El filósofo y la arquitectura (Política en lo oscurito)

El filósofo y la arquitectura

Don filosofo de Cedano, alias Don Cedano, es un personaje sui generis… no sabe que significa sui generis, pero se imagina que es una fregonería, algo así como la parábola del hombre que es sólo eso y que aparenta ser otro, y ese otro es el mejor de los hombres, distinto a todos los hombres que son distintos todos juntos… así vivía su vida de manera sui generis, dentro de una sociedad sui generis y sólo porque cree que cumple su tarea de hombre de una manera distinta a como la cumple la mayoría de los hombres, es filosofo pues.

 Habiendo aceptado que Don Cedano es un ser distinto a la mayoría de los seres, por el simple hecho de ser un filósofo, hace que su ego del filósofo se inflame y se extienda y no quepa en él, y de tan grande que es, tampoco cabe en su cuerpo. Sí han visto a algún guajolote mostrar su cola, para ser autóctonos y no presumir de pavorreal, pues así se siente Don Cedano de tanta diferencia. Se siente tan fregón, que está al punto casi de explotarle el cuerpo ahíto de egolatría narcisista, y se postra circunspecto sobre su enorme poltrona para filosofar como dios manda, y toda seriedad, hesita, se coloca el codo del brazo sobre la rodilla derecha y la barbilla sobre el envés de la mano derecha y mira al cielo, que por cierto está nublado y para hacer el cuadro realista, le asalta una pregunta salida de la “nada” sólo por el hecho de poner a su adusto cerebro a regodearse, o sea estando de huevon, hay que ponerlo a chambear.

 Pensando Don Cedano, desde luego que sus siete lectores idolatran y le lanzan lisonjas y flores con harta poesía, debido a su calidad de pensamiento, ¡Ajá! ¡Eit! Don Cedano se pone a hacer algo con sus sesos. En esas estaba duro y dale a la filosofada, que si la otra mitad del medio ambiente fue la que se perdió con el calentamiento global, que si al mar muerto lo mató algún reyezuelo árabe loco de violencia o se mató solito ahogándose en sal, que la raíz tiene que pensar lo mismo siempre para ser cuadrada o sus cuatro lados deben medir igual… cosas así, pensaba Don Cedano, convencido de que el mundo esperaba ansiosamente el resultado de sus elucubraciones.

 Era Don Cedano este día puro pensamiento positivista, pariente del optimista, y después de varias horas, con humo saliendo de los oídos, cerquita de la noche, casi en la oscuridad, ya cuando casi cuando descubre de qué color es el caballo blanco de Napoleón, y el hilo negro, le llega una voz que viene de un lugar lejano, y retumba en sus oídos, y esa voz es la de un compañero, que no recuerda el nombre, pero si la interpelación que le hizo un día; le preguntó referente a la arquitectura, en lo que Don Cedano presumía era un ilustrado: ¿La arquitectura debe llevar alguna filosofía específica para ser arte? Don Cedano versado en las artes y en la arquitectura le dice que: sí, la arquitectura es filosofía pura, no puedes diseñar un espacio, un edificio o elemento sin tener un ideal, ya sea pragmático, técnico, utilitario o estético y aunque todos ellos son subjetivos y mucho se basan en el nivel “cultural” del ejecutor del arte, todas las creaciones cuentan con una base ideológica o filosófica.

 ¿Y dónde entra la subjetividad? En que son creadas por el hombre y su razón, acorde al genio y nivel cultural y a que son calificadas por el receptor en base a un criterio libre, eso es subjetividad. En esa libertad están la congruencia y la incongruencia en equilibrio. Las artes de gustillo son las que imponen modas pasajeras y las modas son conceptos de conciencia social, son la verdad que requiere la sociedad aceptar para aceptarse en ese momento; por ejemplo, la vivienda genérica, la que vemos día a día como moda, eso desaparecerá conforme la idea de moda cambie. Mientras una obra arquitectónica de arte puro, primero se conceptualiza en la mente del creador y se materializa acorde a su genio, esa obra tenderá a la permanencia en el tiempo, pues no tiene edad, es toda una filosofía.

