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Un volcán de conflictos sin adecuada atención llamado Caltzontzin

A poco más de 70 años de que tuvieran que ser reubicados de su comunidad original por el surgimiento de un volcán, los originarios de Caltzontzin ahora están de nuevo entre un hervidero social por conflictos con el gobierno municipal Uruapense. Un caso que pocos focos ha tenido y que los mismos habitantes advierten que puede terminar en un episodio más grave, al no ser escuchados ni haber diálogos adecuados.

EL ORIGEN

San Salvador Combutzio, que fue mejor conocido solamente como Kombutzio, tiene sus orígenes en la época prehispánica, cuando hombres y mujeres purépechas, que eran conocidos o llamados como Kutzukua arhakuni (oreja rajada), se establecieron en los cerros cercanos al ahora Volcán Parikutin, teniendo que instalarse en las llanuras, pues era el lugar idóneo para la siembra y la domesticación de los animales, así como para la construcción de sus viviendas.

Destaca que su alimentación se basaba en una gran variedad de hongos, tales como: el llarin terekua, kuin antziri (pata de pájaro), charamitzi (trompa de puerco), pashacua (clavillo), kunio terekua (panza de buey) y en hierbas comestibles, como: el xakua, quelite mortaza, tzicuer shakua (hierva mora), aro xakua y el pari xakua.

Sin embargo, la situación dio un giro drástico en 1943, cuando surgió el “volcán más joven del mundo”, el Paricutin, fenómeno con el que la economía en las zonas aledañas floreció, pues arribaron cantidades impresionantes de turistas de todo el mundo, los japoneses, alemanes, franceses, rusos y sobre todo norteamericanos. Con la llegada de los turistas se hizo un gran comercio en la zona, donde podía adquirirse gran variedad de artículos de la región, desde un buen café hasta piedras volcánicas.

NUEVAS TIERRAS

Pero el volcán estaba causando destrozos, la arena alcanzaba 1.30 metros de altura, la lava seguía avanzando y con ello las tierras de cultivo, los bosques y los manantiales quedaban sepultados.

Las graves consecuencias de esta situación se capitalizaron en un llamado de atención, cuando el gobierno estadounidense envío un representante, quien informó que si no resolvían la problemática causada por el volcán, él solicitaría un permiso para llevarse consigo a los habitantes de esa región que no tuvieran donde refugiarse, fue entonces cuando el gobierno de México comenzó a actuar.

Entre varios lugares que se vieron como opción, finalmente fue la Hacienda de don Julio Murguía o de “Caltzontzin” (nombre genérico de los reyes de Michoacán y que era el segundo en importancia en el antiguo México, después de Moctezuma) al mando del gobierno se encontraban Félix Ireta y el General Lázaro Cárdenas, el cual hizo la compra del terreno en 200 mil pesos.

Después de la traza de calles y los espacios habitacionales, se edificaron algunas viviendas, que fueron rifadas entre algunos de los nuevos habitantes y al resto se les asignaron solo terrenos. La población se estableció en junio de 1943 y seis años después del arribo de los primeros habitantes se comenzó a edificar el templo y la unidad de salud, así como de la jefatura de tenencia.

Ahora, el lugar que se ubica a mil 640 metros sobre el nivel del mar, tiene una población de aproximadamente cinco mil 136 habitantes, de los cuales el 50.19 por ciento son hombres y el restante mujeres.

LA NUEVA “ERUPCIÓN”

A poco más de siete décadas de que el surgimiento y erupción de un volcán generara el cambio de ubicación de esta comunidad, ahora es la efervescencia social la que está cerca de generar una nueva erupción.

El abierto apoyo de esta comunidad a los estudiantes de las normales indígenas, en sus movimientos por búsqueda de plazas automáticas, es una de las situaciones por las que se ha generado tensión en esta zona.

En octubre de 2012, durante el gobierno priista que en esos momentos encabezaba Jesús Reyna García, se dio la detención del comunero Nicolás Cervantes Rangel, después de que junto con otros habitantes de Caltzontzin otorgó apoyo e incluso resguardó a alumnos normalistas que habían participado en movilizaciones y además implementaron bloqueos en el lugar.

La exigencia por su liberación desató marchas y bloqueos en la propia comunidad, así como en Uruapan. Para marzo de 2015, se giraron 17 órdenes de aprehensión, todas contra habitantes de la comunidad, pese a que varios de ellos no se encontraban en Caltzontzin en aquel octubre de 2012, según lo refirieron.

La situación agravó el descontento y llegó hasta el Palacio Legislativo de la capital michoacana, donde narraron que la comunidad entró en pánico al enterarse que se habían abierto más expedientes y gentes señaladas, además de aquellas a las que se les giró orden de aprehensión.

Tres días después de aquella visita a los legisladores, el comunero fue liberado; pero el apoyo de Caltzontzin a los normalistas no se eliminó, pese a este episodio y los bloqueos en carreteras y vías de tren aledañas a la comunidad, además de la retención e incluso quema de vehículos, se continuaron como medida de presión para pedir liberaciones de normalistas detenidos, pues entre ellos había habitantes de esta comunidad.

A ello se añaden movilizaciones similares que tenían como motivo el reclamo de los bajos precios que se les ofrecían por las producciones de aguacate de agricultores del lugar, que eran apoyados por habitantes en esas manifestaciones, que llegaron a ser retiradas con el uso de fuerza pública.

LA MÁS RECIENTE RENCILLA

La pretensión de usar algunos terrenos para la construcción de una clínica de salud, sin que se tomara en cuenta la voz de la comunidad y que se busca edificar en terrenos que son usados para la Feria del Aguacate que se realiza en esta tenencia, ha levantado un nuevo desencuentro con autoridades.

Se había acordado que las tierras no se iban a trabajar hasta que no se definiera su situación legal, pues los terrenos tienen una gran importancia para los habitantes de la zona, porque eran utilizados para realizar una feria del aguacate, que se posiciona como una de sus principales fuentes de ingresos.

Pero el gobierno municipal comenzó a construir ahí una clínica de salud sin consultar a la población. Aunque la gente del lugar paró inicialmente la obra, el centro médico fue terminado. Además, ahora se pretende construir oficinas de enlace con el gobierno estatal, pero nuevamente sin la consulta y acuerdo con los comuneros.

Por ello acusaron al presidente municipal de Uruapan, Víctor Manuel Manríquez, de ser omiso al no tomar en cuenta a los habitantes de la tenencia de Caltzontzin y han pedido la intervención del gobierno estatal.

El desacuerdo llevó a nuevas movilizaciones, que fueron respondidas con otro episodio de represión de las fuerzas federales, lo que ha acrecentado el descontento de los comuneros de Catzontzin.

El hecho donde se enfrentaron policías y comuneros que se defendieron con cohetones, llevó a la detención de 13 personas, además de que hubo un elemento policiaco lesionado.

El característico orgullo de los purépechas ha llevado a que se alcen las voces en petición de respeto y con indignación, pues han señalado que es incongruente que a los talamontes clandestinos y narcotraficantes no se les detiene, pero a la población descontenta incluso se le reprime.

La comunidad que tuvo que ser reubicada por la erupción de un volcán, ahora es un hervidero que pareciera cercano a una erupción, pero de sus problemáticas sociales, y el caso es difundido de una menor manera, lo que no ha permitido ver los alcances que podría tener el no mediar adecuadamente el conflicto.

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