Ver o mirar (Despertar Poético)

Ver o mirar

He estado ensimismado, tratando de comprender el sentido de la vida misma. Para ello he tratado de ver en mi interior buscando respuestas, pues buscarlas fuera, es buscar el sentido de la vida de lo que hay afuera, y mi espejo reflejará el exterior. Si busco el sentido de la vida en otras personas, me reflejaré en las demás personas hasta parecerme a ellas y no lograré comprenderme, porque todos los seres tenemos un rol distinto.

Por ello requiero jugar mi propio rol, aunque unidos todos por el origen mismo de la creación podemos camuflarnos y ser un todo, no nos da la respuesta correcta, todos los seres vivos cumplimos objetivos distintos, cuando hablo de seres vivos me refiero a los cinco reinos clasificados en la naturaleza.

En mi búsqueda interior, he logrado descifrar que no he avanzado mucho en este mundo, mi mente y mi cuerpo corren en distintos caminos, pues la egolatría propia me detiene, el pecado de la pereza no me ha dejado enfocar mis esfuerzos. Tanto batallé, que sólo llegué a identificar la diferencia entre ver y mirar, cuando decía que vería en mi interior se me vino a la mente que sólo podría identificar lo que los ojos verían y lo que la mente traduciría, y mirar es fijar la atención en algo. Los dos verbos similares entre sí, se transforman alegóricamente en la observación del sí mismo, así puedo identificarme conmigo mismo.

Cuando por fin logré adentrarme, la memoria del universo se encargó de proporcionarme los datos que buscaba. El sentido de la vida, es que no tiene sentido, es un sinsentido, es como explicar la nada, cuando la nada significaría ausencia de, pero en este universo nada tiene ausencia de algo, salvo en los conceptos filosóficos, porque aún la nada es un concepto indeterminado, como lo es el ser y en las teogonías el ser tiene a ser animado. Hegel discutiría sobre la indeterminación de la nada y del ser, Kant diría que la nada tiene varias acepciones, salvo la ausencia de algo, pues la ausencia de algo sólo representa un vació y la nada no existe, pues el mundo no es vació, y el determinismo diría que la nada sólo representa la ausencia de algo determinado, como en el hombre, la ausencia de valores que significa no tener nada de valores que se trasladaron a inutilidades.

Así empezaba yo a sentir la necesidad de explicarme y salirme de ese universo fofo y anodino en el que me encontraba, para eliminar la existencia de esa duda, y buscar el sentido que tengo perdido, sin duda vine al mundo por alguna extraña razón, filosofar es una manera de buscar la respuesta correcta, mientras la mente camina los largos caminos ya recorridos por los grandes filósofos. Los poetas me ayudarán a discernir el sentido de la vida. Sartre tenía una explicación válida para el sentido de la vida, pero sólo para el hombre y su entorno, decía: que el mundo puede existir sin literatura, incluso mejor sin el hombre. Eso quiere decir que el mal es sólo inherente al hombre, el único que puede causar mal conscientemente es el hombre, aunque sepa por las mismas palabras de Sartre que el mal es el fracaso de la humanidad cuando se transmite en violencia, y sabemos de antemano que somos un fracaso y que sólo se salvan aquellos que aman a la vida sobre la vida misma. Muchos de ellos se llaman poetas. Aunque analizando a los poetas, muchos de ellos sólo pueden orientar a los demás a hacer lo que ellos no pudieron hacer con ellos mismos, así que su fracaso se llamó tragedia y a su grupo los poetas trágicos, deberé pues estudiar a algún poeta bendito, no a uno maldito, para que me ayude a buscar el sentido de la vida:

Xavier Villaurrutia en la décima muerte decía:

¡Qué prueba de la existencia, habrá mayor que la suerte, de estar viviendo sin verte y muriendo en tu presencia! Está lúcida la conciencia, de amar a lo nunca visto, y de esperar lo imprevisto; este caer sin llegar, es la angustia de pensar, que puesto que muero existo…

Si Villaurrutia habla de la muerte misma, este autor discrepa, aunque sepa que la muerte del cuerpo es el destino de esta vida, no es la respuesta que busca, el sentido de la vida debe ser algo más sublime que el morir, aunque en el morir existe poesía y valor, nada hay pues después de la muerte si alguien más no hace las apologías necesarias, que al muerto ya no le son.

