SINOPSIS POLITICA

SINOPSIS POLITICA
Por: J. Salatiel Arroyo Zamora
APLASTAN A LA 4T
Hace algunos meses especulábamos respecto a un posible desplome de Morena, como partido en el poder. Al mismo tiempo se reconocía la arrolladora victoria electoral de AMLO, un triunfo contundente, incuestionable e inobjetable, fortaleciendo con su impulso ganador a todos los demás candidatos de su partido, incluidos abanderados desconocidos, sin presencia, ni liderazgo y algunos sin siquiera haber realizado campaña, un claro ejemplo: nuestra diputada local, Zenaida Salvador Brígido, hoy supuesta aspirante a gobernadora (todo es posible en un partido sin doctrina, sin proyecto, ni visión, una mezcla de lo más podrido de las otras organizaciones políticas).
Sin embargo, en esa colaboración se aclaró que, en 2021 el escenario no sería tan favorable para Morena, particularmente por dos circunstancias:
a). – Andrés Manuel López Obrador no aparecerá en escena como actor principal, su nombre, imagen y 18 años ininterrumpidos de campaña no serán incluidos en la boleta electoral.
b). – AMLO, que en 2018 fue el activo más importante y atrajo al éxito a sus correligionarios, como consecuencia del desgaste natural en el ejercicio del poder ejecutivo, el incumplimiento de las extraordinarias expectativas creadas, así como sus desacertadas declaraciones, en el proceso electoral del 2021 podría convertirse en una carga, un lastre para los candidatos de Morena.
Lo anterior se escribió el 6 de julio del año en curso, al cumplirse dos años de la victoria de AMLO, y meses antes de conocer el resultado de los comicios del domingo pasado en Coahuila e Hidalgo, donde el PRI arrasó en las urnas. Demostrándose que las consecuencias de las erráticas políticas públicas del gobierno federal se adelantaron. El electorado no esperó al 2021 para cobrar facturas, y el PRI arrasó en ambas entidades.
Hemos insistido en aceptar que López Obrador recibió una nación bañada en sangre; pero, asimismo, resulta innegable que con él en la presidencia de la república las cifras de asesinatos, secuestros, extorsiones y levantones se han incrementado en todo el país, no nada más en Michoacán. Cifras a las que se suman desapariciones de mujeres y niños, además de los feminicidios. Cuando había prometido que la inseguridad y violencia terminaría con su llegada a la presidencia de México ¿Cómo olvidar esa esperanzadora promesa de campaña?:
“Desde el primer día de mi gobierno, no al mes, desde el primer día, los narcos cambiarán las armas por tractores y se convertirán en gente de bien ¡Se los juro!” Prometió el hoy titular del poder ejecutivo federal.
Tal vez López Obrador, en su obcecación, se figure que todavía anda en campaña, pues a dos años del triunfo electoral ni un solo narcotraficante ha depuesto las armas. Al contrario, se han fortalecido, expandido y diversificado sus catálogos delictivos, en perjuicio de la sociedad, que es ultrajada, secuestrada, asesinada y encima de todo obligada a pagar doble tributación, al gobierno y a los grupos delictivos dominantes.
Existen diversos indicadores que establecen que nuestro mandatario nació para ser candidato permanente, no para dirigir con eficacia, responsabilidad y solemnidad el destino de una nación. Por eso, para muchos no es más que un agitador y manipulador de masas, a las que les dice lo que quieren escuchar y hace lo que se le ocurre. Lejos está de asumir su investidura como hombre de estado.
Hace tres meses (el 6 julio), para “festejar” la victoria en las urnas de Morena, las cifras de asesinados en el gobierno de AMLO ya habían alcanzado las 53 mil 650 personas, de ellas 5 mil 800 mujeres y mil 800 niños y adolescentes. Razón por la cual dicho periodo de gobierno es considerado el más violento del siglo, duplicando la cantidad de homicidios registrados durante el mismo periodo de tiempo de Felipe Calderón y 55% más que con Enrique Peña Nieto, de acuerdo a información, datos y estadísticas del Secretariado Nacional de Seguridad Pública.
El gobierno de López Obrador ha superado con mucho la cantidad de asesinatos de los dos sexenios que le antecedieron, dejando crecer de tal manera a los grupos delictivos, que ya no puede controlarlos y ahora, durante el proceso electoral se inmiscuirán más en la designación e imposición de candidatos, incrementándose el número de políticos ejecutados, superando incluso la cifra de hace tres años.
