Miguel Pérez, el Comandante de Bomberos

Zitácuaro, Mich.- Miguel Pérez Martínez fue miembro y fundador del Heroico cuerpo de Bomberos, hombre de un lenguaje claro, sencillo, aguerrido, valiente, tenaz y con mucha entrega.

Así fue “El Pájaro” en vida. Aquel mecánico que recibió un fuerte impacto emocional cuando vio la vivienda de su padre, Isaac Pérez, convertirse en cenizas y adentro de la humilde vivienda su cuerpo calcinado. Por ello juró ante su tumba convertirse en un soldado y firme combatiente de incendios.

Así surgió la historia de Miguel, el hombre que fue traído por su padre desde el Mineral de Angangueo a la edad de 7 años, aproximadamente, y que desde su infancia no tuvo otro pensamiento más que el de trabajar y servir al prójimo.

El Comandante, quien se desarrolló en el oficio de la mecánica automotriz, fue construyendo el Heroico cuerpo de Bomberos de la nada, empezó a combatir los incendios con la ayuda de la población a base de “cubetadas” de agua. Apoyaron la causa también taxistas, transportistas y público en general, así como radio aficionados de la banda civil.

En cuanto se reportaba algún accidente, rápidamente y presuroso Miguel arrancaba su vehículo para dirigirse al lugar de los hechos. Su labor voluntaria y humanista hizo eco en la población en general y muchos se unieron a la causa de formar una agrupación de Bomberos. Algunos le dejaron airadas críticas, pero eso no le importó al Comandante.

Al conocer que un señor de apellido Zúñiga iba a meter al deshuesadero una camioneta, le dijo que se la vendiera y que a cambio le ofrecía unos borregos por dicha unidad. Zúñiga vio el entusiasmo de aquel mecánico y accedió a hacer un trueque, el pago fueron ocho borregos.

En Angangueo le regalaron un tinaco, por lo que se trasladó hasta aquella población para comenzar a trabajar. Así mismo el señor Andrés Aguirre le donó una bomba de riego, que fue adaptada. Como no había dinero, también se tuvieron que conseguir mangueras viejas y se comenzó a poner más en forma aquella unidad.

Para aquel tiempo tampoco tenían sirena, por lo que deciden utilizar una campana para abrirse camino y poder llegar a cumplir su objetivo: auxiliar a la población.

Fue duramente criticado por la población, porque se decía que Miguel carecía de preparación y capacitación en la intervención de accidentes y combate de incendios; para ello, buscó la manera de recibir más conocimientos acerca de primeros auxilios y sofocar el fuego. Para ese tiempo también adquirió una camioneta, la cual fue adaptada como ambulancia.

El Comandante se esfuerza día a día para brindarles a sus compañeros y amigos voluntarios un mejor equipo y para ello solicita la ayuda de Bomberos de Guanajuato, Celaya y Salvatierra. No solo recibe equipo, como chalecos, cascos y botas, también nuevas capacitaciones para que pudieran brindar un mejor servicio a la comunidad.

Conforme avanzó el tiempo, Miguel se hizo de algunas unidades para el servicio del pueblo de Zitácuaro y de lo que le pagaban en la mecánica lo empleaba para comprarles piezas a las unidades, procurando siempre que estuvieran listas para cualquier emergencia. Entre algunas de las unidades que recibió Pérez, se encuentra la suburban que le donó el diputado Héctor Terán Huerta y a quien Miguel le puso por nombre “La Terana”.

Su determinación y coraje de Pérez Martínez no ceden por seguir adelante y en el año de 1997 un grupo de migrantes guerrerenses le regalan un carro bomba. Posteriormente busca apoyo económico y lo consigue, de esta forma viaja hasta la frontera para traerse esta nueva unidad.

El viento, la lluvia, el granizo, los fuertes fríos e inclemencias del tiempo no eran impedimento para que el Comandante y sus voluntarios atendieran los llamados las 24 horas del día. Así que un día recibe el llamado de los vecinos del municipio de Tuxpan, donde le avisan que se les desbordó el río y comienzan las labores de auxilio, donde se percatan que la clínica del IMSS, así como parte de Tuxpan se hallan inundadas.

