Personaje de la SemanaZitácuaro

Elí Domínguez Gómez

*De aprendiz de electricista hasta mecánico en Las Vegas

Zitácuaro, Mich.- A sus 64 años de edad el señor Elí Domínguez Gómez ha recorrido múltiples oficios, desde aprendiz de electricista hasta conductor de taxi. Inclusive llegó hasta Las Vegas, donde se desempeñó como mecánico automotriz por espacio de algunos años.

Elí Domínguez vive en una humilde vivienda sobre la calle de Degollado, número 121, dentro de ella tiene algunos árboles, uno de aguacate y otro de moras. Llegada la hora de la comida comparte sus alimentos con algunos de sus pequeños hijos o nietos, ahí todos comen con mucha alegría y entusiasmo.

Ofrece sus servicios al público como mecánico, además se considera un apasionado de la fotografía. Sabe los oficios de electricista, conductor, plomero, fotógrafo, y su faceta de mecánico le ha dejado grandes satisfacciones, puesto que llegó a Estados Unidos donde trabajó arreglando vehículos, a pesar de no conocer el idioma inglés.

Domínguez Gómez  adoptó a Zitácuaro como su segunda tierra, aunque nació  en Mihuatlán Hidalgo (Santa Cruz Mihuatlán), cerca de Ixtapan del Oro. Relata que de niño venía a Zitácuaro de paso, para hacer algunas compras acompañado por sus padres.

Elías Domínguez, su padre, fue pastor durante 42 años y su madre, Heleodora Gómez, se desempeñó como maestra.

Su padre era predicador presbiteriano, por lo que había sido un hombre instruido en la palabra de Dios y compartía enseñanzas bíblicas con la gente y siempre tenía un consejo que brindar para alentar a los hombres a cambiar sus conductas erróneas.

Elí relata que vivió 10 años en Coatzacoalcos, Veracruz, conoció algunas otras ciudades y radicó en la Ciudad de México por algunas temporadas, trabajando como fotógrafo profesional.

Durante 25 años estuvo muy apegado a su religión presbiteriana, junto a su esposa. No tenía inasistencias, además de que participaba en sus diezmos; es decir, la décima parte de lo que ganaba lo donaba a su congregación. Además “Dios me dio a manos llenas, se puede decir”, expresó.

No todo ha sido mil sobre hojuelas sin embargo, recuerda -por boca de sus padres- que tuvo un nacimiento poco común, ya que nació con el cordón umbilical enredado en el cuello.

Luego  en esos momentos su padre realizó una plegaria a Dios y le expresó: “Señor no quiero que te lleves a mi hijo, él te va a servir, consérvale la vida para tu honra y tu gloria”. Tiempo después Elí ya estaba con vida y en buen estado.

En alguna ocasión también estuvo a punto de perder la vida, cuando iba con un compañero de su juventud en una bicicleta. Luego derrapó su bici, por lo que se fueron a estampar con un camión de carga pesada, con su cabeza casi pegada a la llanta del pesado transporte. De tal manera que si hubiera caminado el camión unos centímetros más, Elí ya no lo hubiera contado.

Elí Domínguez tiene su taller al poniente de la ciudad y se muestra contento de poder ser el sostén de sus hijos y nietos, quienes le abrazan cuando llega a casa para llevarles el desayuno, almuerzo o la comida. También comparte enseñanzas bíblicas, al igual que su padre, para instruir a la gente por el camino del bien, por el camino de la espiritualidad, por el camino de las enseñanzas.

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