Ignacio Nateras, el maestro del pueblo

Zitácuaro, Mich., a 20 de febrero de 2017.- Ignacio Nateras Juárez, fue un humilde campesino que, a pesar de ser huérfano de madre, logró terminar sus estudios básicos y obtuvo su plaza de maestro, recorriendo así 16 escuelas durante 32 años. Quien, además, en su niñez y adolescencia descubrió su pasión por el canto y la música, luego de subirse a los camiones a cantar. Compuso dos corridos, uno a Agostitlán y otro a Zitácuaro, así mismo le brinda una canción al estado de Michoacán.

Don Ignacio, quien hoy en día cuenta con 84 años de edad, nació en un rancho llamado Amado Jacuarillo, perteneciente al municipio de Tuxpan, su padre fue su guía, Baltazar Nateras Carrillo, quien se dedicó a la agricultura. Fue huérfano de madre.

De profesión maestro, trabajó durante más de tres décadas e inició sus labores el 16 de julio de 1955, en el mineral de Angangueo, en la escuela “Ignacio Zaragoza”. De ahí por “aras del destino” –como él lo describe- le retiraron la plaza 6 meses. Acudió con su inspector de zona Ramón Reynoso, quien le decía “ven el mes que entra” y así lo tenía con esa promesa.

Para ello, su padre Baltazar Nateras Carrillo tenía en aquella época amistad con el señor Aquiles de la Peña (un hombre de muchas influencias) y se valió de su amistad para poder recuperar su plaza. Después de exponerle su caso, de la Peña terminó diciendo a Baltazar, “le dices que venga mañana por su nombramiento”. Fue así que reanudó sus labores como profesor y se incorporó a la comunidad de Laguna Seca, en el municipio de Tuxpan.

Trabajó en Ciudad Hidalgo, en una comunidad llamada “El Agostaderito”, por un periodo de dos años; luego siguió su labor en Agostitlán, pero ahora lo hizo como director. Para aquel tiempo la escuela era nueva y llegó el entonces gobernador Agustín Arriaga Rivera a la inauguración, por lo que se hizo una fiesta entre la comunidad.

Recuerda que le hizo la petición al mandatario de hacer una banda de guerra y a los 8 días tenían el aviso de que pasaran por todo el equipamiento. Fue tal la algarabía, por hacer los homenajes con honores a los símbolos patrios, que surgieron hasta dos equipos. Tras un periodo de 8 años Ignacio decidió retirarse, pero antes compuso un corrido al pueblo de Agostitlán, mismo que dio la vuelta a cada rincón, por lo que tuvo que interpretarlo en múltiples ocasiones.

FUE SU PRIMER CORRIDO DEDICADO AL PUEBLO DE AGOSTITLÁN

“Este es el nuevo corrido que compuse a Agostitlán, por ser de los pueblos bellos y orgullo de Michoacán, las calles de Agostitlán, de piedras entapizadas, pero si se han de enojar, mejor no les canto nada”.

Recuerda que había ocasiones que a don Nacho le daban las 8 de la noche, pero ahí estaba en su escuela haciendo diferentes actividades y al siguiente día, desde las 7 de la mañana, avanzaba con algunos alumnos, luego los mandaba a desayunar y a las 9 de la mañana iniciaban en forma las clases. Finalmente se jubiló, en la tenencia de Coyota, el 30 de abril de 1988, a la edad de 58 años.

SE SUBÍA A LAS FLECHAS A CANTAR

En la comunidad de “El Agostaderito” se encontró con otra persona que también tenía la pasión por el cantó y la música. De ahí surgió la idea de cantar en los camiones, “cantábamos en los camiones, esos de Occidente y luego nos íbamos a San Antonio, al Caracol, a cantar por allá, donde estaban tomando. Nos acoplamos y anduvimos un buen tiempo cantando. Nada más que luego me separé de “El Agostaderito”, de donde era él (mi amigo) originario y ya no”, pero también vino a cantar a las cantinas de Zitácuaro.