Esthepane Mallarmé ante la tumba de Edgar Allan Poe decía: Como la eternidad lo transforma en Sí mismo, el poeta se yergue con la desnuda espada, sobre un siglo aterrado por el que fue ignorada, la muerte que triunfaba en esa voz de abismo…

Poe ni siquiera podría disfrutar los versos de Mallarme, ni siquiera sabría que lo adulaban, que lo insuflaba de un valor que en vida le fue ignoto, ¿De qué le sirve a Poe ser ensalzado, si no está para disfrutarlo? De nada, eso y nada es lo mismo. Nos sirve a los hombres del futuro para saber que se le reconoce. Sí la vida misma es ese sinsentido, para este autor no tiene sentido, podría ser que los trabajos que tiene el autor lo consagren en la muerte y algún poeta bendito lo elogie, má sin embargo ese sentido de la vida no es que busco, así que buscaremos en algún otro la respuesta, en alguno más cercano en esta tierra, con quien pueda compartir cuando menos el gusto por la gastronomía y la mujer de cierta tez.

Jaime Sabines se me hace más acertado y decía en su trabajo “Sigue la muerte. Hay que mirar los niños en la flor de la muerte floreciendo, luz untada en los pétalos nocturnos de la muerte. Hay que mirar los ojos de los ancianos, encendidos, ardiendo en el aceite votivo de la muerte. Hay que mirar los pechos de las vírgenes delgados de leche, amamantando las crías de la muerte. Hay que mirar, tocar, brazos y piernas, bocas, mejillas, vientres deshaciéndose en el ácido de la muerte. Novias y madres caen silenciosamente en el pozo de la muerte…”

El autor sigue insensato, el destino de su vida sólo se ha transfigurado en la muerte, debe buscar algo mejor, algo que le haga sentido a su vida. Ese espacio impersonal que sucede desde el momento de la concepción hasta el destino final, aquel en que la trasfiguración hace perder la caparazón y la memoria empieza a trabajar a favor de él. Más eso no llena el ego, quizá sea solo eso, el ego que debe ser elevado, o sobajado para poderlo domar, quizá ese sea el sentido de la vida, ver con el tercer ojo la aguja existencial que nos ata a este mundo, haciéndonos débiles, simplones.

Así que analizando a los poetas sé que mi destino es hacer poesía para poder sobrevivir, alejarme de los aduladores y los que aplauden para asirme a mí mismo, y halarme del pozo del detritus emocional, donde la nada si exista como un ente llamado “sin necesidad de”, y aunque no haya logrado aún saber el destino de mi existencia, aún sin saber a qué vine a este mundo, colegiré que vine a hacer lo que ya está hecho, y a hacer lo que tengo necesidad de hacer, mientras la tijera de las moiras sigue roma frente a mi hilo, seguiré buscando las respuestas para darme un gusto personal, y las buscaré en la filosofía y la poesía, nada más sublime hay en la vida que el pensar, y nada más hermoso que el plasmar tu pensamiento en un poema:

Tengo la pupila plasmada en la estrella más próxima,

Atada a un futuro que se acerca raudo,

Mientras mi mente cabalga entre el cosmos y la cocina,

La estrella corre al día para ponerse a buen recaudo.

 

Hombre insensato, que buscan en la luna las respuestas,

Si el universo y tú son uno,

Busca en tu mente al maestro que te de la mano en las cuestas,

Pues arriba y abajo es lo mismo y lo mismo es humo.

 

Tengo la pupila pegada a la estrella,

Guiñe el ojo con consecución,

Brilla tal como su destino mella,

Arranca lo hermoso de la creación.

 

Creación es, creación somos,

Universo y ser, ser y la nada,

Poesía es, belleza somos,

Ojos reflejados en lo angosto de la rada.

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