Opinión

NUESTROS HIJOS

Son, queramos o no una parte, una poquita de nuestra sangre, y queramos o no siempre estamos con ellos conectados, nuestro cerebro nos recuerda de cuando en cuando que usemos esa conección: el pensamiento, para enviarles mensajes que nos dejan en nuestro corazón la sensación de sentirlos aunque la distancia no nos importa, ese instante de pensar en ellos como rápidos parpadeo que nos limpia el recuerdo para que hasta sintamos que son apoyos confortables que nos levantan el ánimo para continuar o al contrario: aquel mal o desobligado padre de familia nunca trató de guiar o ayudar a sus hijos y pudiendo hacerlo no lo hizo recibe con ese recuerdo una queja silenciosa: ¡no lo hiciste! Y eso duele o fortifica, y para que te evites ser lastimado por pensamientos que te acarrean culpas, hoy, ahora que tienes la oportunidad, no te haga a un lado, cumple con todo lo que te corresponda y mañana recibirás aunque sea una pequeña sonrisa de tus hijos que te sabrá a miel. No todo en la vida es solamente sexo, sí, cuanto más ímpetu sexual tenemos nos vamos sobre a gozar a la mujer que se nos ponga pero, si tú eres el padre de ese muchacho prepárate para que sepas cómo guiarlo por igual si es mujercita: nuestras hijas son más cariñosas con nosotros los padres: tener una hija que le gusta abrazarnos es una sensación muy placentera por la nobleza de su alma, de su ser para con nosotros los padres que por lo general no buscamos que nuestra conducta sea la mejor demostración de amor para con nuestros hijos; o estoy equivocado? Nuestra memoria es parte de nuestro segundo ser, llamémosle así para diferenciar y poder imaginar la verdad que es: cada ser humano se compone de dos entidades, la uno es el cuerpo que tiene deseos, ambiciones, tendencia que se generan en su cuerpo y el segundo ente es nuestro cerebro, y éste es el que no propicia o nos intuye y nos dice: no lo hagas, mejor has esto y por lo general es más sabio que nuestro cuerpo, es pues nuestro consejero que nos dio la vida pero como somos de mente cerrada y no nos gusta leer, casi nunca nos damos cuenta de este gran auxiliar que tenemos aunque hay veces que nos reprendemos acciones negativas que bien pudimos evitar pero no lo hicimos. Ser padre o madre de un ser semejante de un hijo que no cultivamos es una pesada responsabilidad y es obligación de cada uno guiar en la forma más atinada a aquel ser que por nuestra voluntad, nos prefirió antes de nacer para que fuésemos sus padres. Esta es una importante razón para que leamos, si no leemos nunca vamos a tener capacidad de enseñar porque nunca hemos aprendido cómo hacerlo y cuando queremos hacerlo no sabemos cómo se hace. Cuando en México haya filósofos que manejen la Secretaria de Educación, hasta entonces comenzaremos a mejorar en todo sentidos el nivel académico de todos los mexicanos. Así pienso pero disculpe usted, le dedico este artículo en especial para el profesos de Las Cruces Rafael Higuera y a su hermanita Ruth que trabajan por Santo Domingo, y a sus alumnos, abrazos su amigo D’Labra. Así pienso pero disculpe usted. Miemaileranganidelabra@yahoo.com.mx mi tel 5544-723002

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