Samuel Gutiérrez González, entrenador y promotor del volibol

Zitácuaro, Mich.- Quizás fueron sus gritos o su capacidad como entrenador o tal vez ese coraje que lo caracteriza, Samuel Gutiérrez González logró desarrollar en el voleibol un semillero de deportistas. Generaciones y generaciones de voleibolistas peleaban un puesto o un lugar por pertenecer a la selección de Zitácuaro y que posteriormente los llevara a competir a otros estados. Deportistas que gracias a su buen desempeño en su educación formativa y al buen papel como voleibolistas, obtuvieron una beca en Universidades de otros estados.

Cualidades que tenían los deportistas en esta disciplina, Samuel se encargaba de desarrollar más sus aptitudes y forjaba los nuevos talentos. A tal grado que eran las 10 o 12 de la noche y la escuela primaria “Benito Juárez” tenía sus luces prendidas y adentro un grupo de deportistas, hombres y mujeres, que hacían sus mejores esfuerzos. Eran entrenamientos duros y agotadores, pero el objetivo fue estar bien preparados para que Zitácuaro obtuviera los primeros lugares, a tal grado que el reconocimiento fue muy amplio por los voleibolistas de otros estados.

Algunos voleibolistas lograron filtrarse a competencias nacionales, basado en el sistema de formación y entrenamiento de Samuel Gutiérrez, figuraron en los primeros planos hasta obtener varios primeros y segundos lugares. “No creas que me ayudaban mucho aquí en Zitácuaro, yo luego hasta ponía de mi bolsa”, expresó el entrenador zitacuarense.

En recientes meses fue homenajeado por la actual administración, que preside el munícipe Carlos Herrera Tello, dentro de dicho homenaje se le puso al auditorio el nombre de “Profr. Samuel Gutiérrez González”, por su aportación al voleibol zitacuarense.

PIDE SAMUEL QUE LE PAGUEN LO QUE LE DEBEN

“Que ojalá y que hubiera personas, no como yo, ni como ejemplos, que dieron algo por los muchachos. Que el Presidente Municipal (Carlos Herrera), cumpla lo que me prometió, de hacer algo por el voleibol en Zitácuaro. Yo le dije, ¡págame!, lo tenía yo a un lado, le dije ¡págame!, me dice, ¡si!, pues haz algo por el voleibol. Y no nada más por el voleibol, por el deporte en sí”, anotó.

“Nada más fueron 25 años de mi vida, fue la época de oro del voleibol de Zitácuaro. Dicen que nadie es indispensable, pero parece que sí. Sí era indispensable. Renuncié y se acabó el voleibol aquí en Zitácuaro. Las personas que se quedaron a la cabeza lo acabaron, “equis” personas, por que no vale la pena ni decir sus nombres”.

Recordó que en cada administración hacia un convenio con los presidentes municipales en turno, ya que la directora de la primaria “Benito Juárez” tenía el interés de hacer nuevas aulas, con el objetivo que el inmueble siguiera siendo la sede del volibol zitacuarense. “Yo me salgo, descuidan y comienzan a construir las aulas. Si te diste cuenta, en la cancha de la primaria construyeron aulas y con eso le dieron en la torre (al volibol)”.

“Mi idea del volibol fue porque  mi padre fue un deportista de primera (calidad), él te jugaba beisbol, futbol, basquetbol y volibol. Hace años él forma un equipo que se llamaba los “Madereros”, en aquel tiempo había 3 o 4 equipos e invitaban al Pentatlón. No se si te enteraste que un zitacuarense fundó el pentatlón, el Dr. Lauro Martínez. En su época a muchos chavos de Zitácuaro les dio la oportunidad de estudiar ahí. Se venía el Pentatlón a jugar a esta ciudad y de ahí yo veía jugar a mi papá de niño”.

“Pero la verdad no me gustaba el volibol, a mi apasionaba el futbol americano y el atletismo. Pero por azares del destino, que aunque terminé con un pie malo, me lastimé el pie izquierdo y me entró el gusanito del volibol. Como no podía yo desarrollar como voleibolista, me viene la idea de fundar el volibol, de entrenar a chavos y aparte brindarles la oportunidad de un estudio, de una beca, en escuelas de paga fuera de aquí, de Zitácuaro”.

“Fueron 25 años, 25 años de mi vida que se dice fácil, pero estaba mi familia, mis hijos, muchas veces por estar entrenando. Fue una vida, ¿cómo te diré?, yo estaba a las tres de la tarde entrenando en la unidad deportiva, a las 6 me iba a la “Benito” y salía diario, 11, 12 de la noche. Siempre tengo muchas personas que me lo agradecen, entre ellos están dos presidentes municipales (Juan Carlos Campos y Carlos Herrera Tello)”, indicó Gutiérrez González.

“Son cosas que tu das, yo de entrenar a los chavos, aparte de lo estricto que yo era con ellos, el pago que a mi me daban era calificaciones dentro de la escuela. Chavos que no trajeran promedio de 9, salían de la selección y en aquel tiempo era un semillero. Que todo mundo quería jugar volibol, por el interés y la disciplina”.

“Los papás lo agradecían, había chavitos de 13 y 14 años, que los papás iban por ellos a las 11, 11 y media de la noche. Nunca tuve problemas con padres de familia porque empecé a entrenar a chavos de 13, 14 y 15 años. Agarré a muchos chavos de la secundaria No. 1 y cada años nos llevábamos los estatales de calle, hasta los nacionales llegamos a ir con esos niños, que hoy ya son personas adultas”, expresó con satisfacción.

SU ACCIDENTE LE CAMBIO LA VIDA

“Hace 17 años tuve un accidente de carretera, donde pierdo parte de la cadera y pierna. He llevado más de 10 operaciones y dejé el volibol. Hasta hace como 7 años que me vinieron a ver compañeros, casi de mi edad, para que yo entrenara a sus hijos y me sacaban sus hijos en sillas de ruedas. Esa selección, la mayoría tiene 27 años, ya son profesionistas. Comienzo a entrenarlos y me llevo dos segundos lugares estatales con ellos y el tercer año no pude entrenarlos y los eliminaron porque ya no estuve con ellos”, señaló Samuel Gutiérrez.

-¿Fue difícil el impacto emocional?, luego del accidente. –“Pues sí, porque te cambia la vida, a mi cambió la vida, cambió mi matrimonio, cambió muchas cosas de mi existencia. Tanto que ya mejor prefieres ya descansar, a lo que yo he vivido, perdí un ojo. Ya ahorita me quitaron prótesis, fierros, implantes y todo. Pues ahí la llevamos todavía, pero sigo viviendo. 64 años bien vividos. Es la lucha para sobrevivir”, puntualizó el también director de una escuela primaria en el Estado de México, quien además recibió una medalla llamada “Manuel Altamirano” por sus 44 años de servicio.

SUS HIJOS

Alain y Omar, destacados deportistas del basquetbol, el primero de ellos estudió odontología y el segundo se encuentra en la Universidad Iberoamericana realizando sus estudios de ingeniería civil.

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