Serás lo que creaste (Despertar Poético)

Serás lo que creaste

Todos los días nos creamos, nos regeneramos, nos modificamos, nos modernizamos. Nacemos cada día en cada concepto que nos creamos de nosotros mismos.  Cuando somos conscientes de nuestro existir y lo enmarcamos en un lugar y en un grupo social, nos identificamos con el ellos, pero ¿Qué pasa cuando somos consciente de nosotros mismos? ¿Nos creamos nuevamente? Cuando empezamos a ser consciente de nuestra existencia, cuando somos conscientes de nuestro ser, empezamos a ver la vida de otro color, empezamos a desligarnos de todo lo que nos rodea, empezamos a deslindarnos de todas las ideas, dejamos de culpar al exterior de todo lo que nos pasa.

Las circunstancias ya no nos crean, ya no nos afectan, lo que nos afecta o nos crea es nuestra propia existencia. En resumen, nos creamos. Muriendo dentro de nosotros mismos, es como renacemos en la vida eterna, es como la muerte deja de existir, no es una muerte física, es la creación de un hombre superior, aquel que se ha superado.

¿Cómo me puedo crear? Dentro de la simplicidad de la respuesta está la complicación, llamada esfuerzo, llamada voluntad… son muchos los llamados a crearse, a renacer dentro de ellos mismos, son pocos los elegidos. Sólo aquellos que eligen cambiar, son lo que pueden denominarse creados de sí mismos.

La muchedumbre está dormida, está metida muy en el fondo de sus emociones, son presa fácil de un mercado voraz que les devora todos sus recursos y ni siquiera lo saben, ni siquiera son conscientes de que tienen dentro de si la solución de sus problemas, pondremos un ejemplo mundano: una persona que tiene muchos problemas, al menos así se expresa, y sus problemas son: falta de dinero, falta de oportunidades, falta de amor de su pareja y se le pasa la vida quejándose, criticando, molesto o molesta da lo mismo, de que su vida circule en esa espiral infinita de los mismos problemas, con distintos personajes, en distintos escenarios.

 Nada cambia, son los mismos problemas, se endeuda por lo mismo: por cumplir una emoción que la muchedumbre le exige, lo empuja a ser un deudor de por vida, siempre tiene problemas de la falta de algo que el mercado lanza cada mes, ya sea ropa, aparato electrónico, auto, perfume, lo que sea, siempre vive deseando y sus problemas de deseo se transforman en ansiedad, deudas, depresión, baja autoestima.

 Yo les diría: “eso se cura fácilmente”, como la cura del eterno resentido social, que se quejaba amargamente año con año de su situación y señalaba a su patrón como explotador, así un día sus quejas tuvieron eco en una mente liberada, en una mente que ya se había creado a sí misma:

  • Resentido:    Hago mi protesta contra la clase opresora, de la maldita burguesía que se chupa toda nuestra vida, llevo veinte años de obrero y no he visto mejorar mi condición social, porque los malditos burgueses dueños del dinero no reconocen mi esfuerzo.
  • Filosofo:        ¡Deja de ser obrero!

Con esta máxima el resentido no tuvo respuesta, y todos nosotros sabemos con ello la respuesta, si nos quejamos de que siempre peleamos, la solución será dejar de hacerlo. Si nuestra condición de obrero, campesino, jornalero, no nos es satisfactoria, empecemos a trabajar para cambiarla.

Lo que sí debemos tener en cuenta, es no convertirnos en lo que combatimos, como ese obrero resentido, si deja de ser obrero algún día y se convierte en burgués, dueño del dinero y tiempo de sus trabajadores, deberá establecer una estrategia que no ahogue a sus obreros. Al final deben crearse de una manera distinta.

Esa creación, debe ser personal, no debe depender de terceros, porque esos terceros pueden absorber esa energía y superarse primero que tú mismo. Así que, sí no me gusta la condición en la que estoy debo cambiarla por otra, de preferencia por sus antípodas. Si no me gusta el lugar donde vivo, debo cambiarme de lugar, al final, el hombre no pertenece a un lugar, pertenece a la tierra y la tierra no tiene fronteras, las fronteras están en las filias sociales, esas que hacen al hombre sufrir cuando no las identifica, o cuando las desvía y las hace sentir suyas.

Así el hombre tiene la obligación de crearse cada día, para que cada día sea un hombre nuevo, deben morir sus personajes tóxicos y negativos y deben renacer sus personajes positivos, debe auparse al tren de la deidad, ser el superhombre, paso a paso, día con día, así se sorprenderá con las novedades, pues dejará de lado la monotonía y el tedio.

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