Pero no sólo en materia de seguridad se carece de resultados positivos para los mexicanos, también en economía resulta innegable el retroceso, en educación y salud, asignaturas esenciales para el desarrollo de los pueblos. Pero, principalmente se ha profundizado la polarización entre los mexicanos, dividiéndose por capricho del presidente en pobres y ricos, creciendo la confrontación entre fifís y chairos. Demostrándose que, desde la perspectiva del mandatario, él no gobierna para todos por igual, no representa a una nación, sino a un sector de la población.
Es decir, no es presidente de todos los mexicanos, nada más de los materialmente pobres e improductivos, de los “desposeídos”, pero particularmente de quiénes aplauden sus ocurrencias y coinciden con su “proyecto” de gobierno, que la generalidad de mexicanos desconoce, pues sus acciones y los resultados de las mismas, a dos años de gobierno, no coinciden con sus planes y propuestas (promesas) de campaña.
En cuanto al combate a la corrupción e impunidad, esas “tareas” u obligaciones no sólo siguen pendientes, pues, con excepción de Rosario Robles y Emilio Lozoya, no se conocen más corruptos de peso que se encuentren en prisión, ni siquiera ex gobernadores o ex presidentes municipales, al contrario, a muchos los premió compartiendo con ellos el poder, a otros los protege desde su imperio.
Aun cuando su principal bandera de campaña era cárcel para los corruptos, hoy esos corruptos y abusivos López Obrador los tiene en su casa, personificados en su hermano e hijos. Aunque se trate de simular que las conductas delictivas que ellos ejecutan no lo son y quieran disfrazar el cohecho, la extorsión, desviación de recursos públicos y delitos electorales con “aportaciones económicas” para impulsar un proyecto social, que tendría el propósito de cristalizar la transformación de la patria.
Peor todavía, es que haya simulado luchar por la democracia y una vez en la cúspide del poder pisotee los valores esenciales de un régimen democrático, como son las libertades de expresión, de opinión y el derecho a disentir. Lo que más ofende al intelecto humano, es el cinismo con el que se mofa de sus críticos, permitiendo que hordas de seguidores suyos, algunos reales y otros ciber fabricados, se lancen contra quien tenga la osadía de pensar diferente, mientras que su gobierno intenta criminalizar la crítica, la diversidad de pensamiento y la pluralidad política.
Si alguien duda de lo anteriormente afirmado, revisen el caso de Carlos Loret de Mola y Pío López Obrador. Cierto es que Loret no es ningún santo… pero, desde hace siglos a un verdadero pensador liberal, un ilustrador, se le atribuye una célebre frase: “No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defenderé con mi vida tu derecho a expresarlo”. Palabras que se han adjudicado a la autoría de Voltaire, pero afirman los que saben, que pertenecen a su biógrafa, Evelyn Beatrice Hall.
Como quiera que sea, esa es la esencia de la democracia: el respeto a la diversidad, a la pluralidad y defensa incondicional al libre pensamiento y manifestación de las ideas, aun cuando no se esté de acuerdo con ellas.
A muchos estudiosos de los fenómenos políticos y sociales no sorprendió la derrota de Morena en Hidalgo y Coahuila, por tratarse de estados eminentemente priistas, aunque sí asombró el reflejo del prematuro desgaste de la 4T y como el electorado de ambas entidades, sin hacer olas, ni desgastarse en debates estériles con la fanaticada de AMLO, asentaron fuerte golpe a la egolatría de la Cuarta Transformación, encendiendo las luces de alerta en los aspirantes de Morena y engallando a las fuerzas opositoras, al corroborar lo que sospechaban: el gobierno federal y su partido no son inmunes. Más bien están vulnerables en demasía.
Si el gobierno federal tiene alguna estrategia para perpetuarse en el poder un sexenio más (o concluir el presente), esa debe ser revisada exhaustivamente, porque no está dando resultados favorables.
Pero los resultados del domingo, tampoco deben servir para que el priismo se crezca, aunque, gracias a los abusos, excesos, ineficacias, limitaciones y desaciertos de la 4T esté destinado a resurgir. Al menos en Michoacán, si la alianza opositora no se concreta, no habrá nada para nadie, si acaso algunas presidencias municipales y diputaciones locales distribuidas entre el PRI, PAN y PRD. Pero si la alianza opositora se consolida, además de ser un ejercicio para el 2024, permitiría a sus integrantes ser competitivos al gobierno del estado, con altas probabilidades de quedarse con la gubernatura y repartirse el botín que ello les representa, así como la mayoría de presidencias municipales, diputaciones locales y federales.

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