Mientras una obra arquitectónica de uso pragmático primero se conceptualiza en la mente del receptor, el arquitecto es sólo el medio por el cual la obra llega a su fin práctico y permanece mientras sea útil. La arquitectura utilitaria es la más efímera de todas, es usada para fines de ejemplificación, como castillos de arena, como tramoyas de teatro. En una obra arquitectónica de fin técnico, primero se conceptualiza la utilidad, después sólo se viste para minimizar su forma grosera, y es necesaria, como un puente, como una mojonera, y una obra arquitectónica de carácter estético, primero se conceptualiza la idea de belleza del receptor, la subjetividad del receptor en su conciencia de masas, es identificar la mente colectiva y satisfacer su necesidad de belleza, esa arquitectura es purista y permanece en el tiempo ejemplificando las etapas en como el hombre acepta los cánones de belleza.

 Así llegamos a la conclusión de que la arquitectura sin una filosofía, se vuelve anti arquitectura, el punto opuesto a la función principal de la misma, sería considerada la arquitectura del desencanto, la arquitectura del descontento, sería la fealdad del arte contrapuesto a la belleza del arte. La arquitectura requiere una filosofía como base, como la vida misma requiere de un ideal, y un ideal es filosofía. Sé que mi “amigo” preguntaba más por sacarme de mis casillas que por saber si tenía algún concepto específico, así que me puyó y me dolió: ¿La arquitectura es el arte de destruir el medio ambiente tratando de satisfacer el ego del hombre, más que satisfacer la necesidad primaria de techo, pues la arquitectura aboga entre la cueva y el boato del hierro, plástico, cemento y colores? ¿Entre esos dos puntos extremos de la cueva al vidrio, está la casa bajo el cielo, como está la casa bajo la tierra, entrambas está el viento refrescante y el calor del sol, que no se interponen, sólo se complementan para ofrecerle al hombre la mejor forma de vivir?

 Lo pensé un momento y le dije toda razón y rectitud: “Tienes razón amigo Sancho, ambas cuestiones son ciertas, somos ego, somos necesidad, allí es donde el valiente caballero corre frente a los molinos de viento combatiéndolos hasta que se conviertan en polvo después de que los derroten con la espada de una nueva imaginación, de un nuevo arte, ante la imagen fatua de enemigos armados, con cal y canto. La vivienda el día de hoy se basa más en una necesidad del ser social de vivir en una comunidad que en una necesidad de tener techo, pues el cielo mismo puede ser techo, y la tierra cobija, pronto vendrán los días en que Diógenes de Sinope se sienta agradecido con la vida al tener ante sus ojos a la mayor cantidad de personas viviendo cual perros en plena libertad y ejerciéndola con denodado entusiasmo, habiendo leído parte de su historia conocida”.

La arquitectura, como la comida, como la cultura, como la misma consciencia del hombre volverán a resetearse para volver a ser la imagen primigenia del hombre de las cavernas con el conocimiento del futuro, te preguntarás ¿Por qué lo digo? Pues simple, el hombre tiene sus grados de consciencia, esos grados de consciencia lo limitan en su ingreso al llamado progreso, el progreso es la facilidad con la que adquiere tecnologías que le ayuden en su vida diaria en aligerar su trabajo. Algunos hombres aún no han entrado al progreso, como las comunidades aisladas de México, del amazonas, del África subsahariana, de miles y miles de poblados que no están dentro de ese escalón y “batallan más para sobrevivir”, después vemos a los que tienen algo de progreso, que se ve que consumen alimentos enlatados, cuentan con energía eléctrica o gas, después siguen los que tienen lo anterior más viviendas cómodas y algo de tecnología, como la mayoría de los países del primer y tercer mundo, del segundo no hablo, porque aún no lo entiendo.

 Y en la cima del progreso tenemos a aquellos que tienen viviendas lujosas con más aditamentos y tecnología de la que podrían sus dueños utilizar o al menos aprender a utilizar. Entre todos esos escalones, la arquitectura se manifiesta de la misma manera, el genio sólo progresa donde hay recursos económicos, sólo suceden cuando las sociedades son maduras, cuando la filosofía tiene a expresarse gracias a que hay libertad. Sin embargo, la pregunta de mi amigo, referente a si la arquitectura, es la manera de representar la destrucción del medio ambiente, le diría que sí, que lamentablemente así se está convirtiendo, más su esencia no es esa, pero si participa mucho en ello, le pasa lo mismo que a los alimentos, los que no son industriales le dan vida, los que son industriales lo enferman, tendríamos que regresar al origen mismo de la sociedad, para poder ver a la arquitectura en equilibrio con la vida, lejos de la destrucción que tiende a la construcción.

