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Nahuas michoacanos y Marina, la relación que sigue quebrándose

La comunidad indígena de la olvidada zona occidente del Estado es ahora la que resiente los más duros embates del crimen organizado, desde algún par de años atrás su resistencia ha sido motivo de toda clase de amenazas e intimidaciones, la más reciente, con la grave acusación de la complicidad de los elementos de la Marina de México, una “autoridad” que sigue acumulando negro antecedente en esta región michoacana.

EL OTRO ORGULLO INDÍGENA

La cultura purépecha permanece como el referente michoacano al momento de hablar de culturas indígenas, de misma forma que sus muy cercanos Matlatzincas, pero en la zona occidental del estado, otra cultura también tiene una presencia de considerar, y se trata de uno de los pueblos ancestrales de mayor presencia a nivel nacional: Los Nahuas.

El vocablo “nahua” significa hablar con claridad, con autoridad o conocimiento, aunque en algunas regiones los nahuas se refieren a sí mismos como macehuale, campesinos, tal vez haciendo referencia a la antigua división clasista de la sociedad nahua que dividía a la población en pillis y macehuales, éstos últimos eran la gente del común, los tributarios, casi siempre campesinos.

Actualmente los pueblos nahuas están distribuidos en el territorio nacional desde Durango hasta el sur de Tabasco. Se encuentran en mayor número en Puebla, Veracruz, Hidalgo, San Luis Potosí y Guerrero, y en menor proporción en el Estado de México, Ciudad de México, Tlaxcala, Morelos, Oaxaca, Tabasco, Tamaulipas, Michoacán, Jalisco, Durango y Nayarit.

Estos pueblos tienen una antigüedad aproximada de entre 45 y 47 siglos de existencia. En el XII Censo General de Población y Vivienda 2000, se registraron un millón 448 mil 936 hablantes de náhuatl a nivel nacional, lo que coloca a esta lengua como la primera indígena del país, considerando que su número constituyó el 24% de la población hablante de lengua indígena registrada.

En el particular caso de Michoacán, los Nahuas son el segundo grupo indígena de mayor presencia, pues en el censo de población de 2010 se registraban casi nueve mil 170 hablantes de náhuatl en la entidad y su mayor población está en la costa-sierra, la cual limita con el océano Pacífico; por su amplia extensión territorial, conformada por varios pueblos, las localidades quedan muy alejadas entre sí, lo que no impide que guarden estrechos lazos sociales que las mantienen integradas.

Actualmente, para los indígenas nahuas su identidad está muy presente en el quehacer cotidiano; hay varios elementos que han despertado su propio interés por reencontrarse con las tradiciones, lo que se manifiesta en la defensa de su territorialidad, pues para ellos la tierra es el elemento fundamental que los ha sostenido: “De la tierra naces y a la madre tierra regresas cuando mueres”, suelen decir algunos.

Así es como se han amplificado sus menciones en la efervescente lucha social michoacana, pues este pueblo ya destaca por su resistencia al crimen organizado, que ha hecho daño en su tierra, propiedades y población. Tal resistencia se materializó con la formación de los grupos de autodefensa de la Costa – Sierra michoacana, que se dio en febrero de 2014, casi un mes después que las de Tepalcatepec, que fueron las que se postularon como emblema del movimiento.

Pero en la actualidad los autodefensas de la Costa – Sierra michoacana son los que se mantienen en mayor actividad.

LA MARINA, LOS “PROTECTORES” MÁS SOSPECHOSOS

En enero de ese 2014, con la puesta en marcha de un programa “Rescate Michoacán”, cuyo responsable de coordinarlo fue el ex procurador del Estado de México, Alfredo Castillo Cervantes, se provocó la llegada de 20 mil elementos militares a la entidad.

Con este programa se presumió que, la última semana de enero de 2014, en la Costa-Sierra de Michoacán, se desmanteló una red de comunicación de alta tecnología, presuntamente perteneciente al crimen organizado.

La Marina Armada de México (Semar), se convirtió en la institución de mayor presencia en esta zona del estado, pero las rencillas de los grupos de autodefensa con los miembros de esta corporación militar crecieron.

