Eva Rivera

H. Zitácuaro, Mich. – Eva Rivera es una mujer sociable, con todo mundo plática de manera atenta y cordial. Mientras cuenta sus relatos y anécdotas atiende su puesto de semillas, ubicado en la avenida principal, en lo que anteriormente era la central de autobuses de la línea Zinacantepec.

Cuando amanece frío, ella aprovecha para calentar un poco sus manos, en ese comal de barro que tiene en su bracero, encendido con carbón, que prende con ocote y con la llama de un cerillo.

Recuerda que su padre murió en aquella tragedia de la mina de Dolores, en el municipio de Angangueo, cuando ella apenas tenía escasos 12 años. Luego su madre, al enviudar, se trajo a sus dos hijos a vivir a esta ciudad de Zitácuaro, en busca de mejores oportunidades de vida.

Con 83 años de edad, además de abuela, es una mujer ejemplar, que vive de manera honesta y responsable, buscando ganar un peso y de ahí irla pasando.

Doña Eva reconoce que no fue a la escuela, ya que ella, junto a su hermano y padres, vivían mucha pobreza o desigualdad social. Quizás había escasez de alimentos, pero en la casa siempre aprendió de sus progenitores que la encomienda más importante era trabajar y encontrar un modo honroso de ganarse la vida.

Hasta hace algunos años la señora Eva vendía comida y hacía tortillas sobre la calle de Mora del Cañonazo, a un costado de la iglesia de San José. A pesar de que le iba bien, llegó un tiempo de adversidad, con lo cual ya no pudo seguir trabajando en ese local, debido a que le habían pedido que desalojara el establecimiento.

Aunque abrió en otro lugar, la suerte en las ventas no fueron las mismas. Además de que ella tenía que contratar una empleada y pagar su sueldo de manera puntual. Así que había varios gastos, como el pago de la renta del local y mejor decidió seguir en su antiguo oficio, la venta de semillas.

Cabe señalar que el Mineral de Angangueo fue el lugar donde sus padres vivían y el mismo en que ella nació, ahí vivió su infancia, en aquel pueblo ubicado entre montañas que se adentra en los bosques. Lugar donde eligió la Mariposa Monarca establecer su santuario, mientras los cielos azules se pintan de dorado, cuando el lepidóptero bate sus alas.

HISTORIA DE ANGANGUEO

A la llegada de Nuño de Guzmán en 1550, el pueblo de Angangueo era tierra de nadie y nadie llegó a sospechar las riquezas que estos cerros cubiertos de árboles encerraban.

Fue el Virrey Don Antonio de Mendoza quien otorgó a Gonzalo de Salazar las tierras, factor real que fue encomendero de la zona comprendida entre Zitácuaro y Taximaroa y fue dada en México, el 16 de septiembre de 1550.

La región se convirtió en el enclave minero, aunque Angangueo no destacó, sino a partir de 1792, cuando llegó la avalancha de gente a trabajar a las minas y los comerciantes, que tuvieron necesidad de congregarse alrededor del reciente y próspero pueblo.

Sus minas en la colonia fueron explotadas por los españoles, a quienes les siguieron los alemanes e ingleses y finalmente franceses y norteamericanos en el siglo pasado.

MURAL MINERO DE ARTURO ESTRADA

Al interior de la Escuela Secundaria Técnica «Bartolomé de Medina», se encuentra el Mural al Minero. Obra destacada del pintor mexicano Arturo Estrada, quien es nativo de Panindícuaro, Michoacán.

En este mural se narra la vida y la actividad minera, reflejando las condiciones de los trabajadores y habitantes de Angangueo.

La obra fue pintada con la técnica de acrílico y concluyó en 1964. El muralista Arturo Estrada dedicó esta obra a la hermana de Frida Kahlo, Cristina Kahlo.

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