Politica en lo oscurito

Política en lo oscurito

El síndrome

Don Cedano, despatarrado sobre su enorme poltrona, mira fijamente al horizonte, su mirada perdida se empequeñece con “harta” nostalgia ante lo gris de la imagen que le da una pertinaz y contumaz lluvia que no ceja en mojar los campos frente así, y cae ruda y malvada con la inútil tarea de alimentar al ser humano y toda la vida que hay en la tierra, el hombre parece no la quiere y no la necesita, reniega y rehúye de ella, sabe Don Cedano que es la impronta más hermosa de la creación, es el género masculino procreando, penetrando a la mujer representada en la tierra, quizá se exceda un poco al mojar la ropa de las matronas desorientadas, quizá se exceda en meterle miedo al pequeño que su madre intenta por todos los medios retirarlo de su hacienda, eso no cambiará nada, la lluvia seguirá cayendo, para recreo de los poetas.

 Y Don Cedano es un poeta contumaz, que busca la palabra sutil de la nada, saca el verso donde no se espera más que eriales. Tiene el síndrome de los poetas muertos, de los poetas malditos, que su genio les dio para bien morir, y la muerte sonaba hermosa leída en sus letras, el síndrome es un grupo de síntomas, ja, y síntoma es una alteración del organismo, que manifiesta una enfermedad y determina su naturaleza, y la enfermedad se llama inspiración, esa que declara a las musas como las encargadas de insuflar las palabras precisas para hacer hermosa una creación nacida de la fealdad.

 Don Cedano desconoce la función de cada una de las musas, este se guía por Clío, la única que escuchaba en sus tiempos mozos, que, aunque era la musa de la historia, era la que le daba la gloria efímera y contenta a Don Cedano, quizá la seguía solo por el libro que trae en sus manos, a Don Cedano le son amables y buenas personas a aquellas que van por la vida con un libro abierto aportando palabras e ideas a su lector, después se enteraría de que existieron nueve musas y que todas ellas aportaban grandes conocimientos e inspiración a Don Cedano, pues ha producido en sus escritos alguno inspirado por ellas, aunque egoístamente muchos de estos escritos hablen de lo bueno que es Don Cedano, de lo poderoso que se convierte a sí mismo siendo héroe, del poder que sus palabras exponen, nadie le ha dicho lo contrario. Así que Don Cedano sigue pensando que efectivamente es muy bueno escribiendo, gracias a la ayuda de las musas.

 Les decía que cada una de ellas le aportaron algo, porque sus escritos así lo delatan, de Calíope salió aquella épica dedicada al Capitán que dirige sus naves al imperio Maya, el mismo día en que estos se retiran a otra dimensión. Esta épica y heroica historieta es realmente imaginativa, gracias Calíope, musa de la elocuencia, belleza, poesía épica y heroica.

Agradezco a Erató, que me ilustró en el amor, en aquella visión de la niña que crece rápido y rápido me abandona, desee que no creciera, sé que allá pequé de egoísta, todas las personas deben vivir sus experiencias, la niña creció, y creció y ve a Don Cedano como un personaje que la pretendió y que no fue, porqué el destino estaba fuera de su llamado, sin embargo, Erató, la amorosa, supo orientarme y dejar constancia de mi calor.

 Bueno, decía yo, que todas las musas me inspiraron, la que no lo ha hecho aún es Euterpe, musa de la música, aún no sé cuales son mis capacidades musicales, no las encuentro. Sé que no le he pedido ayuda en ello, ni flauta tengo. Más Melpómene sí que me ha ayudado, y más que Clío, porqué siendo la musa de la tragedia, mi vida ha tenido mucho de tragedia, más por hacerme la víctima, que por ser realmente eso, todos mis escritos llevan algo de tragedia, quizá se burla de este viejo, y bien merecido lo tengo, y no me importa, el cinismo y el ánimo jocanti son mis sinos, los prefiero, mi memoria y mi inteligencia tienen que ser probados cada cinco minutos.

 De Polimnia tengo poca inspiración, pero algo de ella ha salido de esta pluma, los cantos sagrados e himnos sacros, bien representados están en la loa a los dioses, no batallen en saber cuál de ellos, los dioses no tienen nombre, ni preferencia dogmática, son solo dioses, y les he escrito loas bastante aceptables, así quisiera yo me sean escritas una vez acaecido.

