Los criticones pierden el tiempo y destruyen la sociedad

P. Agustín Celis

Siempre es necesaria, y muy saludable, hacer una crítica constructiva a los acontecimientos en la sociedad, cuidando que sea una crítica seria y con elementos, para que sea debidamente sustentada. Se puede hacer este análisis a cualquier actividad humana, o personas o acontecimientos que repercuten en la sociedad.

Es un derecho protegido por la Constitución, la libertad para manifestar tales críticas por escrito, o verbalmente, en manifestación o través de los medios de comunicación social, teniendo siempre el cuidado de la veracidad de lo que se critica.

No debemos olvidar que la crítica siempre debe llevar esa connotación positiva de ser constructiva, que vaya encaminada a fomentar la comunión, a crear un clima de paz y sobre todo, que se enfoque a resarcir la descomposición del tejido social. Sin embargo, nos encontramos en el medio que puede ser utilizado por muchos para crear confusión, las mal llamadas “cortinas de humo” o “circo mediático”, con lo que se pretende ocultar la verdad y desviar la atención de los demás, engañando a la sociedad intencionalmente.

¿Cuantos comentarios destructivos encontramos a diario? Datos que se viralizan en la internet sin fundamentos veraces, críticas que crean “Trendy topping” en las redes sociales sin un fundamento sustentable en la realidad; pero, sobre todo, que llegan a ser comentarios vacíos de contenido positivo y basura en el canal de la comunicación.

Es en esta situación donde quiero reforzar este comentario. La sociedad puede cambiar fácilmente, en cuanto que los seres humanos que tenemos esa capacidad de pensar y reaccionar positivamente e incidir en la vida de los demás, nos centremos en ser parte del avance social, en la medida que seamos más humanos en el trato unos con otros, en cuanto tengamos esa humildad para reconocer nuestra fragilidad y nos unamos al movimiento que quiere realmente cambiar la humanidad.

¿Cuántos nos centramos en criticar las acciones del gobierno? ¿En desacreditar a la persona?, cuando pudiéramos unirnos a las acciones positivas y frenar con valentía aquellas iniciativas que nos destruyen y que nos hacen rivales a unos de otros. Levantar la voz cuando descubrimos que nos quieren hacer parte del “circo mediático”, mientras que nos saquean y cambian las estructuras sociales a su antojo. 

Es aquí donde nuestras palabras, nuestras críticas, deben ser utilizadas siempre y cuando sean basadas en la verdad, nuestros comentarios deben sustentarse en la objetividad. ¿Cuántas veces se ha criticado a la religión por los errores de algunos? y muy subjetivamente o mezquinamente tratamos el acontecimiento con tabula rasa, diciendo que todos son iguales, cuando hay demasiadas acciones buenas que no se hacen noticia y personajes que desgastan la vida al servicio de la humanidad.

Cuántas veces hemos escuchado “todos los hombres son iguales”, o cuando se reúnen los hombres dicen también “todas las mujeres son iguales”, dos frases basadas en la subjetividad y no en la realidad, porque hay las mujeres y hombres que trabajan fuertemente en sacar adelante la familia y se esfuerzan por ser personas buenas, serias, responsables y comprometidos con la sociedad. Por eso los criticones pierden el tiempo, mientras los críticos construyen una sociedad más humana y más justa. 

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