Otro de los llamados fue cuando se encontraba incendiándose la bodega del empresario Armando Ruiz, eran aproximadamente las once de la noche, los Bomberos acudieron a sofocar el fuego y tardaron hasta la madrugada para conseguir su objetivo; mientras que también llegaron al lugar Bomberos de la ciudad de Toluca, alrededor de las 5 de la mañana, pero ya prácticamente estaba controlado.

Los de Toluca les dijeron que habían actuado con mucho valor y que Miguel Pérez se merecía un reconocimiento, regalándoles algunas palas y picos. Los bomberos foráneos habían recibido su pago, mientras que los de Zitácuaro recibieron una demanda por el supuesto robo de mercancías.

“Dio todo sin recibir nada a cambio. Se fue todavía con algunas cosas que le faltaban hacer. Tenías muchas metas que cumplir. Su meta, de él, era comprar una ambulancia para trasladar a la gente, ya que en Zitácuaro hay mucha gente humilde y en otras corporaciones les cobran los traslados muy caros y él solamente les cobraba la gasolina y una cuota de recuperación para la unidad”, manifestó José Luis Pérez, hijo del Bombero fundador.

Añadió que están en pláticas con los Bomberos de la estación de Celaya, Guanajuato, para que sean certificados, “ya que la gente dice que (Bomberos de Zitácuaro) no están capacitados, que no tienen ningún reconocimiento, ni nada. Pero hay gente que sabe que si están capacitados, lo único que no tenemos es el equipo. Sin equipo, aunque tengamos la capacitación, tampoco podemos hacer nada”.

“A los muchachos les están dando mil 600 pesos, estamos hablando desde la administración de Toño Ixtlahuac, que fue quien se preocupó por empezar a pagar a la gente, ya no teníamos gente y desde aquel tiempo a la fecha nos están dando esa cantidad, sin seguro de vida y el seguro médico lo tenemos que pagar nosotros. Él siempre luchaba para los muchachos, para él no, él luchaba para la gente”, subrayó.

“Su vida de él fue humilde, sin embargo tuvo la oportunidad de tener dinero; porque su mecánica se lo daba, pero él lo que hacia, todo lo que ganaba lo invertía en sus Bomberos. Si en su trabajo se ganaba 2 mil pesos, él estaba viendo la manera de como invertir en esas unidades. No se fijaba en su apariencia, nosotros le decíamos cómprate un pantaloncito, cómprate unos zapatitos, pero él decía, no, no mijo, a mis ambulancias les faltan sus llantas (o gasolina)”, agregó.

Hace aproximadamente 11 años recibió un golpe en su espalda, a consecuencia de apoyar un incendio, a partir de ahí comenzó a tener dificultades para respirar y es trasladado al hospital de enfermedades respiratorias, donde le detectan que había tenido sangre en sus pulmones, además de que tenía mucho bióxido de carbono. Sin embargo su deterioro físico comenzó a notarse hace un par de meses, cuando es intervenido Miguel. Sus pulmones sólo estaban trabajando un 50 por ciento de su capacidad. Todavía el día sábado, horas antes de morir el Comandante, pidió ser llevado a la base para despedirse de sus Bomberos.

El pasado domingo, el sonido de las sirenas del carro bomba se hacen sonar y los Bomberos son acompañados por otras corporaciones anunciando la muerte del Comandante Miguel Pérez. Luego del recorrido se hace una misa de cuerpo presente, donde la gente acude a la iglesia de San Juan para brindarle el último adiós, algunos lloran, otros le llevan flores y otros más aplauden su valor y entrega.

Miguel Pérez Martínez falleció a la edad de 79 años y con 30 años de servicio de forma ininterrumpida. Le sobreviven hijos y nietos, quienes ya siguen sus pasos en el noble oficio de Bomberos.

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