Sinopsis Política

SINOPSIS POLÍTICA

SINOPSIS POLÍTICA
Por: J. Salatiel Arroyo Zamora
¿QUIÉN REALMENTE MANDA EN NUESTRO PAÍS?
Uno de los medios de comunicación más longevos y serios de México (El Universal), evidenció por enésima ocasión como los “poderes fácticos” dominan amplias regiones de la república mexicana, generando terror en la población e imponiendo su “autoridad”, incluso sobre los gobiernos locales legalmente instituidos, que han tenido que salir huyendo de sus respectivas jurisdicciones, ante la indiferencia y complacencia de otros niveles de gobierno, cuyas prioridades son mantenerse en el poder, engañando a la población, haciéndoles creer con la retórica que “primero” están ellos. Pero en la realidad, consienten que sean avasallados y masacrados por sus aliados de facto.
El Universal difundió a través de un video como el municipio de Chinicuila, Michoacán, en los límites con el estado de Colima, las autoridades han tenido que huir para salvar la vida, hostigados por grupos delincuenciales. El inmueble que albergaba al ayuntamiento se encuentra abandonado, sin la presencia del presidente municipal, sindico, regidores, funcionarios públicos, ni policías. Nadie acude a la presidencia de dicho municipio, ni siquiera los pobladores o contribuyentes. Los que no han escapado a otras ciudades, se encuentran refugiados en sus domicilios. El poblado esta desolado, abandonado e indefensos los habitantes que ahí permanecen.
Esa cruenta realidad que fustiga al pueblo de Chinicuila, no es un caso aislado, ni mucho menos, los patrones son innumerables y en todo el territorio nacional. Por citar otro ejemplo, en el vecino estado de Guerrero, a un adolescente de 16 años le amputaron sus dedos por negarse a ser reclutado como distribuidor de droga. “Me pusieron una tabla y les pegaron a mis dedos con un machete. También me pegaron con una tabla en la espalda, después me subieron a un carro y me dejaron en un puente”, explicó el menor a un reportero que colabora con el periodista Ciro Gómez Leyva.
Debido a la agresión, los padres del joven decidieron cambiar de domicilio, pero fueron hostigados y amenazados de muerte, por lo que tuvieron que huir y refugiarse en la ciudad de Tijuana. Abandonando todo, incluido el trabajo de albañil de su padre, con tal de conservar la vida.
Frente a ese acoso mortal, de las organizaciones delictivas en contra de la población, en la mayor parte del territorio nacional, el ciudadano común se pregunta: ¿Quién realmente manda en nuestro país? ¿Ante quien se debe acudir para encontrar la protección de la ley, a través de su aplicación, si no gratuita, al menos efectiva, pronta y expedita? ¿Con la maña? Ante el evidente fracaso del estado.
ZITÁCUARO EJEMPLO DE ESA DESCOMPOSICIÓN
Ese cáncer de la descomposición de valores en la sociedad, muchas veces inyectado en el virus de la distribución y consumo de drogas cada vez más adictivas, es también la causa de la mayoría de los conflictos sociales. Como sucedió recientemente en Zitácuaro, donde el corrompido hábito del sicariato ha permeado y los jóvenes de mentes débiles no quieren parecerse ya a Benito Juárez, ni a Emiliano Zapata, Pancho Villa, Morelos, Melchor Ocampo, ni pretenden trascender como Albert Einstein, Carlos Darwin, imitar a Gandhi o apegar sus conductas a las frases de Pepe Mujica (ex presidente de Uruguay), mucho menos someter su vida a los ordenamientos Bíblicos.
Hoy los jóvenes, incluso niños y viejos, se inspiran en otros personajes, como el Chapo Guzmán y se dejan manipular por historietas retorcidas y de influjo negativo para el sano desarrollo intelectual y espiritual de los jóvenes, como “El Chema”, “Rosario Tijeras” y una andanada de programas televisivos que poco o nada aportan a la formación de los niños, jóvenes, y hasta viejos ridículos.
Ese influjo pernicioso de las adicciones, de sentirse o creerse capo del narcotráfico o sicario, se ha infiltrado inclusive en las comunidades indígenas, que se habían resistido a dichas degradaciones humanas, refugiándose en sus usos y costumbres, creando grupos de autoprotección para resistir los embates de las organizaciones delictivas, en la actualidad apoyándose en la figura de autogobierno. Sin embargo, la mencionada descomposición ética y moral dificultará se concreten esos proyectos. Es decir, será difícil llevar a la realización los planes del autogobierno, no imposible.
