SINOPSIS POLITICA 06/10/2018

                                       MORENA SE CONDENA A SEGUIR EL DESTINO DEL PRD

Con la salvedad que ha logrado la presidencia de la república (lo que el PRD intentó cinco veces), morena se está auto condenado a seguir el mismo destino del “Sol Azteca”: el extermino.

De ninguna manera me asumo profeta, pero no resulta complicado pronosticar que México regresará al bipartidismo. De hecho, en esencia no se ha salido de él; pues, tanto el PRD, como MORENA, se han creado con priistas desleales o renegados. El mismo AMLO fue líder estatal del tricolor en su tierra natal (Tabasco) y posteriormente presidente nacional del PRD.

Pero especialmente el fracaso de MORENA será consecuencia de su incongruencia o simulación ideológica, entre otros factores que iremos “desmenuzando” a continuación.

MORENA se autodefine como un partido de izquierda, que simula con actitudes paternalista, propias del rancio PRI, ayudar a las clases desamparadas, pero al mismo tiempo concede más poder, protección e impunidad a quienes se han enriquecido explotando precisamente a la clase trabajadora, como Napoleón Gómez Urrutia y la maestra Elba Esther Gordillo Morales. El primero, es el claro ejemplo (igual que Romero Dechamps), de cómo en nuestro país un obrero puede convertirse en uno de los ciudadanos más acaudalados de Latinoamérica (porque para ser líder sindical se debe ser trabajador de ese gremio, un asalariado, integrante de la base trabajadora, contario a la parte patronal).

Pero ese nivel de riqueza material no lo puede conseguir cualquier obrero, sólo los más corruptos y explotadores. La maestra Elba Esther y su familia son otro ejemplo del aprovechamiento gremial, corrupción excesiva e impunidad. Pero hoy ambos personajes son glorificados por un partido de izquierda, que debería condenar la explotación en todas sus formas. Estos son nada más dos, de muchos ejemplos de la incongruencia, que más tarde desgastará la imagen de MORENA y sus gobiernos, si no se actúa con prudencia, pues existen más personajes siniestros que contaminarán un movimiento que despertó esperanzas y generó expectativas extraordinarias de una verdadera transformación en la forma de ejercer el poder popular.

TODAVIA NO ASUME LA TITULARIDAD DE LA PRESIDENCIA Y HA COMENZADO EL DETERIORO

   Aclaro, para quienes pretendan endilgarme etiquetas, no soy anti morenista, mucho menos detractor compulsivo de AMLO; al contrario, comparto la idea de que se hacía necesaria, y urgente, una sacudida al régimen priista, que mejor por la vía electoral y pacífica, resultando tal vez López Obrador el menos nocivo; pero pernicioso al fin, en tanto no demuestre lo contrario. Pues en materia política, la carga de la prueba debe asumirla el gobernante. Aquí no tiene cabida la presunción de inocencia, pues la castidad no es inherente jamás al hombre público.

Aunque no se acepte, AMLO es un hombre del sistema y usado por el sistema para disminuir el nivel de presión social, que estaba a punto de explotar. Y para evitar que el hartazgo estallara, le prestaron un sexenio la presidencia de la república, igual que la PAN se la facilitaron durante 12 años, por ser un partido de mayor tradición y solidez doctrinaria.

Diversas serán la causas y circunstancias que afectarán negativamente la imagen de MORENA. En la actualidad, todavía AMLO no asume la titularidad del poder ejecutivo de la nación y el desgaste ha comenzado. Primero fue la incorporación a su círculo cercano de colaboradores y promotores de personajes con antecedentes y trayectorias indecorosas, pero con mucha capacidad financiera, proyectando la idea de que eso es lo que realmente podría interesarles o ser la prioridad para los dueños de MORENA…además del poder político.

Una de las primeras críticas a las propuestas de “austeridad republicana” de López Obrador, quien reiteradamente ha prometido que él y sus funcionarios se auto suprimirán los privilegios, con los que “la mafia del poder” ha lucrado en materia de salud, despilfarrando gran parte del presupuesto en frivolidades, que incluyen cirugías estéticas para novias y amantes de funcionarios; por lo que, con el gobierno de la esperanza y la honestidad valiente los servidores públicos y sus familias acudirán a atenderse al seguro popular, IMSS e ISSSTE, “para que vean lo que se siente”.

Pero el pasado 21 se septiembre el hijo menor del presidente electo se lastimó jugando en un parque, por lo que fue canalizado a un hospital particular, el Medica Sur. Esta acción, que al hijo de López Obrador se le atendiera en un hospital privado y no en el Seguro Popular, IMSS o ISSSTE, generó críticas hacia el presidente electo, pero también comentarios a favor.

Sin embargo, lo que mayor polémica desató, es la asistencia de Andrés Manuel a la ostentosa boda de su más cercano colaborador, Cesar Yañez. Donde los paladines de la “austeridad republicana” degustaron langosta, espárragos y otros banquetes, que los millones de desamparados que confiaron en AMLO jamás verán en sus mesas.

Es verdad que la boda es un evento de la vida privada de sus protagonistas y que Cesar Yañez todavía no es funcionario, lo que significa que no hubo inversión de recursos públicos en dicho evento social; pero también es del dominio público que se trata del colaborador más cercano del futuro presidente de México…y a partir de ese conocimiento popular, es ya uno de los personajes más influyentes del país, con quien empresarios, proveedores y muchos “especuladores” intentarán quedar bien, en busca de “privilegios” y contratos. Y no resultaría extraño que esos integrantes de “la mafia del poder”, que tanto López Obrador criticó, hayan contribuido financiando dicha boda o congraciarse con la pareja obsequiándoles costosos regalos.

                                               LA RIDICULA RESPUESTA DE UN ESTADISTA

Ante la andanada de críticas, nuestro futuro mandatario nacional respondió: “No me casé yo, yo fui invitado y cada quien es responsable de sus actos…” Esta respuesta me hizo recordar las ocurrencias “simpáticas” de Vicente Fox cuando era candidato, que incluso por chuscas nos provocaban una sonrisa; pero que una vez al frente del poder público, otorgado por los electores, nos avergonzaba casi siempre que salía con sus chocarrerías, sobre todo en el extranjero, causando pena ajena por ridículo.

En el caso de López Obrador, es de todos sabido que no es él quien se casó, que sólo fue un invitado, por lo que está de más aclararlo, pues no estamos idiotas para no entenderlo. También es obvio que sus adversarios estarán buscando errores para cuestionarlo, por eso no debe incurrir en errores, ni dar motivos a la crítica infamatoria. Además, no sólo sus adversarios estarán vigilando y reprochando su desempeño, sino todo ciudadanos observador que no esté de acuerdo en los equívocos que cometa o cuando se aparte de los postulados que lo llevaron a convertirse en el presidente de México.

Ahora bien, el asunto de la boda refleja la esencia “Fifí” de algunos de sus colaboradores y la posible inclinación de AMLO a esa tendencia, que tanto criticó.

Defensores del mandatario electo insisten en intentar desviar la atención ciudadana hacia el futuro presidente, argumentando que debería criticarse y exigir a Peña Nieto, como causante de todas las desgracias del pueblo de México. Olvidan que los mexicanos no sólo han cuestionado al todavía gobierno en funciones, también se le juzgó y condenó, y gracias a esa desaprobación popular López arrasó el primero de julio, adjudicándose la presidencia de la república.

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