 Así que la arquitectura que volverá al origen le será más fácil de asimilar a los que están en el primer escalón que a los del tope del progreso, los que están en la cima del progreso no entienden a la naturaleza, la destruyen para lograr sus fines. Los que están en el primer escalón, sólo toman lo que necesitan para sobrevivir, aún no han sido vacunados de progreso, esa vacuna es maligna, nos obliga a creer cosas que no existen, casi como una religión, y nos obligan a necesitar cosas que ni siquiera sabíamos que necesitábamos, nos llenan de un estatus que solo es un mote financiado por los recursos económicos que poseas, los del escalón bajo, no saben dar más valor que a su cosmogonía y a su vida, sus posesiones son meros ornamentos, son como las amistades del hombre moderno: pasajeras. La filosofía es la ciencia del pensamiento, que, razonados, basados en la lógica y un método, nos dan un ideal.

  • Pero no estábamos hablando de eso exactamente -me dice Sancho -Hablamos de que la arquitectura no crea arte, crea destrucción de la naturaleza.
  • Cierto amigo Sancho, así se comporta hoy, creemos construir y destruimos, a pesar de las leyes, en contra de las leyes, o con las leyes a favor, da lo mismo, tarde o temprano, con el permiso del hombre o no, las construcciones destruirán miles y miles de hectáreas de bosques, selvas, sábanas, manglares, desiertos, esculpiendo nuevos horizontes, todo lo que llamamos progreso, es solo progreso para el hombre, es una derrota para la filosofía de la arquitectura, que deberá ser la herramienta para que el hombre viva en equilibrio a la naturaleza, sin embargo, tendrás que elegir entre construir o que alguien más lo haga, el hombre se creó la necesidad de una vivienda a la moda, y no parará hasta que decrezca el crecimiento demográfico, y que la congruencia entre en la mente de los creadores, que se alejen del boato y entren en comunión con su sino.

Don Cedano se ha quedado pensando seriamente en las preguntas de Sancho, efectivamente la arquitectura no está siendo congruente a su ideal, el de satisfacer la necesidad de habitación del ser humano sin afectar el entorno, sino fundiéndose con él; sin embargo, la arquitectura se perdió en el camino, se volvió un negocio, donde la vivienda puede estar ubicada en cualquier espacio, invadiendo hábitat natural de otras especies, construyéndose con elementos industriales, aunque no cumpla con su máxima de cubrir la necesidad de confort del ser humano, sólo le da un espacio para guarecerse o encerrase, y no siempre es el mejor. Después se convierte en la peor pesadilla de sus habitantes, se convierten las ciudades en las ciudades del desencanto, pues hicieron perder a los hombres la necesidad de vivir y los alientan a abandonarlas.

 Esa anti arquitectura tuvo su auge en el sexenio de Vicente Fox, cuando liberaron los créditos, lo que permitió que millones de personas adquirieran vivienda, no importaba donde se ubicara, ni con que servicios contara, mucho menos si era arte, sólo era sentirse dueño de una caja. Al poco tiempo se dieron cuenta que era sólo ego lo que los movía, las viviendas no eran habitables y las fueron abandonando. Así la arquitectura del desencanto llegó a su máxima expresión en Chihuahua con un 19.20 de vivienda desocupada, Baja California con un 18.7%, Zacatecas con un 18.40% y Durango con un 18.10%. Ninguna filosofía podría regresarlos a vivir si no existe un ideal en el conjunto, la comodidad se vio comprometida.

Don Cedano sabe que debe trabajar en modificar los ideales del hombre, retirar las connotaciones negativas y convertirlas en positivas. Lástima que los gobiernos no permitan hincar ideales en comunión con la tierra, los gobiernos sólo ven intereses, aunque sean considerados ideales políticos, esos ideales sólo provocan violencia si no van acompañados de congruencia y de eso están faltos los políticos, que aún no progresan, que no han hecho ideales más altos, más profundos, más humanos, lo vivimos a diario, la violencia es el pan de cada día. El gobierno se puede jactar de que algo si aumenta en su período, aumenta la violencia, ja.

 Bueno, dejo en paz eso, ya estuvo suave de malas noticias, aunque el aumento en la violencia es en más, no en menos, en dos cifras, por si lo dudan… ah, también aumentan las deportaciones de los indocumentados, no ilegales, porque ningún hombre es ilegal en la tierra, todos somos hijos de ella, ya somos por fin el muro que Trump necesita, vaya negocio, al menos Rem Koolhaas coincide con Don Cedano, que un edificio tiene dos vidas, la que le da el creador y la que tiene en su función, no nos extrañe que los políticos también las tengan, sólo espero tengan una filosofía, eso nos salvará.

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