Una muestra de lo que enfrentarán los gobiernos autónomos en los pueblos originarios, se suscitó a principios de la semana, en Macho de Agua, localidad perteneciente a la tenencia de Crescencio Morales (municipio de Zitácuaro), cuando una mujer, presuntamente privada de la libertad, era agredida por su pareja, quién se hacía acompañar de un grupo de hombres armados.
Familiares de la ofendida solicitaron ayuda a la policía municipal de Zitácuaro, pero cuando los elementos policiacos atendían el llamado de auxilio, fueron recibidos -según la versión oficial inicial- a balazos, posteriormente se les despojó de dos patrullas que fueron incineradas y los uniformados agredidos con piedras, machetes y palos, resultando seis de ellos lesionados.
Por tratarse de una localidad donde se han dado diferencias y enfrentamientos entre organizaciones sociales antagónicas, y ante la ausencia de información oficial oportuna, en un inicio la confusión respecto al origen del conflicto hizo creer que se trataba de un episodio más de pugna entre el grupo que se ha visto avalados por la determinación del IEM a favor del autogobierno y quienes están en contra de tal disposición.
Pero no fue así, el zafarrancho, agresión contra los policías y destrucción del patrimonio municipal se suscitó por la comisión de otros delitos del fuero común, que los elementos policiacos pretendían impedir, además de requerir a los infractores. Pero los familiares de los agresores se coludieron con estos para atacar a los servidores públicos, que acudían a prestar auxilio a la víctima de presunto secuestro o privación de la libertad, además -según la denuncia recibida- estaba siendo violentada en su integridad física.
PRETENDEN RESOLVER INCOMPETENCIA COMETIENDO INJUSTICIAS
Resulta claro que los mexicanos nos encontramos en estado de indefensión ante los ataques de las organizaciones delictivas (institucionales y toleradas) y que el presidente de la república experimenta una especial predilección por ellas, incluso sobre el “pueblo bueno y sabio”, que en el discurso ama, pero que en los hechos consiente que sea masacrado.
Esa difícil realidad que se padece en el país ha obligado a la autoprotección y formación de grupos de autodefensas, que la mayoría de veces también son infiltrados. Por ello, ahora se está acudiendo a la figura de autogobierno en las comunidades indígenas, ante la ausencia de confianza en las autoridades de los tres niveles de gobierno, que en algunas regiones del país han cedido el control y dominio a los grupos criminales.
En el caso de Zitácuaro, la inseguridad continúa, lo mismo que las ejecuciones. No se percibe avance en materia de pacificación o contención de la violencia, mientras los directivos policiacos se distraen acompañando en sus giras al presidente municipal, buscando los reflectores y alimentando su egolatría, que luego descargan con actos de prepotencia en contra de los Bomberos y amenazas a periodistas. En lugar en enfocar esas “ansias” o “fortaleza de carácter” en contra de los mañosos que asolan el municipio o al menos evitando los asesinatos, asaltos y robos, que trabajen en crear las condiciones de seguridad que permitan al ciudadano vivir tranquilo y a los emprendedores la certeza para invertir.
Que dejen los jefes policiacos de Zitácuaro de ofender al personal bajo su mando. La eficacia en el trabajo se demuestra con resultados, no con agresiones a los de menor cargo, eso es cobardía. Más cuando se dirigen de manera insultante a una mujer.
Ha trascendido que, en el caso de las agresiones por pobladores de Macho de Agua a los elementos policiacos, el Director o Secretario de Seguridad Pública Municipal culpa a una coordinadora o supervisora de la policía, a la que retiró del cargo (se especula que para dar dicho espacio a un incondicional). Aun cuando la mujer policía tiene cerca de 30 años de servicio, ha sido reconocida como policía del mes y su hoja de servicio permanece intachable. Ojalá esa ofensa no sea causa de un problema con el movimiento feminista.
Pero lo que, si se necesita con urgencia, es una evaluación estricta al desempeño del funcionario, porque las deficiencias son evidentes, así como la falta de resultados positivos a favor de la población. Tal vez sea momento de cambios.

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