Editorial

Redes Sociales y su influencia en el comportamiento humano

-Influencia Social en el internet.

Por: Marina Vilchis Herrera.

Las redes sociales han revolucionado nuestro día a día. Muchos son quienes sin ellas no pueden entender el mundo o, sencillamente, comunicarse. Con ellas, los usuarios ganan poder gracias a que acceden a más información de forma rápida al tiempo que proporcionan capacidad de influencia sobre el comportamiento de otros.

Jessica Velázquez psicoterapeuta nos explica cómo ha cambiado la forma en la que nos relacionamos hoy en día lo bueno y lo malo de las redes sociales en un entorno social.

Velázquez explica, que son muchos los individuos que acuden a este tipo de plataformas para saber qué está pasando a su alrededor de forma sencilla, rápida y sin un excesivo esfuerzo. Han revolucionado nuestro entorno, la comunicación, la forma en la que se entienden las relaciones de la empresa con sus clientes, y un sinfín de aspectos de nuestro día a día cotidiano.

Las redes sociales acaparan la atención de empresarios, directivos e investigadores que se esfuerzan en entender la esencia de este fenómeno social para aprovecharlo en su favor y comprender los elementos claves que hacen de estas plataformas una de las mayores revoluciones del siglo XXI.

Son muchos los individuos que acuden a este tipo de plataformas para saber qué está pasando a su alrededor de forma sencilla, rápida y sin un excesivo esfuerzo.

Han revolucionado nuestro entorno, la comunicación, la forma en la que se entienden las relaciones de la empresa con sus clientes, y un sinfín de aspectos de nuestro día a día cotidiano.

Las redes sociales acaparan la atención de empresarios, directivos e investigadores que se esfuerzan en entender la esencia de este fenómeno social para aprovecharlo en su favor y comprender los elementos claves que hacen de estas plataformas una de las mayores revoluciones del siglo XXI.

Estos espacios digitales han proporcionado un espacio para expresar de manera libre sentimientos y opiniones acerca de políticos, empresas, instituciones, productos, marcas, etcétera.

Esas manifestaciones se ven potenciadas por el largo alcance las redes sociales, haciendo que las palabras de un solo individuo puedan convertirse en la voz de muchos otros que se sienten identificados con las opiniones de quienes se atreven a publicar primero.

El usuario de redes sociales se convierte, por tanto, en un generador y distribuidor de información, por lo que se convierte en el motor del alcance de dicha información a medidas impensables para los medios de comunicación tradicionales. Y más si vemos las cifras que las redes sociales manejan en relación a los flujos de información por minuto que por ellas transcurren.

Las relaciones que vinculan a los diferentes individuos de redes sociales nacen de la amistad, la familia o el trabajo, pero también del hecho de compartir un interés por un tema común, el amor o la admiración a una celebridad o el gusto por un producto, marca o empresa.

Los vínculos que surgen por este último motivo, hacen surgir los grupos con intereses comunes en los cuales todos los individuos se ven influidos de una forma u otra por el resto de su comunidad.

Este fenómeno ha sido estudiado por la ya citada teoría de la influencia social, que hace referencia al proceso por el que los individuos influyen sobre los pensamientos, sentimientos y acciones de los demás.

Esta influencia se soporta principalmente en dos mecanismos que son la des individualización y la conformidad. En el primero de ellos, el individuo pierde en ocasiones su propia individualidad para integrarse en el grupo y sus normas. En el segundo, la presión social real o percibida del propio grupo alinea la conducta o las opiniones con las que tiene el grupo.

Estos dos mecanismos que planteamos por tanto, hacen que las ideas, comportamientos u opiniones de un individuo se amolden a los de su grupo social. Este hecho se acentúa en el contexto de las redes sociales pues el grupo de interés común del que forma parte el individuo tiene un tamaño mayor y las opiniones se difunden de manera sencilla y masiva con tan solo un clic, lo que hace aumentar el efecto de los mecanismos citados.

Los miembros que se integran en las redes sociales, forman así parte de una comunidad virtual en la que desarrollan su identidad, lo mismo que ocurre en el mundo físico (los hipsters, los geeks, los raperos, los skaters, los gamers….). Dicha identidad social es un estado emocional que fomenta la lealtad y los comportamientos grupales.

Estos comportamientos deben estar guiados por una serie de normas de grupo que son un conjunto de principios adoptados que los usuarios voluntariamente aceptan, pues son coherentes tanto con los objetivos de la comunidad y con sus propios motivos individuales (Postmes et al. 2000). Cuando los miembros de la comunidad los aceptan y los siguen, sus vínculos con el grupo se fortalecen (Blanchard, 2008) haciendo que los comportamientos que se producen en el grupo se “contagien” de unos miembros a otros como si fuese un virus.

Las comunidades virtuales se han convertido en un punto de encuentro entre usuarios, marcas, empresas e instituciones. La inmediatez, la facilidad de uso y la gran cantidad de dispositivos móviles a nuestro alcance hacen que nuestra vida diaria esté rodeada de tecnología digital. Los mensajes y las noticias se contagian a gran velocidad lo que incrementa la influencia de los emisores de la información.

Si bien es cierto que en algunas redes como Twitter o Instagram, un usuario puede seguir a otro sin permiso del primero (si el perfil es público), lo cierto es que existe una cierta convención social que hace que los usuarios se sigan mutuamente como un acto de cortesía.

Por esto, la influencia social aumenta cuando los mensajes de los individuos con más poder en las redes se difunden, ya que tienen un elevado capital social procedente de sus millones de seguidores, pero también aumenta porque el propio usuario influyente sigue a otros muchos miembros de la comunidad virtual, de manera que refuerza las relaciones en el grupo.

La aparición de las redes sociales ha creado infinitas posibilidades de intercambio de información. La creación de comunidades virtuales permite a los usuarios sentirse miembros de un grupo en el que se ven reconocidos y cuyos lazos se fortalecen, ya que las normas de grupo y la presión social hacen que los usuarios más influyentes sean aceptados como líderes de opinión, por lo que sus opiniones calan hondo en la comunidad y se viralizan de forma inmediata.

Sin embargo, esta nueva vida social también entraña peligros que deben ser evaluados y controlados dentro de la libertad y las garantías que ofrece internet. El uso y la creación de perfiles anónimos con fines descalificativos (y muchas veces delictivos) distorsiona y trastoca a las comunidades, que muchas veces se ven forzadas a adoptar una determinada postura aunque el tema les sea ajeno.

Asimismo, el creciente uso de las redes sociales y su integración en todos los ámbitos de la vida cotidiana hace que algunos sectores de la población, especialmente los jóvenes, dejen de lado otras actividades formativas, culturales o de ocio igualmente interesantes, ya que los usuarios españoles declaran pasar más de cinco horas semanales en WhatsApp, o más de 3 en Facebook.

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