De Talía tengo más aportaciones, mis escritos aunque son tragedias, todos son escritos en comedia, debo abogar por la risa, algo de alegría debe de haber en buscarle el lado amable a la tragedia, después de todo las mascaras de risa y llanto van juntas, prefiero sí, el escrito mordaz y afilada, la critica inteligente, el doble sentido, la alegoría, lo mundano, ¡Vaya Talía!, no sabía de tu existencia, más que en el nombre de la mujer de Mottola, pero esa no me inspiraba lo mismo, me inspiró en mi adolescencia, pero de otra manera, ja…

 De Terpsícore no recuerdo algo, siendo la musa de la danza y de la poesía coral, no he logrado ni danzar, ni hacer que mi poesía sea cantada en coro, si acaso leída por mis siete lectores, que muchas veces ni la leen completa, ni la comprenden, ¿Será que uso muchas palabras domingueras? Puede ser, mi alter ego es Cervantes, que uso unas 23 mil palabras diferentes, y Don Cedano usa unas 300, casi llegándole al nivel de los reguetoneros, ¡Snif!, por ello, sabedor de que la lengua debe ser viva, y se muere cuando se pierden las palabras, si seguimos usando únicamente las letras de reguetonero, nuestra lengua será una lengua muerta dentro de poco, esperemos que nuestro gobierno no esté detrás de esta austeridad en las palabras, Don Cedano está convencido de que la lengua es rica, debemos ser ricos al menos en lenguaje, así que no o juzguen, léanlo, y aporten en sus trincheras una nueva palabra, bueno no nueva, sino que usen una palabra que no acostumbran para enriquecer su léxico, y también lo inspira.

 Urania, musa de la astronomía, poesía didáctica y las ciencias exactas, por su afán de hablar de la luna, del sol y de las estrellas, pero insiste Don Cedano en Clío, la que más conoce, la que más invoca, y la que más satisfacciones le ha dado, a ella le dedica sus triunfos. las demás tendrán que hacer su esfuerzo, porque hasta los nombres le son difíciles de recordar, ja, sí, ya sé, mi soberbia es mucha, pero yo le digo principios de pérdida de memoria.

 Les decía que el síndrome de Don Cedano es la locura, tienen los síntomas de esa enfermedad, o de algunas enfermedades, su locura es escribir, es cuestionar, es pensar, algo extraño en estos tiempos. Por ello es atacado por algunos, ignorado por otros y permitido por los que sienten que no tiene valor alguno su palabra, por ello, implora a sus musas, no solo a Clío, que le den imágenes, que le lancen ideas, para escribir las mejores poesías, los mejores relatos épicos, para que las mentes de los simples mortales sepan que hay algo más que TV novelas.

 Así que regresemos al uso de la memoria, cuando en su niñez, adoraba la lluvia, se le hacía natural y revitalizante, la lluvia era solaz, alegría, en sus tiempos mozos, cuando podía correr por los campos abiertos, libre y contento, cuando la lluvia era jolgorio corriendo tras un balón aún en contra de ella y sus estragos, la lluvia era la creadora de grandes toboganes que daban justo en alguna poza del río, o en alguna hondonada, la lluvia ere refresco a los calores de Julio, la lluvia era inspiración para armar platicas de aventuras y héroes, como el inefable Juan de Urdemalas, ese Juan era un loquillo.

Después, cuando tuve acceso a la literatura, supe que no era Juan, sino Pedro y que podría ser de Urdemalas o de Urdemales, y en su apellido llevaba su actuar Urde – males, venía de la tradición picaresca española, y vaya que era picaresco, recuerdo una de esas platicas, donde mi padre exagerando las acciones y abusando de nuestra ignorancia, mezcló la aventura de Pedro con un mito local. El mito local señala que existía una servilleta mágica que aparecía después de la media noche y si lograbas atraparla bajo tu sombrero, esta se convertía en oro, ahora me pongo a pensar en ¿Qué tipo de oro: monedas, lingotes, pepitas?

 No me importaba, me imaginaba oro en monedas, pero este Pedro de Urde – malas, abusando de sus perseguidores, les dijo que no lo mataran, que mejor tomaran el oro que había bajo su sombrero, mientras permanecía con la mano presionando sobre la tierra su sombrero, y los convenció y corrió raudo y presto antes de que se enteraran que lo único que había bajo el sombrero era boñiga, digo, decir caca es asqueroso, así un sombrero salvó la vida una vez más de Pedro.

 Era emocionante escuchar las aventuras que hoy se viven día a día en la política, cuentos como ese hay muchos, los políticos convierten el oro en mierda, pero esa es otra historia.

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