Entre sus peores episodios, está en de julio de 2015, cuando en una manifestación del grupo Nahua de Santa María Ostula, los elementos de la Mariana y Ejercito Mexicano dispararon en contra de los manifestantes que exigían la liberación del líder autodefensa Cemeí Verdia, que había sido arrestado precisamente por elementos de esta misma corporación.

El hecho tuvo como resultado la muerte de un menor de 12 años y cuatro personas más heridas por arma de fuego. A partir de entonces la relación con la Marina permanecería fracturada, y en la actualidad se mantiene como el grupo militar con más sospechas por parte de los pobladores y autodefensas de la Costa-Sierra, pues han acusado que en la parte oriente del municipio de Aquila ya se encuentran reorganizados y fuertemente armados los ex caballeros templarios, pero “la Marina Armada de México se hace como que no ve nada”, acusaron los pueblos indígenas en un comunicado emitido en noviembre de 2016.

No está por demás mencionar que entre 2012 y 2016 se registraron 19 averiguaciones por presuntos delitos cometidos contra civiles por parte del personal de la Secretaría de la Marina, entre ellos: Desaparición forzada, violación, homicidio y abuso de autoridad, que se llevaron a cabo en los estados de Guerrero, Jalisco, Ciudad de México, Veracruz, Michoacán, Tabasco, Baja California y Nuevo León.

SE AGUDIZA LA TENSIÓN

La de por sí complicada situación en esta zona del estado llegó nuevamente a un punto crítico el pasado 5 de febrero en la madrugada, pues se denunció que elementos de la Marina Armada de México habían detenido y entregado a 5 policías comunitarios, al Cártel de los Caballeros Templarios.

Acusaron los pobladores que los comunitarios Abigail Farías Fernan, Crispín Francisco de Aquino, Saúl Fabián Meraz Martínez, Eleno Valencia Zambrano y Francisco Carreón Valencia fueron detenidos en un operativo encabezado por marinos en el filtro de seguridad de Tizupan, municipio de Aquila, Michoacán, e inmediatamente después de su detención los policías fueron entregados a manos de Jesús Cruz Virrueta alias “El Chuy Playas”, Fernando Cruz Mendoza alias “El Tena” y José María Cruz alias “El Tunco”, miembros de una célula de los Caballeros Templarios que controlaba este municipio de la Costa Michoacana.

Aunque la Marina ha rechazado la versión, los comunitarios han sido insistentes en el hecho. Por su parte, la Procuraduría General de Justicia del Estado inició carpeta de investigación por la privación de la libertad, además de que la Secretaría de Seguridad Pública y las autoridades locales en Aquila iniciaron un operativo para tratar de dar con el paradero de los cinco policías “levantados” y entregados a la delincuencia organizada.

Este hecho puso en estado de alerta a la comunidad nahua de Ostula, en donde la Asamblea General tomó la decisión de ir a rescatar a sus compañeros, en lugar de entregar 21 armas y desmantelar el retén de Tizupan, tal y como lo había exigido Jesús Cruz alias “Chuy Playas”, uno de los secuestradores.

Al mismo tiempo, los habitantes de Santa María Ostula anunciaron la intensificación de los operativos de seguridad en la región y medidas de presión como el bloqueo de la carretera Costera a la altura del entronque de Aquila y Tecomán en tanto no se resolviera la situación. Los tráileres de industria y comercio internacional vieron afectado su tránsito por la citada carretera y sólo productores locales, autos particulares, autobuses y ambulancias pudieron cruzar el retén de los nahuas.

La madrugada del miércoles, caminando y en buen estado de salud, regresaron a su comunidad los 5 comunitarios secuestrados y dos compañeros que fueron por ellos a un punto indeterminado.

El Secretario de Gobierno de la entidad, Adrián López Solís, confirmó el regreso de los policías comunitarios, sin detallar cómo se logró su liberación y, más importante, si el gobierno cedió a las exigencias de los delincuentes.

Lo que ha quedado marcado nuevamente, pese a las negativas oficiales, es la sospecha sobre los elementos de la Marina, que continúan escribiendo un negro antecedente en esta zona del estado.

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