El importante papel de un padre responsable en la sociedad

El concepto modelo de un padre es el de un hombre líder, héroe, sabio y ejemplar en su conducta.

Hoy en día, el mundo ofrece diversas formas de idolatría, mediante el consumismo, la tecnología, el humanismo, la ciencia, la política, las ideologías, la hechicería, etcétera. Pero un padre de familia fiel al amor de Dios, y a la Iglesia, podrá levantarse en nombre de su esposa y sus hijos para anunciar al mundo que su casa está fundamentada en las enseñanzas de Cristo, las cuales se inclinan hacia el amor y servicio a Dios.

Un padre cristiano edifica su casa en los valores eternos de la Palabra de Dios, es ejemplo de integridad frente a sus hijos, y los enseña a ser nobles servidores, fieles a la Iglesia, a la comunidad y a su familia. Un buen padre decide por él y por su casa el mejor rumbo de la misma, tomando siempre en cuenta los mandamientos de Dios, así como defendiendo ante todo los valores morales más altos y las más caras virtudes cristianas.

El padre cristiano sabe amar a su esposa, servir a su iglesia, educar y disciplinar a sus hijos, esforzarse en la santidad y consagrarse más y más en el amor de Cristo, pues su meta es llegar a ser lo más parecido a su Señor. De modo que un padre siempre va por delante dando el ejemplo.

Un padre no destruye su casa, sino que la edifica; un buen padre no lastima a su esposa e hijos, sino que los alienta y los conduce en la vida piadosa. Un padre edifica, no mortifica a los suyos.

Los «Buenos Padres» niegan a sus hijos la oportunidad de aprender el concepto de respeto mutuo, ya que cada vez que los padres controlan, sobreprotegen o compadecen a sus hijos, están violando el respeto que les deben a ellos como personas.

Los «Padres Responsables», en cambio, dan a sus hijos alternativas, dejan que ellos decidan y que luego experimenten los resultados de sus decisiones, (a excepción de situaciones peligrosas) sean positivas o negativas, al fin y al cabo, «echando a perder se aprende».

La educación de los hijos es uno de esos temas en que los papás quieren saber un poco más. Definitivamente se han presentado muchos cambios en la manera de educar a los hijos en las diferentes épocas.

Esos cambios han sido provocados por algunos factores: el ambiente en el que cada uno vive, los medios de comunicación, el tamaño de las familias etc., y cabe cuestionarnos si todos ellos han sido para mejorar. Antes existía en las familias un autoritarismo total por parte de los padres.

Muchos recuerdan aún que «con los puros ojos» les daban instrucciones. Los niños no pedían razones ni se atrevían a preguntar el por qué de cada orden. Otra cosa muy común también era que los padres no tomaban mucho en cuenta la opinión de los hijos, se hacía lo que los padres

decidían y punto, los niños no tenían ni voz ni voto.

Poco a poco fueron surgiendo cambios con los que se trataba de que la relación padres-hijos fuera más cercana y amistosa. Se empezaron a tomar más en cuenta los pensamientos y sentimientos de los niños.

Fomentando el ser padres, pero también «amigos» de los hijos. Incrementando la comunicación con ellos, así como ampliando las libertades.

También muchos padres han tomado cursos para aprender más sobre educación, han leído material relacionado con el tema y acuden a consultar especialistas en la materia. Sin embargo, el objetivo que la mayoría ha tenido hoy y siempre, es sacar adelante a los hijos para que lleguen a ser personas de bien y para ello han tomado el papel de «Buenos Padres». Y han dejado de lado su papel de padre responsable.

¡Celebremos juntos a los padres valientes que han tomado con franca seriedad el compromiso de seguir a Cristo y guiar a su familia en el camino de la devoción, el amor y el servicio a sus semejantes!

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