Opinión

Frustración y corrupción: voces que no se oyen

La vida de las personas en una sociedad, siempre está relacionada con una serie de acciones, fruto de la voluntad del hombre. Muchas de las decisiones no fueron reflexionadas y se tomaron en condiciones donde no hay la claridad de pensamiento, para actuar.

Basado en esta premisa, descubrimos que muchos de nosotros los seres humanos, nos volvemos cómplices de acciones que otros realizan y de acciones que nosotros mismos rechazamos. Por eso es importante, regalarnos un tiempo para reflexionar, y darnos la oportunidad de actuar mejor.

La palabra corrupción lo podemos definir, como la acción de corromperse o corromper, o las acciones que se realizan bajo una voluntad influenciada y dañada.

En este sentido, es fácil descubrir que muchos de los actores en nuestra sociedad, pueden verse influenciados por una u otra situación, de tal manera que todos los seres humanos podemos ser vulnerables a corrompernos. Sin embargo, esta no es una justificación y no puede ser un pretexto, porque debemos tener por cierto que ante cualquier situación siempre debemos actuar correctamente.

La palabra corrupción, tiene un adjetivo más, la depravación en la manera de actuar. Se puede entender que una persona corrupta es un depravado en sus acciones, es un depravado en su servicio, es un depravado en sus obras, porque muchas de ellas las realiza con alevosía y ventaja y no con buenas intenciones. Analizando el actuar de las personas en la sociedad, hoy pudieras decir que sufrimos por un lado la perversión en el obrar, pero también somos víctimas de esta situación.

Una serie de actividades que se realizan en la sociedad, son afectadas por esta perversión y lo más grave, que nos hemos acostumbrado y aunque nos duele ser afectados, muchas veces más, más que tratar de corregir, lo que hacemos, es actuar con venganza y después buscar desquitarnos.

Un ejemplo: cuando vamos a una gasolinera, y pedimos una cantidad, nos damos cuenta, que no nos dan la cantidad que hemos pedido, pero también son sentimos impotentes ante la situación, porque por un lado, el que despacha la gasolina no tienen la culpa, pero su patrón es el que está actuando perversamente, y lo hace con conocimiento; lo hace con alevosía, consciente de que está cometiendo una injusticia, pero detrás de esta situación del dueño de la empresa también, es cómplice de una red de corrupción y detrás de esto se encuentran también algunas instituciones del gobierno. Si reflejamos la situación figurativamente, es un clamor que no tiene voz, o un clamor que no es escuchado por los que deberían impartir justicia.

La corrupción en la sociedad es un cáncer, que nos ha enfermado a todos y que nos sigue haciendo mucho daño y del cual debemos hacernos cargo, y no caer en  una actitud mediocre. Muchos pudiéramos pensar, para que hablo, para que denuncio, si de todas formas, seguirá la situación igual. Sin embargo, si todos nos uniéramos, he hiciéramos fuerza social, muchas de las situaciones mejorarían y en este caso de la corrupción desde las instituciones hasta la vida de los ciudadanos, pudiera transformarse en un futuro. No solo los encargados de impartir justicia son los responsables de esta situación, sino cada uno de nosotros también somos responsables de esta situación, en mejorar o en empeorar.

También, es importante que a pesar de que muchos actúen perversamente en la sociedad, no estamos condenados a actuar así todos nosotros, hoy cada ciudadano pudiera marcar la diferencia, en su actuar. Por eso urge, que como sociedad cultivemos los valores humanos.

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