estará eternamente agradecida.
  • ¡Hades, maldito, juegas con la mente de los muertos!
  • ¡ja, ja, ja!, es mi reino, solo te tengo un poco de conmiseración, me trajiste muchas almas, eso es digno de encomio, disfruta el viaje, tu madre no tiene permiso de entrar nuevamente aquí, el ciclo se cerrará para todos nosotros, y dominaré yo por fin, por todos los tiempos, pues todos ustedes, héroes hijos de dioses, llamados semidioses, hombres todos y hasta los dioses estarán a mi encargo, pasarán a ser solo letra muerta.
    EL héroe lanzó su jabalina al oscuro cielo, esta se desvaneció como sus esperanzas de vida, se perdió en el infinito entre nubes espesas, creyó ver la sonrisa malévola del poderoso dios del inframundo, mofándose de su suerte, lo retó con las manos, sabiéndose impotente ante él, caminó erguido, a grandes zancadas, con la mirada penetrante y retadora, fija en el horizonte, mientras más se acercaba al estigio, más fuertes se escuchaban, los lamentos de aquellos que han muerto a manos de los mortales y deseaban la vida ¡heme aquí escuchando los lamentos de las muertes que provocó mi soberbia! -se dijo- sabiéndome hijo de un dios, ¡creyéndome inmortal! -susurraba en voz baja el héroe, mientras sus espaldas gachas, se encorvaban cada vez más mientras la figura de cerbero se hacía más grande, enorme, imponente, el héroe se acercó y colocó la cabeza dentro de las fauces del poderoso can, esté dejó el hocico abierto en señal de aceptación, el héroe cayó de rodillas, mientras en el olimpo, los dioses festejaban la caída de una ciudad a la que habían puesto precio, el ajedrez deifico funcionaba.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

A %d blogueros les gusta esto: