“Mamá Chila” con sus tradicionales flautas y quesadillas
Zitácuaro, Mich., a 06 de febrero de 2017.- Si de moles se trata, habrá que considerar el mole de “Mamá Chila”, que bajo las antiguas recetas tradicionales se fueron preservando de generación en generación y esa exquisita salsa hoy se utiliza para la preparación de las ricas flautas y quesadillas que se venden en la conocida “Calle del Hambre”.
Isidra Patiño Trejo, mejor conocida como “Mamá Chila”, durante más de 55 años vendió flautas y quesadillas junto al jardín principal y posteriormente lo hizo en la conocida “Calle del Hambre”. Ahí, apoyada por su esposo David, un hombre que trabajó como peluquero y taquero, que venía de un pueblo pequeño llamado Pucuato, en el municipio de Hidalgo y que luego viajó a Zitácuaro para autoemplearse y aquí decidió formar un hogar y una familia al lado de Isidra.
El padre de Isidra era Honorato, quien vendía pulque y también lo sabía preparar. Dicha bebida, igualmente conocida como aguamiel, se producía durante todo el año. Regularmente se recolectaba diariamente. Una vez que se extraía del maguey se llevaba a lomo de burro al “tinacal”, en donde se dejaba fermentar por varias horas.
Doña Isidra rememoraba a sus hijos y nietos que en su juventud probaba, en ocasiones con regularidad, de esta bebida, para recordar el viejo oficio de su padre y quizás también para apaciguar su sed y cansancio, pero sin llegar a embriagarse.
La tradición de la venta de quesadillas y flautas proviene de la mamá de don David, quienes vendían alrededor del jardín principal; para ello cocían una olla de mole, que en aquella época se molían los ingredientes en metate, más tarde se hacían las tortillas en comal de barro y un fogón ardiendo con leña cortada del bosque. Que, sin embargo, al pasar de los años ya las tortillas fueron de tortillería y los ingredientes se molían en un molino de piedra, que se ubicaba en el mismo barrio de la calle “Benito Juárez”.
“Mamá Chila” era una persona muy compartida, y como no faltaban las personas humildes que le pedían uno de los productos que ella minuciosamente elaboraba, ella era muy generosa y no vacilaba en darles tacos o quesadillas. Su corazón era noble.
Isidra y David asistían con regularidad a su templo, que se ubicaba sobre la calle de Crescencio Morales y escuchaban los consejos de un pastor que llevaba por nombre Ricardo Otero. El matrimonio seguían con entrega la religión cristiana, a ambos les gustaba asistir al templo y leer la biblia.
Inclusive don David compartió sus vivencias dentro del grupo de Alcohólicos Anónimos y fue consejero de muchas personas que intentaban alejarse del mundo del alcoholismo, gracias a sus enseñanzas y formación espiritual. En su peluquería siempre tuvo mucha asistencia de clientes y amigos, que les gustaban sus amenas charlas, máxime si eran para un crecimiento personal.
Mientras que don David fue peluquero y también taquero, doña Isidra fue ama de casa y comerciante, preparando y luego vendiendo quesadillas. Como ama de casa Isidra era muy entregada al trabajo del hogar, se daba el tiempo para todo y lo hacía de forma muy entusiasta. Una mujer muy dedicada a su esposo e hijos.
Muchas personas la apreciaba por su don de gente y que al mismo tiempo le reconocían la forma en la que preparaba su tradicional receta de mole para hacer sus quesadillas. Según se recuerda el matrimonio cargaba sus ollas en sus espaldas y apoyados por un rebozo o lazos
El amor a Dios ante todo y el amor a la familia, fue su principal filosofía de vida, el amor entre pareja, el amor a los hijos, nietos y bisnietos. En sus creencias religiosas esperaban la venida de Jesús, como Rey y Salvador. Dejaron principios básicos como el trabajo, la unidad y la familia como un valor principal.
Ambos fueron personas fuertes y firmes en sus convicciones, tenían un corazón muy grande para darles mucho amor y cariño a sus hijos y luego a sus nietos.
En las memorias de uno de sus nietos se escribió lo siguiente. “Doña Isidra Patiño Trejo, «Mamá Chila», el corazón donde todos cabíamos, era hija de Honorato Patiño y doña Bibiana Trejo, creció junto a su hermano Cruz, quien le hacia muchas travesuras, como era una bonita «prieta» que le gustó a David y le «echó el ojo» desde muy chica, se la llevó a la edad de quince años, logró conquistarla y juntos tuvieron 11 hijos, de nombres Rafael, José Luis, David, Roberto, Miguel, Alfonso, Alfredo, Alicia, Verónica, Gabriela y Carlos”.
“Junto a su David trabajaron el negocio de las flautas en la ‘Calle del Hambre’ y cuando murió don David, en el año 2002, se incorporaron con ella varios de sus hijos, ya de lleno a trabajar; siempre le ayudaban, pero desde entonces estuvieron mas de cerca, siendo mas de 55 años (de trabajo continuo). Hasta el día de su partida de este mundo Isidra siempre supo querer a todos a su manera, no había forma de no sentir su cariño hasta en un regaño. Son al menos 35 nietos y 34 bisnietos. Para todos su ‘Mamá Chila’, lo mismo para nueras y yernos”.
A la memoria de “Mamá Chila”.
Gracias a nuestros estimados lectores y hasta la próxima.