SINOPSIS POLÍTICA 1138

SE REACTIVA LA MAQUINARIA PRIISTA

En reciente colaboración pronosticamos que el PRI se encontraba muy distante del exterminio político. Que remontar del tercer lugar, en el que lo ubican las preferencias ciudadanas, que encabezan AMLO y Morena, seguidos de cerca por el PAN, era sólo cuestión de reactivar la poderosa maquinaria tricolor.

El Revolucionario Institucional es un partido político inteligentemente diseñado, con una vasta y poderosa estructura, integrada por todos los sectores sociales, donde nada, ni nadie, quedó excluido. Esa es su fortaleza, su amplia y diversa base social, aceitada con la experimentada ingeniería electoral y su efectivo centro de estudios de estrategias y tácticas políticas.

En esa columna también se afirmó que el lastre que más daña y ofende a los mexicanos, es la corrupción e impunidad, además de la pobreza, desempleo e inseguridad. Razón por la cual bastaría que el gobierno federal detuviera a los ex gobernadores ladrones de su partido, ex funcionarios y servidores públicos corrompidos, ex presidentes municipales y alcaldes deshonestos, para hacer que su partido (PRI) entrara de nueva cuenta a la competencia electoral.

Y si a dicha osadía se suman soluciones a necesidades elementales, como anunciar reducción al precio de los combustibles (gasolina, diésel y gas LP), pero además hacer realidad dicho reajuste, aunque fuese en lo que se supera la jornada comicial del 2018, el PRI entraría de manera competitiva a la disputa por la primera magistratura de la nación, tan dilapidada y denigrada por el actual mandatario.

Insisto, el PRI sólo requiere simular combatir la corrupción e impunidad y engañar nuevamente a los electores con promesas estratégicas bien estructuradas y mejor dichas, para volverse electoralmente competitivo. No interesa si se pacta la detención, rendición o auto entrega de los delincuentes prófugos, procesados, denunciados y sospechosos; lo importante, es que el teatro que se monte sea creíble para los espectadores.

Pero si el gobierno federal demuestra su voluntad (hasta hoy utópica), por castigar vicios y corregir conductas, aplicando la ley de manera estricta e inflexible, sancionando con castigos inclementes a los políticos ladrones, sobre todo a los de su partido, arrebatándoles el patrimonio público que han robado, así como el dinero producto de negociaciones delictivas y convierte en realidad la promesa de justicia social para todos los mexicanos o, al menos cumplir los pactos de bajar el precio de la gasolina, energía eléctrica, gas LP, más y mejores oportunidades de empleo, seguridad pública para todos, hasta podría el Revolucionario Institucional seguir conservando la presidencia de la república. Aunque las acciones señaladas no se realicen por convicción, sino por así convenir a sus particulares intereses y personales ambiciones políticas. Al final lo que importa son los resultados.

La aprehensión, hace unos días, del presunto narco gobernador (priista) Tomás Yarrigtón Ruvalcaba, en Europa; y la reciente detención del sujeto que mejor personifica la perversidad, corrupción, cinismo y vileza que caracteriza a muchos ex y mandatarios priistas en funciones (donde quiera hemos padecido a un Duarte, ni Zitácuaro fue ajeno a este tipo de especímenes), no sólo alienta la posibilidad de que, al menos por estrategia electorera, ahora si se persiga y encarcele a los delincuentes que han saqueado y ultrajado a sus gobernandos y representados… También concede elementos a los priistas para la defensa de su partido y de paso, en el caso de Javier Duarte, hasta a AMLO estrían pasando a perjudicar.

Apalear a López Obrador es significativo para los adversarios de la izquierda, ya que el líder de MORENA encabeza las preferencias ciudadanas; pero letal resulta la denostación, cuando es fundada. Con lo que se estarían matando tres pájaros con un sólo tiro: Se lanza un mensaje de combate a la corrupción e impunidad, que ayudaría a inhibir conductas saqueadoras de los presentes mandatarios, se mejora la imagen del presidente de la república y de su partido, y de paso se damnifica a AMLO.

TIEMBLA MORENA NUEVAMENTE

El PRI ha demostrado que puede sobrevivir, a pesar de su presidente de la república; caso contrario sucede en MORENA, donde sin AMLO dicho partido no existiría. Esa es la fortaleza del tricolor y la más grande fragilidad de la izquierda, representada por López Obrador, quien al mismo tiempo es, en sí mismo, su peor enemigo y el más duro obstáculo para erradicar al PRI de Los Pinos e impedir también el retorno de la derecha. Por ello, la manera más sencilla de acabar con la amenaza que representa MORENA, es eliminando (políticamente) a AMLO. Esa sería la estrategia del gobierno y su partido; y, aun sabiéndolo, López Obrador les proporciona elementos de sobra para que se le aniquile.

No obstante calificarse así mismo como la “honestidad valiente”, abundan elementos que nublan y siembran dudas respecto a la pulcritud del líder izquierdista. Desde que fue jefe de gobierno en el DF, su mandato se vio empañado por un episodio vergonzoso que, para muchos, ha quedado en el olvido, cuando sus colaboradores más cercanos utilizaron su gobierno y su nombre para extorsionar a empresarios vividores, como el argentino Carlos Ahumada. Ilícitos que quedaron en absoluta impunidad y sólo su tesorero fue a dar a la cárcel; pero no por esos ilícitos, sino porque tenía el hábito de gastar en Las Vegas millones de pesos de los defeños.

