Personaje de la Semana

Roberto Toledo

H. Zitácuaro, Mich.- Algunos de sus amigos más allegados y que conocieron a Roberto Toledo, lo califican como una persona sociable, sencilla, respetuosa y muy responsable.

Tenía 55 años cuando fue asesinado afuera de las oficinas del portal de noticias Monitor Michoacán, inmueble que también era su segunda casa, puesto que ahí era colaborador cercano del abogado Joel Vera Terrazas.

En la década de los noventas se desempeñó como ayudante o cobrador en los camiones del empresario Rosalío Contreras, más tarde fue chofer, la ruta que recorría era de Zitácuaro, Ocampo y Angangueo.

Tomaba ocasionalmente, uno de sus pasatiempos favoritos era charlar con la gente. Dos días antes de morir se encontraba comiendo mixiotes y tomando cervezas con su amigo y jefe: Joel Vera Terrazas.

Roberto Toledo fue una persona alegre y buena onda, muy sociable, no tenía problemas, ni tampoco se le conocía que tuviera enemistades.

Lo mismo hacía labores de reportero, cubrir un evento, como alguna manifestación, tomar fotos o grabar en video, acostumbraba llevar el celular en su pantalón o camisa.

Su jefe, el abogado Joel Vera Terrazas, le asignaba tareas en su despacho. Lo enviaba a sacar copias, entregar documentación y otras actividades relacionadas al despacho de abogados en la firma Vera Terrazas.

Tenía un automóvil en el que se trasladaba de su casa a su trabajo, acostumbraba dejarlo afuera de la oficina, ubicada en la calle de Landa y Piña.

Era fumador ocasional, ya que se le veía con un cigarrillo que él mismo prendía. Cuando no alcanzaba a llegar a tomar alimentos a su hogar, prefería ir a la tienda a comprar una golosina y un refresco.

La periodista Almudena Barragán, del diario El País,escribió sobre Toledo, refiriendo que era un día sábado cuando estuvo comiendo y conviviendo con su amigo y colega Joel Vera.

Por cierto, ambos se conocían desde hace más de diez años, laboraban en el despacho legal de Vera Terrazas.

Mientras que el litigante hacía trasmisiones en vivo con Armando Linares López, sobre presuntos actos de corrupción, Toledo se paseaba por los pasillos en las oficinas, estando pendiente de cualquier orden de sus compañeros y jefes.

“Toledo tenía el pelo gris y un bigote fino que enmarcaba una sonrisa un poco chimuela cuando abría la boca. La vida le había castigado bastante. Aunque tenía 55 años parecía que pasaba de los 60”, escribió Almudena Barragán.

El licenciado Vera Terrazas platicó con la comunicadora sobre la vida de Toledo y le expresó que se habíanquedado fumando y hablando como no lo habían hecho desde hace mucho.

Charlaban de sus preocupaciones, de la familia, de los dos perros chihuahuas de Toledo y de las recientes amenazas que habían recibido en Monitor Michoacán.

“Hablamos de ser eternos aprendices de la vida”, señaló Vera Terrazas.

Don Rober, como le llamaban de manera respetuosa y cordial, recibió ocho impactos de bala en las puertas del despacho legal. Las cámaras de vigilancia detectaron el momento del desafortunado suceso.

Lo estaban esperando tres jóvenes, quienes le arrebataron la vida, para luego huir rápidamente de la escena del crimen. Toledo había ido a la tienda de la esquina a comprarse una golosina.  

Era la una de la tarde, el sol a plenitud, luego de los hechos llegaron los paramédicos, pero ya nada se pudo hacer.

“Querían matarme a mí y al que se les atravesara”, relató Joel Vera, subdirector del medio informativo Monitor Michoacán.

Inclusive los disparos de arma de fuego todavía se observaban en las puertas blindadas del edificio, ubicado en la calle Landa y Piña norte.

“Exhibir corrupciones de gobiernos corruptos, de funcionarios y políticos corruptos, llevó hoy a la muerte de uno de nuestros compañeros”, manifestó Armando Linares en su portal de noticias Monitor Michoacán, condenando enérgicamente ese suceso.

En una fotografía de Roberto Toledo se observa a una persona tranquila, de mirada pacífica, su rostro muestra paz, brevemente sonriente, su pelo gris y de tez morena.

Aparentemente la imagen corresponde a un restaurant rumbo a la ciudad de Morelia, antes de llegar a Charo. Ahí se encuentra él sentado, don Rober aparece con una camisa a cuadros y en el bolsillo su celular.

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