Al paso del tiempo se iba a la Ciudad de México a cantar en los camiones durante las vacaciones y luego “me encontré con un mariachi y me invitó, me dijo consíguete un traje de charro, alquílalo, en tal parte alquilan trajes, vente aquí en las tardes, en un jardín que se llama La Soledad”. Continuó pues su afición a la música.

En Agostitlán arribó el candidato a diputado federal, Enrique López Naranjo, que había sido director de Pemex. Para ello don Ignacio había sido encargado de darle la bienvenida, acompañado de habitantes del lugar y alumnos de la institución. Al hacer uso de la palabra el candidato expresó: “En ninguna parte me han hecho un recibimiento como aquí, ni en Ciudad Hidalgo”. Luego se le entregó un pliego de peticiones. No pasó mucho tiempo cuando a la semana ya en la comunidad habían llegado como 15 camiones de material para construcción, por lo que se edificó una nueva clínica, que inclusive llegaron doctores de Puerto Rico.

Ignacio tenía un compadre de Agostitlán, a quien le gustaba mucho tomar y un día se fueron a la entrada a Macutzio, ahí había un llanito, “nos acostamos a reposar la cruda, a ver compadre -me decía- componle un corrido a Zitácuaro. Bueno, pues vamos hacerle la lucha, empecé y me salió bien ese corrido”.

CORRIDO A ZITÁCUARO

“Zitácuaro tan bonito, ya lo tengo comprobado, por sus mujeres bonitas, que llegan por todos lados; llegan de Tierra Caliente, de lo frío y de todos lados, unas con ojos muy grandes, otras con rizos dorados”.

“A Zitácuaro lo quieren, porque tiene hermosa historia, sus testigos naturales son el Cacique y La Mora, tiene su plaza de toros y también su lienzo charro, donde van a echar manganas todos los charros del barrio. También tiene sus jardines, donde abundan lindas flores, quisiera ser jardinero pa’ gozar de las mejores”.

“A Zitácuaro lo quieren por sus héroes y patriotismo, porque tiene hermosa historia. Sus testigos naturales El Cacique y La Mora. Zitácuaro, pueblo hermoso, patria de López Rayón, aquí nunca los franceses pusieron emperador. Juárez, Hidalgo y Morelos, héroes de fama mundial, que españoles y francés no pudieron dominar”.

“La Mora del Cañonazo, donde se guarda una historia que los héroes mexicanos fueron cubiertos de gloria. Cerrito de Guadalupe, testigo de mil hazañas, ahí donde los franceses reconocieron su infamia. Ahora sí zitacuarenses todos vamos a gozar, unos a la presidencia y otros a trabajar”.

CANTO A MICHOACÁN

“Yo le canto a Michoacán y a sus ciudades hermosas, le canto a su catedral y a sus mujeres preciosas. Michoacán tierra de peces y charales de a montón, en Pátzcuaro y en Cuitzeo y en la costa el camarón; hablando de bellezas, que hay en todo Michoacán, hay balnearios y mujeres, muy bonitas de verdad. Morelia, ciudad hermosa, capital de Michoacán, sus casas color de rosa, de cantera natural, en sus hermosos portales, el café van a tomar toda la gente que quiere y ama mucho a Michoacán y hablando de bellezas hay en todo Michoacán, hay balnearios y mujeres muy bonitas de verdad. Bonito es Apatzingán, también Ario de Rosales, Jiquilpan y La Piedad, Huetamo y Benito Juárez, en la Mira Michoacán están las minas de Acero, cerquita esta Playa Azul y sus barcos pa’ Guerrero y hablando de bellezas hay en todo Michoacán, hay balnearios y mujeres de verdad”.

Ignacio Nateras tuvo doce hijos, todos ellos con profesión, unos siguieron su mismo oficio y otros, carreras diferentes.

Hasta la próxima a nuestros lectores asiduos y gracias por leernos.

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