En esta tercera ocasión que AMLO pretende ser mandatario de la nación, dos veces se ha cimbrado su reputación y ha temblado su partido; la primera, fue cuando se enganchó en un pleito de dimes y diretes con el gobernador de Veracruz, Miguel Ángel Yunes, por intentar AMLO defender a multi cuestionado (de corrupto y criminal), Javier Duarte de Ochoa; y el panista, Yunes Linares, le contestara que lo defendía porque MORENA había recibido dinero del ex gobernador priista.

Pero desde antes se había hecho evidente la actitud tendenciosa de AMLO a favor de Javier Duarte de Ochoa. Hay información periodística que delata que en 2016, a López Obrador se le veía más interesado en condenar la alianza PAN-PRD al gobierno de Veracruz, que en señalar las corruptelas del entonces gobernador tricolor, que dejó a los veracruzanos sumidos en la peor crisis económica y de seguridad de su historia. Incluso, se especuló de una posible alianza entre López y Duarte, para que MORENA quitara sufragios a partidos opositores y favoreciera al PRI.

Hace un año, también en Veracruz, en clara defensa a Duarte, Andrés Manuel afirmó que “el jefe de jefes de la mafia del poder”, Carlos Salinas de Gortari, estaba atrás de una campaña en contra del entonces gobernador de Veracruz, para favorecer al candidato del PAN.

Pero hoy, que Javier Duarte de Ochoa ha sido detenido, una especie de pánico se apoderó del más aclamado político de la actualidad, haciéndole incurrir en sandeces propias de novatos, que nada tienen que ver con un estadista. Exhibiendo que de poco le han servido tantos años en la práctica política, pues carece del temple que generosa regala la experiencia y la lucha constante contra poderosos contrincantes.

AMLO, sin que hubiese necesidad de hacerlo, se apresuró a hablar; pero para divulgar incoherencias, calificando de “chivo expiatorio” al responsable de la muerte de niños, periodistas y cientos de veracruzanos, a quien situó con (dicha declaración) al nivel de una inocente víctima del corrompido sistema político mexicano. Para quien, inclusive, ya había prometido el perdón, de llegar a la presidencia de la república y para todos los de su calaña, con tal de que se sumaran al proyecto de MORENA.

Después intentaría justificarse, sólo para hundirse más en el descrédito, al tratar de probar algo de lo que nadie aún lo acusaba, como pretendiendo curarse en salud. El posible futuro presidente de México, en un video, difundido en redes sociales, anticipó que el exgobernador de Veracruz dirá que financió a MORENA y pidió a sus seguidores no preocuparse, pues su escudo es la “honestidad”. Aquí cabe lo que reza el popular dicho: “explicación no pedida, culpabilidad manifiesta”.

Pero mientras AMLO incurría en sus típicos exabruptos, algunos de sus seguidores emprendían una intensa campaña para minimizar el trabajo del gobierno federal y agencias internacionales para dar con el paradero y lograr la aprehensión de Duarte de Ochoa, argumentando que se trata de un acto electorero, “una respuesta desesperada del PRIAN”, “una argucia electoral de la mafia del poder”, etcétera.

Aunque Javier Duarte es integrante de esa “ejemplar generación de nuevos priistas”, que tanto aduló Peña Nieto y colocó como prototipo a seguir, para algunos sectores de la población su encarcelamiento representa la posibilidad de un combate efectivo a la impunidad (cuando se tiene voluntad), así como la esperanza de que ahora sí el gobierno federal rectifique (si se quiere hasta por interés electorero) y se aplique en la aprehensión de los corruptos.

Pero, cualquiera que sea la causa, razón o interés que instó al gobierno a actuar contra estos dos prófugos, se están otorgando argumentos para el discurso a los aspirantes priistas y elementos a la militancia para la defensa de su partido. Pero sobre todo, motiva a los intimidados simpatizantes a salir de sus zonas de miedo, en las que han sido sumergido por las huestes de AMLO que, como jaurías, se lanzan contra todo y contra todos a la menor provocación; y si es al revés, que alguien se atreva a cuestionar a la izquierda morenista o a sus dueños, entonces todo será atribuido a un complot y se acusará de pertenecer a la mafia del poder, ser lacayos de Peña Nieto, vendidos, traidores, y otra retahíla de calificativos serán esgrimidos por los demócratas, regeneradores de la nación y defensores de las libertades, sobre todo de expresión, pero sólo cuando esta favorece a sus mezquinos intereses.

Sin embargo, aunque se descubriera puntualmente la complicidad de AMLO con Javier Duarte, nada negativo sucederá para el líder de MORENA, en nada le perjudicará, pues la impunidad también a él lo cobija.

Los partidos de izquierda se han degradado tanto que, son capaces de convertir en dirigente regional a un estafador, abusador de viudas, dispuesto a establecer alianzas electorales y de todo tipo con jefes mafiosos, como los Abarca y otros, aquí en lo corto. Los partidos de izquierda pueden también, sin remordimiento de conciencia, transformar en diputado a un criminal, como Julio César Godoy Toscano; ser críticos y tener de líder estatal a un aviador de la SEE y hasta solapar alianzas devastadoras, como la de Duarte y AMLO; pero no pasará nada, son sociedades que incluso algunos aplauden.

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