Opinión

SOMOS LO QUE COMEMOS (ARENA SUELTA)

POR TAYDE GONZÁLEZ ARIAS

El alimento es una necesidad imperiosa para todo ser vivo, comer es la actividad primaria para poder subsistir. Sin embargo, no hay conciencia en la mayoría de los seres humanos, con respecto de lo que nos alimentamos, al grado de creer que por ir al super mercado y comprar frutas y verduras e ingerirlas, ya estamos bien nutridos, olvidando que muchos de esos alimentos fueron madurados con sustancias químicas, como abonos o fungicidas, que afectan nuestro organismo.

Sin el ánimo de caer en pesimismos absurdos, que nos lleven a vivir espantados por lo que comemos; aunque sí, con el firme propósito de cuidar y seleccionar nuestros alimentos, es que nos referimos a un tema que podría parecer menor, pero que viviendo en un país como el nuestro, que no es capaz de poder suministrar de manera soberana los alimentos a sus habitantes, sino que debe hacerse bajo la imperiosa compra de productos alimenticios a otras naciones, es que podríamos tener la tarea de generar nuestra propia comida, teniendo huertos de traspatio o fabricando nuestros alimentos de manera rudimentaria, para saber por sí mismos el valor nutritivo de lo que consumimos.

La mayoría de los alimentos que se venden en las tiendas de conveniencia o en las grandes cadenas comerciales, además de largos periodos de refrigeración, tienen un alto contenido de conservadores, y estas sustancias son las causantes de muchas de las enfermedades que aquejan a los consumidores. Por eso vale la pena que, haciendo uso de nuestra conciencia y de un poco de amor propio, consideremos seriamente cambiar las costumbres alimenticias y seguir un camino de autosuficiencia alimentaria, condición que es personal y tarea que es personalísima.

Los buenos gobiernos del mundo, los que se preocupan por el bienestar de sus gobernados , aquellos que se toman enserio la gobernanza, han hecho que desde los puestos de alimentos más sencillos hasta las cadenas comerciales más grandes, coloquen etiquetas en las que se describe el valor nutricional de aquello que se vende para consumo humano y de ese modo cada persona sabe que es lo que le esta dando a su cuerpo, y algunos van más allá, haciendo que se pongan datos, como el lugar de procedencia de la mercancía, así como la hora de la cosecha y el límite para poder ser consumido. Cuidando de ésta manera la salud de la población, no obstante, debido al poco afecto por la lectura, son muy pocos los que leen y por lo tanto quienes saben lo que deben comer y hasta donde hacerlo.

La alimentación debe dejar de ser sólo la actividad ordinaria y convertirse en un acto de conciencia y respeto del organismo, procurando que lo que nos llevemos a la boca sea de calidad, en cuanto a su forma y su contenido. Debemos dejar de ser presas de la mercadotecnia, pues lo tomates más grandes y más rojos no son necesariamente los que más nutrientes nos den, ni tampoco la carne más suave o jugosa es la mejor.

Diferenciar entre lo bueno y lo mejor en lo que comemos, sin duda nos ayudará a vivir más y mejor, desde luego sorteando los demás riesgos.

Los alimentos que realmente nos conviene consumir son los que sabemos su origen y procesos naturales de madurez, nunca será bueno para nuestro organismo la carne de un animal que de un día para otro fue crecido, engordado y puesto en el plato. Procurar una dieta balanceada, es una tarea que no puede esperar, pues algunas de las enfermedades que aquejan a la humanidad pueden combatirse cambiando los hábitos alimenticios, pero mucho mejor es que se pueden prevenir, si le hacemos caso a lo que en conciencia sabemos es mejor para el organismo.

Evitemos a toda costa, ser víctimas del márketing, pues, así como no todo lo que brilla es oro, tampoco no todo lo que nos quieren vender como sabroso, o no siempre los mejores sabores son lo mejor para el correcto funcionamiento de nuestro organismo. Somos una maquina perfecta, pero no por eso abusemos de nuestros sistemas.

Cuidar lo que comemos hoy, hará que mañana podamos gozar de una vida de calidad, permitirá que nuestro cuerpo no sólo esté en píe, sino que además podamos disfrutar de la sin igual sensación de satisfacción que es ir y venir libremente, a donde queramos, sin que tenga que venir alguien más a ayudarnos, por no poder hacerlo por nosotros mismos.

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