Personaje de la semana

Adela Garduño Bernal

H. Zitácuaro, Mich. – Adela Garduño Bernal es comerciante, vende artesanías en el interior del mercado Benito Juárez desde hace aproximadamente 45 años. Su padre, quien tuvo la fortuna de vivir más de un siglo, más de 100 años, le dejó un local con ollas y petates en ese inmueble, ubicado en la calle Benedicto López sur y Crescencio Morales poniente.

La señora Garduño relata que se vino con su familia a Zitácuaro en busca de nuevas oportunidades de vida y se instalaron en un local que encontró su señor padre al interior del famoso “Mercado Nuevo”, que anteriormente era el Teatro Juárez, el cual fue demolido y causó mucha controversia en aquella época.

Incluso todavía se conserva una placa, el día 5 de febrero de 1970 fue inaugurado, siendo presidente municipal en ese tiempo el ingeniero Agustín Ávila Suárez y como encargado de la Junta de Mejoramiento el arquitecto Roberto Herrera Medina.

A su local de artesanías se puede llegar por la calle Crescencio Morales y acceder entrando al primer pasillo. Ahí se encuentra ella, doña Adela, tiene una silla tejida de palma, en la que permanece sentada, ya que su jornada laboral la inicia desde las 8 de la mañana y finaliza hasta las 3 o 4 de la tarde.

La señora Adela explica que las ventas son muy bajas, tan es así que son contados los productos que vende a la semana, a pesar de ello considera que de ahí sale para comer.

Mencionó que nació en una comunidad que le llaman Carpinteros, sobre la carretera Zitácuaro Morelia hay una desviación en Curungueo y kilómetros adentro se encuentra esa comunidad. Ahí están sus raíces, ahí es donde nació ella y su familia.

Los productos que oferta son ollas, cazuelas moleras, tascales para las tortillas, petates, hojas para tamales, molcajetes y metates de piedra negra, piñatas, canastos panaderos, canastones, aventadores o sopladores para los braceros, jarros y ollas de barro, así como escobetas.

Durante la charla ella se pregunta a sí misma y se responde, “¿De aquí para dónde?, para el panteón, ya no tengo para dónde agarrar”, indicó soltando la risa y mencionando que gran parte de su vida la ha vivido dentro de este mercado.

Agregó que cuando se estaba construyendo este inmueble su padre, Lucas Garduño Guzmán, fue de los primeros en llegar a establecerse, por lo que ya son prácticamente más de 50 años que tiene de antigüedad ese negocio de artesanías.

Indicó que algunos de sus productos, como los petates, se los traen de Cuitzeo, una población que se localiza adelante de Morelia. Las hojas de tamal se las traen de Timbuscatío, perteneciente al municipio de Benito Juárez, las ollas y cazuelas moleras se las traen de Santa María del Oro.

Los tascales, o chiquihuites, para las tortillas, se los traen de la población de Queréndaro, al igual que los canastos que utilizan los panaderos.

En su local también se ofertan los tradicionales cantaros para el agua, que con frecuencia eran utilizados, pero que con el paso del tiempo han sido desplazados.

Tiene también molcajetes y metates que eran indispensables en las cocinas mexicanas. Tampoco ya se le venden, puesto que surgieron las licuadoras. Por eso ya no surte muchos de sus productos. Ahora reconoce que el unicel y el plástico es lo que comúnmente utiliza la gente.

Un dato curioso que reveló Adela, es que su papá murió a la edad de 104 años, y textualmente le dijo antes de partir físicamente: “Ahí están los puestos, tú veras si los trabajas. Te vas a casar, te va llevar la fregada. Así que piénsale, regresa a trabajar y como herencia te lo voy a dejar”, subrayó.

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